La verdad y otras mentiras, de Sascha Arango (ed. Seix Barral, 2014) es una original novela con un peculiar protagonista, un maestro de la mentira que maneja el mundo que le rodea a su antojo, incluido a un lector que sospechará en todo momento de la información que le llega de este inquietante personaje.

El autor, Sascha Arango, de padre colombiano, nació en Berlín en 1969. Es uno de los guionistas más importantes de su país, especialmente conocido por su trabajo en la serie de televisión de culto Tatort, en su edición de Kiel. El personaje central de la serie, el comisario Borowski, es todo un referente en Alemania. La verdad y otras mentiras es su debut literario y ha conseguido el aplauso unánime de la crítica y los lectores, se han vendido los derechos a más de veinte país y se ha cerrado también la venta de los derechos cinematográficos.

Y es que estamos ante una novela que nos ofrece una trama diferente, sorprendente, algo que siempre es de agradecer. El protagonista es Henry Hayden un hombre que a sus 42 años vive subido en la ola del éxito, siendo un reconocido y cotizado escritor de fama internacional. Henry tiene una mujer con la que lleva casado más de una década y también una amante, la editora responsable de su éxito, con la que mantiene una relación clandestina que sufrirá un sobresalto cuando ella se quede embarazada.

La inesperada situación provoca que Henry decida contarle la verdad a su mujer en un acto de liberación en el que deje ser un canalla infame. Pero todo se truncará de forma inesperada, al mismo tiempo que iremos descubriendo que nada es lo que parece y que la vida del protagonista está construida sobre una gran farsa, cuyas raíces se hunden en su pasado.

Con giros sorprendentes que irán sacudiendo al lector, vamos asistiendo a los esfuerzos de Henry por hacer cuadrar su verdad, que no es otra cosa que una gran mentira. La novela se mueve entre el enredo y el género policíaco, con un humor negro que irá envolviendo una trama de la que poco más puedo contar sin estropear la lectura.

Entre mentiras, sospechas, secretos y revelaciones vamos conociendo el carácter de un personaje cuyo mayor talento “consistía en apropiarse de lo mejor de los demás, un hábito que le permitía granjearse elogios y obtener todo tipo de privilegios. La conciencia nace del respeto, pero él no conocía ni lo uno ni lo otro” y cuyas “esporádicas muestras de bondad, no eran más que breves interrupciones de su maldad”. Un personaje que encarna lo peor de la naturaleza humana y un símbolo también de la sociedad enferma en la que vivimos.

En conjunto la novela es sólido, tanto por las peculiaridades del heterodoxo protagonista, como por los giros de la trama, lo novedoso del argumento y el humor negro con el que el autor nos acerca a los enredos en los que se verá envuelto este personaje siniestro. En mi opinión, solo queda la pega de un final apresurado, en el que el autor se podría haber esmerado algo más. Y como conclusión, reafirmar que la mentira esclaviza y solo la verdad libera, aunque las apariencias puedan engañarnos y parezcan mostrar lo contrario…