EL PAÍS ESCONDIDO de Martín Abrisketa

LA NOVELA

El país escondido cuenta la historia de Maggie, una niña muy tímida que vive en su mundo, protegida por una fantasía desbordante que entre otras cosas le hace creer que todo lo que dibuja se hace realidad. Es una suerte que vea la vida así, ya que su historia es triste: su madre la abandonó cuando era bebé y se ha criado con su abuelo, con el que se siente feliz en su castillo, en una casita diminuta.
Pero el abuelo se está olvidando de quién es, padece demencia senil, y las asistentes sociales del ayuntamiento quieren separarlos, enviarlos a cada uno a un centro. Maggie no puede permitirlo, el abuelo es todo lo que tiene, y decide ir en busca de su madre, pues es la única que puede evitar que los separen. Ya no cree que sea una sirena, como le contaba el abuelo de pequeña; una sirena que tuvo que regresar al mar porque no podía respirar fuera del agua. Ha encontrado droga en una caja que le pertenecía y, desesperada, se lanza a las calles de su ciudad, el Bilbao de plomo de los años ochenta, con el propósito de dar con algún drogadicto que la conozca y la conduzca a ella.
Afortunadamente, no está sola ante el peligro: la acompaña su abuelo, que disfruta de esa búsqueda por los bajos fondos de una ciudad llena de barricadas como si fuera una aventura fabulosa. También la ayudarán un vecino de su edad, tan inocente como ella, y un fantasma que vive en la pared de su dormitorio, con el que comparte todos sus secretos. Juntos intentarán salvar su mundo, un mundo lleno de magia, del que sin embargo deberá escapar para volver a ser feliz.

EL ORIGEN DE LA NOVELA

El personaje de Maggie, la protagonista, está basado en una niña real que padece un trastorno psicológico originado por la falta de afecto que sufrió en el orfanato donde pasó su primer año de vida. Aunque no recuerda nada de aquel entonces, pues era demasiado pequeña, aquella herida hoy le provoca ansiedad, ataques de pánico, fiebres, dificultad para relacionarse y una necesidad desmedida de cariño que no es capaz de saciar nunca.
Al igual que esa niña real, Maggie vive encerrada en su mundo, apenas tiene relación con sus compañeras de clase y se comunica fundamentalmente con amigos invisibles.

LOS PERSONAJES

MAGGIE:
Maggie es una niña de doce años con una sensibilidad y una fantasía extraordinarias, desarrolladas sin duda por su aislamiento. Cree tener poderes sobrenaturales. Dos fundamentalmente. El primero es que se cree capaz de subir el mercurio de los termómetros para evitar ir a clase y permanecer así todo el tiempo posible abrazada a su abuelo. Y el segundo es que dibuja milagros: piensa que sus deseos se hacen realidad si los pinta con sus rotuladores mágicos.
EL ABUELO:
El abuelo lo es todo para Maggie. La protege, le ha ocultado la verdad sobre su madre y le ha dado siempre todo su cariño. Sin embargo, la demencia senil merma sus facultades y, además de provocar que los servicios sociales hayan decidido separarlos, le hace decir cosas que le duelen a la niña. A veces la insulta. Luego llora cuando se da cuenta. Aunque su locura también provoca situaciones hilarantes que dan un contrapunto de humor al drama que supone su enfermedad. Para evitar que empeore, Maggie lo obliga a realizar ejercicios de matemáticas y le dibuja pensamientos coherentes en la frente. Intenta ayudarlo mientras busca a su madre.
EL VECINO:
El vecino del piso de arriba es un niño tan inocente como Maggie, “más tonto que un zapato”, en su opinión, con el que en principio no quiere relacionarse, como con el resto de la gente. Pero un día los ayuda a escapar de un enfrentamiento entre policía y manifestantes en el que se ven sorprendidos, y a partir de ese instante Maggie le deja entrar en su universo poco a poco. El vecino se convierte así en su primer amigo de carne y hueso.
EL FANTASMA:
La soledad de Maggie le ha hecho buscar amigos invisibles desde pequeñita. Primero fue Mika, una niña hecha de aire con la que bailaba. Y luego “el fantasma”. Lo que inicialmente era una mancha en la pared con forma de cara, acaba convertida, gracias a los rotuladores mágicos, en un confidente. Maggie le pedirá consejo, le hablará de sus problemas y le contará todo aquello que no puede decir a nadie, hasta que es el propio fantasma quien, en un momento dado, sorpresivamente, comienza a confesarse.

EL BILBAO DE MAGGIE

En este Bilbao gris de los años ochenta, donde “llueve ceniza” y se suceden “las noticias tristes”, vive Maggie con su abuelo. Pero esa realidad cruel está matizada por la fantasía, que transforma las calles de la ciudad, dominadas por la violencia, la crisis industrial y la droga, en un lugar maravilloso, lleno de color, árboles parlantes y barcos en los que navegar con el abuelo, que asegura que fue pirata de joven.
La imaginación y la ternura de la niña ponen de manifiesto el absurdo del mundo de los adultos, donde los prejuicios y el odio condicionan la vida y suponen una amenaza constante para la inocencia.

LAS ILUSTRACIONES DE MAGGIE

La novela de Martín Abrisketa está salpicada de ilustraciones en color. Son los milagros de Maggie, los deseos que pretende hacer realidad con sus rotuladores mágicos. Por eso dibuja su casa como un castillo, para que las asistentes sociales no puedan entrar a separarlos, o pinta un barco muy importante para el abuelo; un barco en el que le sucedió algo durante la Guerra Civil. Quiere que recuerde, que conserve la memoria, que no olvide quién es, para que siga siendo su pirata.
Estos dibujos repletos de color son obra de Isabel Holgueras, una mujer con síndrome de Down, que, al igual que Maggie, se comunica mejor dibujando que con palabras. Tras la lectura de la primera novela de Abrisketa, La lengua de los secretos, Mercedes, la hermana de Isabel, envió una carta al escritor en la que le contaba lo que había sentido al leer su libro. La carta iba acompañada por el dibujo de una preciosa mariposa realizada por Isabel. Esa carta y esa mariposa fueron el otro detonante de una obra que habla de la sensibilidad y la diferencia. La propia Mercedes Holgueras cuenta en el epílogo, al que se enlaza a través de un código QR al final de la novela, la relación que se entabló entre el escritor y su hermana para crear los dibujos de Maggie; un estrecho vínculo que permitió a Martín Abrisketa dar sentido a su personaje y a la manera especial en que percibe todo lo que le rodea.

 

MARTÍN ABRISKETA
(Bilbao, 1967) es periodista, guionista y reportero gráfico. En 2015 dio el salto a la literatura con la exitosa La lengua de los secretos, una novela que contaba las aventuras de un niño travieso, su propio padre, que vivió la Guerra Civil española como si se tratara de un juego. Además del éxito comercial, recibió el elogio unánime de la crítica. En esta su segunda novela, El país escondido, el autor profundiza en la fantasía de esa mirada infantil, fijándola esta vez en los años de plomo del País Vasco. Una novela especial, tierna y potente al mismo tiempo.