Murakami, el eterno candidato al Nobel, ofrece a sus incondicionales seguidores una serie de ocho relatos de juventud, ambientados en su época universitaria y recopilados bajo el título de Primera persona del singular.
Quien conozca la obra del autor nipón se acercará a estos relatos ávido de encontrar su adn literario en cada una de sus páginas. A fin de cuentas el género del relato es el más permisivo con la forma de narrar del autor de 1Q84; esa fantasía cercana a la realidad que induce al lector a dudar sobre si los personajes realmente ven y pasan por las circunstancias narradas o estas son fruto de su imaginación. Todas sus grandes obras, incluida la última novela La muerte del comendador, gozan de esa realidad turbulenta disfrazada de sueños que imprime a todo lo que toca.
De los ocho relatos, tres son los que podemos destacar con esas características. Flor y nata es seguramente el que más gustará a sus incondicionales. Un joven recibe la invitación de una compañera para asistir a un concierto en el cual ella participará. Al llegar al lugar del acto, este aparece cerrado y abandonado. Tras el esfuerzo, el joven desanimado, se sentará un banco cercano donde un anciano le inducirá a pensar sobre matemáticas desbordadas. En Confesiones de un mono de Shinagawa la sorpresa está en el hecho de que sea un mono quien atienda los baños de un hostal sencillo de la localidad japonesa que da nombre al relato. Más sorprendente será aún lo que el mono es que capaz de hacer con el nombre de las mujeres que ama, lo cual confesará tomándose unas cervezas con el joven que escribe años después la narración. Charlie Parker plays Bossa Nova culmina la triada de relatos especiales de esta colección. Un joven reseña para el diario de su universidad un disco inexistente e inventado por él, lo cual le gana por igual el respeto y la crítica de quienes conocen su infamia. Años después en EEUU encuentra en una tienda de discos el LP que él inventó, pero le parece muy caro y lo deja pasar.
De los demás relatos solo se salva Carnaval por ser una obra que aborda la forma en cómo gestionamos la apariencia de los demás y lo ponemos en la escala de valores nuestra. El protagonista conoce a «la mujer más fea que ha visto en su vida», la cual, por sorpresa, es una persona con un carisma especial, culta, vivaz y con una pasión por la música clásica semejante a él. Es tan fea que incluso la esposa del personaje le permite que trate libremente con ella, llamándola tu querida. Al final esa escala de valores propia en contraste con la realidad de la mujer fea le obligará al hombre a preguntarse cuánto vale él mismo.
El resto de relatos son útiles para una biografía de Murakami, y no molestará leerlos a ningún fiel seguidor suyo. Su valor literario sin embargo es cuestionable. No obstante el mero hecho de tener esos tres relatos impecables hace consecuente la adquisición de esta obra para todos aquellos que disfrutan leyendo al genio japonés.