Si hubieran sido 365 en lugar de 398 las citas aquí extraídas para su estudio y comentario tendríamos un año completo, con aplicación diaria, de unas enseñanzas que, a buen seguro, nos ayudan a transitar por el proceloso, difícil y complejo mundo de la realidad. Pero los compiladores, los profesores Jiménez, Morillas y Morillo –acaso a sabiendas de las tribulaciones que nos acosan en la vida cotidiana-han querido ser generosos aumentando el discurso didáctico.
Desde luego, nunca resulta en vano la preceptiva a la que nos invitan como reparación racional; por ejemplo: “La ira es una breve locura” (Horacio) “Encontrar un tonto propicia” tal como nos recuerda Séneca, a sabiendas de que cualquiera de nosotros, aún tan alejados del tiempo de su autor, podría sacarle provecho social para determinadas utilidades. Por último, algo tan aparentemente obvio como “Vive sin olvidarte de la Muerte, el tiempo huye, esto que digo ya es pasado” Nos lo recuerda Persio, a fin de que no sea la propia Muerte la que nos anuncie, sin tiempo ya de que disponer, de su llegada.
Tal como se nos indica en la oportuna presentación, en el libro se recogen “expresiones consagradas como refranes y frases hechas o, simplemente, como manifestaciones del sentido común del ser humano, todas ellas extraídas del corpus de los autores latinos de sátiras -esta característica deliberada sí encierra cada una de estas a modo de admoniciones- tales como Ennio, Lucilio, Varrón, Horacio, Séneca, Persio y Juvenal”
Un corpus digno de atención no ya por su sabiduría implícita, por su realismo vigente y útil o, sencillamente, por su oportunidad como guía de uso para transeúntes despistados, sino, también, como ejercicios de inteligencia que el lector apreciará. A mayores, y como refrendo del magnífico trabajo académico aquí desarrollado, “la lectura de las citas de cada autor va precedida de una introducción al mismo con algunos testimonios autobiográficos, una sinopsis de su vida y obra, especialmente la satírica, y un comentario sobre su huella en la literatura occidental.
Se trata, en efecto, de una obra de consulta, pero no estaría de más, creo, la recomendación de no tenerle alejado de nuestra mano; en cualquier momento podríamos necesitar de su discreta ayuda, y a buen seguro que no nos defraudará al tiempo que, en más de una ocasión, también nos ayudará a sonreír.