Como viene siendo habitual por estos lares, empiezo de nuevo agradeciendo a Minotauro la maravillosa colección “Biblioteca de autor”. Yo en particular por esta recopilación de novelas del gran autor de ciencia ficción Philip K. Dick. Puede que me repita, ya que afortunadamente llevo varias reseñas de novelas de este escritor, y para mí es un verdadero placer, ya que con cada una de ellas sigo disfrutando de este maestro del género, descubriendo siempre algo nuevo en sus libros.
Con “Nuestros amigos de Frolik 8” parece que reitera una vez más en los temas que amalgaman y componen sus historias. Es decir, esas constantes que aparecían en sus historias, pero ahí es donde demostraba maestría este escritor, que en manos de otros parecerían ya manidos, aquí se renuevan en un nuevo giro de tuerca. Mientras que en otras de sus novelas nos muestra que es alguien de relativa importancia dentro de la sociedad la que reacciona y se rebela contra el sistema, en esta novela es un hombre corriente, que solo intenta permanecer en el anonimato, y continuar con su discreta vida, acompañado de su insulsa esposa, y su hijo. Son las circunstancias ajenas a él lo que le impulsan a romper con su statu quo.
A mediados del siglo XXII, algunos individuos han mutado desarrollando una gran inteligencia o poderes como la telepatía y la precognición que les ha permitido gobernar al resto de la humanidad, a los llamados “subhombres”. Nick, un humilde padre de familia, confía en que su hijo pase las pruebas para demostrar que está capacitado para entrar en el Servicio Civil, y formar parte del estatus superior, pero al no superar dichas pruebas se verá frustrado y sin esperanzas. Cuando conoce y enamora de una joven subversiva, seguidora del revolucionario Provoni, decidirá seguirla y abandonar a su familia y vida anterior. Provoni, hace años, emprendió un peligroso viaje al espacio exterior en busca de una raza extraterrestre que le pudiera ayudar a combatir a los nuevos hombres, y así acabar con el autoritarismo que ejercen sobre el resto de la humanidad. Ahora anuncia su regreso inminente, comunicando que viene acompañado de un habitante del lejano planeta Frolik 8, el cual le ayudará a establecer un nuevo orden mundial.
Esta novela está considerada como una obra menor, con lo que no estoy de acuerdo. Creo que tuvo la mala fortuna de publicarse entre obras de mayor calibre como “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, “Ubik” o “Fluyan mis lágrimas, dijo el policía”. Es normal que pasara más inadvertida, pero que lo que se denomina “obra menor” de Philip K. Dick, sería una obra importante de otro autor.
Este libro fue escrito y publicado en 1970, etapa en la que Philip K. Dick aun explotaba temas como la lucha del hombre contra un sistema autoritario y corrupto. El retrato de un Gobierno impersonal que anula al individuo, en la caza de aquel subversivo que opina de forma contraria a lo establecido por el poder. Lo que viene a ser algo no tan de ciencia ficción, trayéndonos a la memoria tiempos pretéritos —hoy día sigue habiendo países que lo tienen muy vigente, por desgracia— que aunque a él no le tocó directamente al nacer y vivir en Estados Unidos, recordemos la fiebre anticomunista que sufrió su país. A pesar de ir introduciendo ya elementos filosóficos y religiosos, resultan en esta novela aun sutiles, no de forma tan dominante como en los últimos trabajos que realizó al final de su vida. Como también ocurre con la introducción en la trama de fármacos y drogas psicotrópicas.
Es por ello por lo que resulta una novela más fácil de leer y asimilar. Teniendo acción, y una trama que resulta sencilla en comparación con otras obras que resultan más complicadas a la hora de llegar al lector que no esté familiarizado con el autor.
Una lectura que gustará al aficionado al género, sea o no seguidor del genial escritor, de lectura rápida e ideal para disfrutar del relax mientras esperamos la llegada inminente del otoño, que nos entretendrá y sobre todo, nos hará pensar.