David Monteagudo vuelve por sus fueros de ficción realista cercana a la fantasía con “Invasión”. Después de su cambio de editorial (Acantilado era demasiado seria al parecer) es ahora Candaya quien confía en este gallego que todavía tiene mucho recorrido dentro de su propio género.
Sin duda alguna “Fin” fue el gran éxito de David Monteagudo, coleccionando decenas de miles de lectores hipnotizados por su argumento real y fantástico a partes iguales. Tras su paso por los relatos y el hombre lobo de “Brañaganda” recibimos anhelantes su nueva “Invasión”.
Garcia es un hombre cualquiera con un trabajo cualquiera (trabaja en una aseguradora) con una vida normal en la mediana edad. Es decir, problemas conyugales, pocos amigos, trabajo aburrido.
Todo parece circunvalar la mediocridad hasta que tomando una cerveza en la terraza de un bar es testigo de un acontecimiento sumamente extraño. Al parecer es el único que lo percibe. aunque es notorio y no pasaría desapercibido. Ese acontecimiento se va repitiendo con asiduidad cada vez mayor lo cual le lleva a comentarlo con un compañero de trabajo. La visita al psiquiatra es obligada y el tratamiento también. Sin embargo el acontecimiento cada vez es más abundante ocupando todos los ámbitos de su vida.
García no tiene nombre. Al menos su autor no nos lo dice. Sabiendo que ese es el apellido más común en nuestro país Monteagudo nos sitúa a todos sus lectores como alter ego de Garcia. Su protagonista somos todos. Nos involucra y nos advierte de que ese “acontecimiento” u otro semejante puede acaecernos a todos nosotros. ¿Cómo actuaríamos? ¿Son las decisiones de García las adecuadas? ¿Qué haríamos en su pellejo?
Con maestría el escritor afincado en Cataluña resuelve la trama con un final redondo. A decir verdad es el único posible. Aquellos que criticaron la conclusión demasiado abierta de “Fin” hallarán un corolario perfecto en “Invasión”.
Esta novela corta contiene ecos de El Quijote y de Murakami. De hecho creo que si su estilo fuera algo más impersonal todavía, estaríamos ante el sucesor del eterno candidato al Nobel japonés.
Si les gustó “Fin” o no les gustó por su final tienen aquí la obra perfecta para reconciliarse con la lectura fantástica a un paso sólo de la realidad.
Por último agradecemos a Candaya que haya confiado en Monteagudo para seguir publicando sus sueños y pesadillas.