Américo Vespucio, que legó su nombre al Nuevo Mundo, no participó sin embargo en su descubrimiento, ni tampoco pretendió jamás bautizarlo.
Entonces, ¿por qué lleva su nombre el continente y no el de Colón? Y es que lo decisivo de un hecho es el conocimiento que tenemos del mismo, y por eso, como señala Zweig, quien «lo narra o lo explica puede resultar más importante para la posteridad que quien lo llevó a cabo».
Celebramos la tercera edición de «Américo Vespucio. Relato de un error histórico», de Stefan Zweig.