Puede que a la gran mayoría el nombre del suizo Friedrich Dürrenmatt no les diga mucho, tal vez si este autor polifacético fuese americano o británico, sería más reconocido. Pero este escritor, dramaturgo y pintor, se ha ganado el derecho a estar entre los grandes del género como Dashiell Hammett, Reymond Chandler o Patricia Highsmith, por nombrar los ejemplos más señeros dentro del género.
Friedrich comenzó como dramaturgo, escribiendo teatro, y demostró su otro talento ilustrando sus escritos o realizando esbozos para algunas de sus obras. Le llega el éxito cuando lo contratan para escribir novelas radiofónicas para emisoras de habla alemana, así como relatos policíacos que empiezan a aparecer en un periódico suizo.
Las obras que lo consagran en la novela negra son “El juez y el verdugo” y la continuación de esta, “La sospecha”, ambas publicadas en 1952. Teniendo antes ya varias en su haber, llegó a publicar tanto novelas como obras de teatro hasta 1988, dos años antes de fallecer. Ya siendo un autor de renombre laureado en multitud de ocasiones.
“Justicia” fue una de sus últimas novelas, publicada en 1985. En ella nos narraba como un consejero cantonal ordena a su chófer que pare el coche cuando pasa frente a un restaurante, donde está cenando el profesor Winter, un conocido humanista. Sin mediar palabra, saca un revolver de su bolsillo, y dispara a Winter, el cual muere en el acto. Dejando al resto de comensales anonadados, entre los que se encuentra el jefe de policía de la ciudad, sale tranquilamente y montándose de nuevo en su coche, continua su camino. Siendo detenido unas horas más tarde mientras disfruta de un concierto. Condenado a veinte años, este culto, riquísimo y maquiavélico jugador de billar, contrata a un joven abogado para que revise su caso a partir de la hipótesis de que él no es el culpable.
Siendo tan obvio el caso, con innumerables testigos, entre los que se encuentra el mismísimo jefe de la policía, vamos avanzando en la historia, confiados de que nada nos puede sorprender. Pero Friedrich no es uno de los mejores autores noir por casualidad, ya que cuando lleguemos al desenlace de la historia, nos descubriremos fascinados por el talento del escritor y el giro final.
Con una premisa tan interesante, se suma el gancho de que toda la novela está narrada por el joven abogado que se ha vuelto un hombre sin esperanzas, atormentado; una sombra de lo que fue, cuyo encargo le ha llevado a plantearse toda su existencia y la profesión que eligió en la candidez de la juventud, en la que creía que defendería la verdad y la justicia. Narra el relato a modo de confesión. Un informe dirigido al fiscal general, en el que cuenta su intención de acabar con quien lo contrató, y luego quitarse la vida. Una crónica que el destinatario leerá de la mano póstuma de su autor.
Esta novela es el ejemplo perfecto del mensaje que quería transmitir Dürrenmatt a través de su obra. Esa línea imaginaria que separa la dualidad entre bien y mal no es más que eso, imaginaria; que no todo es blanco o negro, que los matices grises son los que gobiernan las vidas de las personas. Que jueces y verdugos pueden cambiar los roles sin ni tan siquiera ser conscientes de ello los propios implicados.
Este libro tiene el regusto de los auténticos clásicos. No puedes evitar imaginarte toda la trama como si se estuviese proyectando en una pantalla, en un sugerente blanco y negro, a medida que te adentras en ella. Su narrativa nos introduce totalmente en la historia, creando un vínculo íntimo con unos personajes muy elaborados.
Todo ello, Tusquets lo ha sabido plasmar en una edición en rústica, dando ese cariz de clásico, perfectamente adornado con la ilustración del argentino Martín Tognola. Esta editorial nos brinda poder disfrutar de la reedición, aparte de “Justicia”, de “El juez y el verdugo”, “La sospecha”, “Griego busca griega”, “El encargo”, y su obra teatral “La visita de la vieja dama”. Una oportunidad de oro para descubrir, o redescubrir, a este grande entre los grandes, un pionero de la novela negra moderna.