Hay libros que llegan a tus manos por casualidad. Has leído la sinopsis, te ha atraído, y decides leer pensando que puede estar entretenido, poco más. Pero de repente, al sumergirte en sus páginas, descubres que sus habitantes son fascinantes. Encuentras unos protagonistas que te atrapan con un magnetismo que no puedes explicar. Lo que les acontece te engancha. No puedes dejar de leer, provocando que el tiempo que tienes para las tareas del hogar lo emplees en mantener la nariz metida en ese libro, y tu pareja te recrimina que no hagas tu parte “por estar con el librito”, pero estás tan imbuido en la historia que no te das cuenta de que te están echando la bronca. Pero la culpa no es tuya, la culpa es de un señor llamado Chris Whitaker, que ha tejido una trama tan magnética, y ha creado a unos personajes tan tiernos y emotivos, que no puedes abandonarlos, a pesar de saber que cuando llegues, demasiado pronto, al inminente final, los echarás de menos, y lamentarás que solo vivan en esas páginas. Esto me ocurre en muy contadas ocasiones, pero cuando ocurre, es algo mágico, y te alegras que después de leer cientos de libros a lo largo de tu vida, aún puedas experimentar esta sensación.
Pero, perdón, creo que he empezado por el final… Primero vamos a presentar al autor de esta novela. Chis Whitaker es un antiguo broker londinense que confiesa haber descubierto la escritura como terapia para rehabilitarse de la drogodependencia. No sé cómo sería como agente financiero, no muy bueno porque cuenta que llegó a arruinarse, pero como escritor es todo un descubrimiento. Con “Empezamos por el final” Ha conseguido el CWA Gold Dagger Award, uno de los premios más reputados que se entregan a las novelas del género criminal. Ha captado la atención de Disney +, que adaptará la novela a formato serie, y no me extraña, porque este libro engancha desde la primera página, trayéndome a la memoria series del mismo corte y tan buenas como “Mare of Easttown” o “American Rust”. Nos llega al corazón con uno de los personajes principales, el jefe de policía de Cape Haven, un pequeño pueblo costero de California. Un pobre hombre anclado al pasado que se niega a aceptar el paso del tiempo, deseando que los amigos de la infancia sigan siendo los mismos de siempre, negándose a comprender que los hechos pretéritos cambian a las personas. Hechos tan dramáticos como el que llevó a su más íntimo amigo a permanecer en prisión durante treinta años. A la vez que la otra protagonista de la acción, Duchess Day Radley, una niña de trece años, que se autodenomina como “forajida”, y que por circunstancias de la vida se ve obligada a abandonar su niñez demasiado pronto, haciéndose cargo de su hermano Robin, de cinco años, con el que ejerce más de madre que de hermana mayor, ya que su madre, Star, es incapaz de cuidar de sí misma, mucho menos de sus hijos. Walk intenta cuidar tanto de los niños como de la madre de ambos. Los motivos del jefe de policía de ayudar a esta singular familia es por la necesidad de saldar la deuda moral de su amigo Vincent, que fue condenado por matar accidentalmente a la hermana de Star. Pero este ya ha cumplido su condena, y todos deberán afrontar el problema que supondrá su regreso. Heridas del pasado que no han llegado a cicatrizar.
La novela consta de dos hilos narrativos, uno protagonizado por Walt, el otro por Duchess, que se entrelazan y complementan, logrando un gran trabajo narrativo que enriquece la historia. La que vemos a través de los ojos de un jefe de policía enfermo, y que teme dar a conocer su enfermedad y perder tanto el control de su vida, como el ilusorio status quo de los que lo rodean, sin querer comprender que ninguno de ellos volverá a ser lo que fueron. El otro lo vemos a través de los ojos de la niña, que descubre antes de lo que debería, que el mundo es un lugar cruel, y que si naces en el sitio equivocado, lo tienes muy difícil para no perder la esperanza y confiar en alguien. Una niña de trece años con carácter, un personaje con carisma, que a pesar de su comportamiento, la entendemos y queremos, porque o es una chica dura, o el mundo la acabará engullendo, y no puede permitírselo porque entonces quién cuidaría de su hermanito.
Con un ritmo frenético que no decae en ningún momento, la historia entrelaza a la perfección todos sus arcos narrativos, creando una trama redonda, que nos dejará sin aliento hasta su final. Devoraremos sus cuatrocientas páginas sin apenas darnos cuenta, y cuando lleguemos a su desenlace, nos quedaremos con esa sensación de vacío que provoca la despedida de unos personajes que nos han llegado al corazón. Una historia que en un principio nos parece una novela policíaca más, pero a medida que avanzamos descubrimos una historia repleta de humanidad, sentimientos y emoción, y que recordarás por mucho tiempo.