Los niños tontos, de Ana María Matute

De Ana María Matute se ha escrito y dicho mucho, y todo lo que se ha escrito y se ha dicho no es suficiente para engrandecer a la escritora que fue.

Considerada como la mejor novelista de la novela española de posguerra. Ganadora de premios tan prestigiosos como Cervantes, Nadal, Planeta, Lazarillo, Nacional de Narrativa, Café Gijón, Fastenrath… Propuesta para el Nobel de Literatura y elegida académica de la Real Academia Española, ocupando la «K», siendo la tercera mujer en formar parte de la institución.

No hay más que sumergirse en cualquiera de sus obras para ver que todo lo señalado es más que merecido. El dominio de la palabra es patente, y sorprende tal elocuencia disfrazada de naturalidad. Tenemos una gran suerte de poder degustar su obra en nuestro idioma, en el que fueron creadas, no teniéndonos que conformar con el trabajo de traductores como en el caso de aquellos grandes autores con los que no compartimos lengua ni, algunos, las dominamos.

Su estilo de prosa que roza lo poético, donde sus temas comunes tratan la condición humana, tanto la belleza como la miseria del espíritu, entre lo etéreo y lo mundano. Muchas historias desde el punto de vista de la niñez y la adolescencia. Muestra perfecta de esto último son los cuentos que nos ocupan hoy. Una recopilación protagonizada por niños que gracias a la inocencia con la que los dota la naturaleza y la inexperiencia, muestran, paradójicamente, una visión objetiva tanto de la belleza y la candidez hasta la crueldad más visceral.

Este recopilatorio, que originalmente se componía de veintiún cuentos en su primera edición en 1956, por Ediciones Arión, se vuelve a editar con ocasión del cien aniversario del nacimiento de la autora. Publicado por Destino en un tomo tan bonito en tapa dura con sobrecubierta e ilustraciones del artista catalán Conrad Roset, que con su estilo picassiano son el complemento perfecto para estos textos que esconden ese espíritu abstracto que tan concretos y precisos son en realidad.

Esta vez son veintitrés los cuentos, se añaden dos relatos inéditos que no se publicaron en su tiempo por culpa de la censura.

Estos son: El ahogadito, porque pensaban los censores que los niños que leyeran el cuento lo imitarían —cosas raras que pensaban ellos cuando tampoco este libro es para niños— y El niño que era amigo del Demonio, ya con su título nos está dando pistas del porqué fue censurado, creo que sobran explicaciones, y si las queréis, esta nueva edición comienza con un precioso prólogo de la mano de la editora María Paz Ortuño, amiga íntima de la autora, que repasa la vida y obra de tan brillante escritora y nos cuenta muy bien la historia de este recopilatorio.

Como María Paz dice en el mismo, estos relatos resultan casi inclasificables; no sabemos si son cuentos, poemas en prosa o semblanzas poéticas. Lo que sí sabemos es que todos son fascinantes. Fascinantes y tristes, al menos a mí me lo parecen. Recorre todo un abanico de sentimientos, defectos y cualidades de estos niños raros, estos niños tontos. Desde la candidez de El corderito Pascual, hasta la crueldad de El niño que no sabía jugar, pasando por la tristeza de El negrito de los ojos azules o desgarrador como El año que no llegó.

Todos que a simple vista parecen tan cortitos, tan sencillitos, pero una vez leídos descubrimos la grandeza de cada uno. ¿Cómo puede caber tanto en unos pocos renglones? Ahí reside también la grandeza de esta gran escritora que afortunadamente nos dejó tanto.

Un librito tan pequeñito y a la vez tan grande; que te lo lees en un momento pero lo relees toda la vida.