En lo profundo del bosque, de Valentina Giambanco (ed. Pàmies, 2015) en un thriller trepidante, en el que la protagonista se enfrenta a un complejo caso, un puzle de múltiples piezas sueltas que tendrá que ir encajando bajo la amenaza constante de un asesino al acecho.
Valentina Giambanco nació en Italia, pero lleva más de 25 años viviendo en Londres. Trabajó de librera antes de entrar en la industria del cine, donde empezó como montadora, y desde entonces ha trabajado en multitud de producciones, tanto americanas como británicas, desde pequeños proyectos independientes hasta grandes películas de Hollywood.
Trece Días, su primera novela, generó una expectación grandísima en el mercado editorial: sus derechos fueron vendidos a una decena de países, en algunos casos con subastas astronómicas. En esta ocasión vuelve con una trama potente, narrada con un ritmo frenético y con los correspondientes giros que nos mantienen en constante tensión.
La protagonista de En lo profundo del bosque es la detective Alice Madison, licenciada en Psicología y Criminología por la Universidad de Chicago, quien lleva poco tiempo trabajando en la brigada de Homicidios de la policía de Seattle. Con un expediente impecable, al poco de su incorporación vivió un episodio trágico que no parece haberle traumatizado ni dejado secuelas, por lo menos exteriormente. Episodio narrado en la anterior novela de la autora.
Con acierto y en pocas páginas la narración nos sitúa en el momento actual de los protagonistas, un recordatorio para los que hayan leído la novela anterior y una forma de seguir la trama sin ningún tipo de problemas para los que se acerquen por primera vez. Descubriremos las complejas ramificaciones de un caso que se remonta a veinticinco años antes cuando tres niños fueron raptados y dos volvieron con vida.
Alice Madison tiene una deuda pendiente con el enigmático John Cameron, que se encuentra encarcelado por el presunto asesinato de cinco criminales, y con el abogado de este, Nathan Quinn. Una deuda que nadie puede compensarles, aunque todo volverá a dar un giro cuando aparezcan los restos del tercer niño hermano pequeño de Quinn, yMadison tiene que unir, de pista en pista, del presente al pasado, las piezas que conformarán la solución final del crimen. Pero un sádico asesino la acechará según avance la investigación y ella se verá en la disyuntiva de cruzar los límites de la ley.
Comienza así una carrera contrarreloj en la que pasado y presente se dan la mano, una carrera para detener a un cruel asesino que va dejando un siniestro rastro de sangre.