La vida era eso es la obra que ha ganado el Premio Nadal de Novela 2014, una novela que comenzando con una muerte muestra cómo la protagonista aprende a vivir de nuevo y cómo ese aprendizaje pasa por incorporar a la vida eso que ha dolido, esa pérdida.
La historia de Giuliana la comenzamos tras el golpe de la muerte de su marido enfermo de cáncer. Con dos hijas a su cargo halla en las redes sociales el conducto para expresar su dolor y “transitar por el duelo”. La autora pese al tono gris que aparenta la narración opina que “es optimista con la vida, porque se trata de personajes que están aprendiendo a sobrevivir y al final consiguen vivir”. De hecho Giulina “usa las redes sociales como una herramienta para vivir en un mundo virtual, en el que ella se siente más cerca de los que están lejos”.
Ampliando el punto de vista de su protagonista Carmen Amoraga apunta que “vivimos en general solo reaccionando ante tragedias de mayor o menor grado”, toda vez que ha resaltado que “solo escribe historias de gente corriente que protagoniza heroicidades corrientes que al final acaban siendo extraordinarias, como la de sobrevivir”, por lo que dice que ‘La vida era eso’ “no es una novela triste sino fuerte”.
Navegando cerca del dramatismo excesivo afirma que “no tenía miedo de caer en el melodrama” ya que el propio personaje de Giuliana “lo ha evitado”, porque “es muy duro, muy antipático, y muy asocial, pero con mucho sentido del humor, y una persona así te da una distancia que a ella le evita caer en el melodrama y por eso yo tampoco he caído al escribir su vida”.
Preguntada por su definición de ‘La vida era eso’ nos cuenta que “es una novela de ficción, no un libro de autoayuda, aunque dice que “parte de la base de que leer ayuda”. “Yo he leído libros que me han ayudado a entender, o me han entretenido, y eso ya es una ayuda considerable, o me han hecho reflexionar y plantearte cosas te ayuda a crecer como persona”.
Una obra íntima sobre como las diferentes fases del dolor van siendo asumidas, sobre cómo la vida se abre paso por el abrupto camino de la tragedia para florecer de nuevo aunque sea con el apoyo de las denotadas, a veces, redes sociales.
Me encanta cómo Amoraga trata el tema de las redes sociales. Soy usuaria y es cierto que expresamos muchos más sentimientos cuando escribimos. Vi una entrevista en la que la escritora habla sobre esto aqui: https://olelibros.es/premio-nadal-2014-carmen-amoraga-escribo-una-y-otra-vez-la-novela-de-las-personas-corrientes-que-viven-hechos-extraordinarios-la-vida-era-eso/
La vida me puso en la misma situación que Giuliana, con mínimas diferencias, tenía 50 años cuando falleció mi esposo, soy argentina, madre de 3 hijos adolescentes o entrando en la adolescencia, con una carrera profesional que me garantiza tener un trabajo estable y que me gusta pero que “perdió el gusto” a partir de su partida. Se fue un 27 de setiembre (algunos meses después) del mismo año que Will.
Aquella mujer que ha pasado por esta situación puede entender a Giuliana, no me gusta Facebook, no lo tengo y no me interesa tenerlo pero sí tengo amigos/as con quienes pude llorar y expresar mis sentimientos como ella lo hace en face. Cuando no se tiene un hombro en quien llorar es entendible que facebook sea ese hombro virtual que se necesita.
Es una noveda “tan real”, “tan creíble”, uno se identifica con las sensaciones, los miedos, las vivencias, los dolores.
Recomiendo este libro a aquellas mujeres que estan transitando un duelo, nos hace entender y ver que algunas cosas que incluso no estamos seguras de que esten bien en este libro lo plantea como un proceso normal.
Me gustó mucho, me hizo llorar mucho y ya lo estoy volviendo a releer. Te felicito Carmen por entendernos tan bien.