Una escalera hacia el cielo, de John Boyne

Siempre he oído que a un libro hay que darle cincuenta páginas de margen para ver si te engancha o lo deshechas. Yo pienso que no hay que soportar tantas páginas de suplicio para ver si realmente el autor solo nos tortura en ese fragmento para luego deleitarnos hasta el final. Ya desde el primer renglón debemos saber si el estilo nos gusta, y en los primeros párrafos, adivinar si realmente nos va a interesar lo que tiene que contarnos.

Con la nueva novela de John Boyne —autor de la muy conocida y admirada El niño con el pijama de rayas— ocurre que desde las primeras líneas sabes que estás ante una gran novela; una buena novela que se colará en esas listas que haces en navidades donde destacas los diez libros que más te han gustado este año, y si no es así, es que no sabes diferenciar la buena de la mala literatura, por lo tanto evita hacer esas listas.

Una novela que se divide en tres partes, las cuales podrían ser historias independientes entre ellas, pero que juntas forman un todo. Para comenzar un libro cuyo narrador es en primera persona, pero que no es el protagonista de la novela, solo de su parte. Para continuar por una narradora que te cuenta su historia en segunda persona, para terminar en el verdadero protagonista convertido de nuevo en su propio narrador, cuando antes solo fue un secundario, hay que dominar muy bien el arte de la escritura, porque una de dos, o todo es un desastre o creas la gran obra que nos ha regalado Boyne.

Ya he mencionado la exitosa El niño con el pijama de rayas que dio paso a la no menos exitosa película del mismo nombre, pero esa novela no es más que una entre las más de veinte que ha publicado el autor hasta hoy, avalando una carrera sólida y experimentada.

Irlandés que además de escritor ejerció de periodista, crítico literario y profesor de escritura creativa. Publicó Una escalera hacia el cielo en 2018, llegando hasta nosotros ahora de la mano de Salamandra, a la que le tengo que agradecer la oportunidad de descubrirme una novela que ha pasado a ser una de mis favoritas, no solo por la historia, que es redonda y plagada de originalidad, también por su estilo, que me ha enamorado, y de cuyo autor me declaro fan desde ahora mismo.

Pocas veces me cuesta tanto hacer una sinopsis de una novela por miedo a destripar su contenido, solo diré que es una historia de egos y envidias entre escritores. Más cuando uno de ellos se ha empeñado en triunfar y llegar al Valhalla de las letras. Solo hay un inconveniente que le impide alcanzar su sueño: su falta de imaginación. No es capaz de crear una historia que enganche al lector, así que tendrá que acudir a argucias para poder cumplir su anhelo. La suma de la ambición y la falta de escrúpulos puede llevar a territorios muy oscuros.

John Boyne ha realizado una sátira, no tan sutil, sobre el mundo literario y los extraños ejemplares que la habitan, donde el ego es capaz de superar las ansias de dinero, un mundo hostil en el que no existe la amistad, solo competidores, ganadores y perdedores.

Pocas novelas me han sorprendido y agradado como esta, y menos en las que doy la razón a todas esas frases publicitarias que dan titulares y se añaden a las fajas y contraportadas dichas por otros escritores de prestigio, porque todo lo bueno que se diga sobre este libro me parece poco, y si de verdad te gusta leer y adoras la buena literatura, este libro es una isla de calidad en el vasto océano de publicaciones que llegan a las estanterías de las que la mayoría son prescindibles. Una novela que te da esperanzas para creer que la buena literatura aún es posible en este mundo de consumo rápido, en el cual ya casi todos han gozado de sus quince minutos de fama.