La biografía que supero a las mejores novelas en Francia. “Freud: En su tiempo y en el nuestro” de Elisabeth Roudinesco fue la obra ganadora del Premio de los Premios (Prix Décembre, Prix de Prix) en Francia, el galardón que corona la mejor novela de entre las premiadas del año.
¿Cómo pudo vencer una biografía hasta a la novela ganadora del Goncourt?
Dos son las razones. La primera es que Freud es indudablemente un gran personaje. Difícil crear en la ficción a un protagonista de su peso e incluso su calado literario. Veinte volúmenes, trescientos artículos, veinte mil cartas delatan su protagonismo. La segunda es el tono de esta obra. Aunque es una obra crítica, se aleja del tono ensayístico o meramente biográfico, para sumirnos en un ambiente cuasi novelesco. La autora no aburre contando el entorno primigenio del padre del psicoanálisis, al contrario nos atrae y envuelve como si no supiéramos nada de Freud y le fuéramos descubriendo en cada página. Ese formato magistral es la clave de esta obra que engancha desde el principio y anticipa muchas horas de buena y profunda lectura.
Destacamos ahora algunos aspectos más de esta biografía según su introducción:
Freud dedicó la vida escribir, y si bien alguna que otra vez destruyó documentos de trabajo y cartas para complicar la tarea es un biógrafos futuros, se entregó cuenta mañana pasó a la huella, la arqueología y la memoria, que lo perdido no es nada en comparación con lo conservado.
Cada momento de la vida de Freud ha sido objeto de decenas de comentarios cada línea de su obra se interpretado de numerosas maneras. Freud está presente en todas las formas de expresión y de relato. Por tanto nos cuesta mucho saber quién era verdaderamente. El exceso de comentarios, fantasías, leyendas y rumores ha terminado por distorsionar lo que fue el destino paradójico de este pensador de su tiempo y del nuestro.
Como buena historiadora Roudinesco consigue no solamente contar los hechos sino explicar por qué sucedieron. Así nos lleva de la mano a la génesis de sus escritos, la revolución simbólica que le tuvo por un iniciador en los albores de la Belle Epoque, los tormentos pesimistas de los años locos y los momentos dolorosos de la destrucción de sus iniciativas por los regímenes dictatoriales. También aborda como contrapunto la vida de algunos de sus pacientes que llevaron una “vida paralela” sin relación con la exposición de su “caso”.
Lo que Freud creyó descubrir no era, en el fondo, sino el fruto de la sociedad, del entorno familiar y la situación política cuya significación el interpretaba magistralmente para presentarla como una producción del inconsciente.
He aquí al hombre y la obra inmerso el tiempo de la historia, la larga duración de una narración donde se mezclan pequeños y grandes acontecimientos, vida privada y vida pública, locura, amor y amistades, diálogos de largo aliento, agotamiento y melancolía, tragedias de la muerte la guerra y, para terminar, exilio hacia el reino de un futuro siempre incierto y siempre por reinventar.