Ana Schein cuenta la historia de dos hermanas entre ciudades y cartas de amor

En entrevista exclusiva con El Placer de la Lectura, la escritora uruguaya radicada en Miami afirma queMe gusta que me identifiquen como una escritora que se interesa por mostrar distintas realidades, por dar un lugar especial a la mujer en sus historias y por rendir un homenaje a cada una de nosotras: a las mujeres que quieren ser madres y cuidar de sus hijos, y también a las que no quieren descendencia”.

Ana Schein se encuentra en Madrid para presentar su nueva novela “Amira”(Booket, Planeta, 2024), este miércoles 18 en la librería Los pequeños seres y el viernes 20 en la Escuela de Escritores de Madrid; ambas citas pautadas para las 19h. 

Por: Silvia Redondo.

Pregunta: – “Amira” cuenta la historia de dos hermanas, pero también es una novela de ciudades. La historia comienza en Beirut. ¿Por qué en este lugar?

Respuesta: – Cuando comencé a trabajar en la novela, quería hablar sobre las mujeres y la migración. Fui creando distintas historias. Siempre cuento que las primeras imágenes que visualicé fue la de tres mujeres tomando un café en una confitería. Mujeres que habían emigrado a Estados Unidos, que conversaban en un inglés un poco rudimentario, un Broken English, con sus acentos muy marcados. Esa primera novela fue creciendo y de allí nacieron otras historias. “Amira” me daba la oportunidad de profundizar en temas políticos, de fijar una posición acerca de cuánto cambia la vida de una familia, de la sociedad completa diría, cuando una organización terrorista llega al país y se adueña de algunas ciudades, sumado a otros conflictos externos: luchas por delimitar la frontera. Creo que también la ambientación contribuyó a elegir ese escenario: el glamur soñado y perdido de Beirut. Las guerras religiosas y las distintas vestimentas y libertades de las mujeres de ese país también me parecen atractivo. Algo más que para mí fue importante a la hora de decidirme por Beirut: la similitud de los libaneses católicos con nuestra propia idiosincrasia. 

P: – Cuéntanos sobre las dos hermanas y las ciudades en donde ocurren sus historias. 

R: – Amira y Rayzel son dos mujeres muy distintas. Amira, la protagonista, es apocada y melancólica. Menuda, de ojos marrones y melena desteñida, sueña con casarse con su novio Jamal, el amor de su vida. Rayzel tiene una belleza exótica, pelo rojizo y ojos turquesas, un carácter demasiado apasionado, no tiene miedo en comenzar una discusión en plena calle, por lo que es un foco de preocupación para la madre, que es consciente de la belleza y el fuego que corre por las venas de su hija. Ambas mujeres dejarán el Líbano. Se casan y emigran. Rayzel se casa con un médico francés, emigra a París, donde seguirá teniendo aventuras de todo tipo, pues como ya conté hay mucha pasión en su personalidad. Amira vivirá unos meses en Haití, luego en distintas ciudades de Estados Unidos: New Haven, Connecticut y Winter Park. Como bien decías hace un rato: esta es una novela de ciudades, definitivamente. 

P: – Por las noches, en el dormitorio que comparte con su hermana Rayzel, Amira escribe cartas para su novio, enlistado en el ejército. ¿Qué papel juegan las cartas dentro de la novela?

R: – La novela comienza en el año 1988. Amira escribe (y espera) cartas de su novio, enlistado en el ejército. Eran otras épocas, otras realidades. En la casa de Amira no había teléfono. Desde luego que no existían los teléfonos móviles ni el correo electrónico. Las cartas cumplían una función importante: nos acercaban a los conocidos. Podíamos jugar, encender la pasión y conquistar con una letra femenina. Se dibujaban corazones, se agregaba perfume, marcas con rouge. Una carta es un elemento muy personal. Recibirla es una forma de tener un trocito de alguien querido, no importa qué tan lejos esté. Pensemos que, en esa época, una carta era también una señal de vida. 

Hay muchas cartas en esta novela. Cartas de Amira a Jamal, su novio. A su madre, a su hermana. Hay también cartas que Rayzel le escribe a Amira, recomendándole cómo encender la pasión con su marido. Cada hermana se muestra en esos trozos de papel. Como escritora, me gusta mucho hacer uso de las cartas, es un recurso narrativo que nos acerca a los personajes, nos permite espiar en su intimidad. Nada más romántico que tener acceso a lo que una mujer enamorada le escribe al amor de su vida. Una carta nos permite conocer secretos, pues hay confesiones que pocas veces nos atrevemos a hacer cara a cara. 

P: – Las hermanas vienen de un mundo pequeño y tienen que enfrentar retos en grandes lugares. ¿La dimensión del mundo las une o las separa?

R: – Al principio Rayzel y Amira intentarán acortar distancias. Intentan seguir conectadas, pero la evolución de cada una de ellas, el camino que deciden recorrer, hace que las distancias sean mayores cada día. Tal como te comentaba, hay muchos secretos y confesiones que se hacen por escrito. Hay cartas que se escriben y no se envían. 

P: – Varias veces has sido emigrante. ¿Esa realidad determinó la historia de “Amira”?

R: – Hay muchos sentimientos y situaciones que he padecido, o que he visto padecer a personas cercanas, que me ayudaron a construir los primeros años de Amira en Estados Unidos. En especial esta sensación de no encontrar similitudes de ningún tipo, ni en las edificaciones, fisonomía de tus vecinos, aromas en las calles, colores de la vegetación. El camino que se recorre para ir incorporando cada una de esas cosas en el día a día también tiene su encanto. Los pequeños altercados, superar barreras. Estoy pensando que hace apenas dos días que llegué a Madrid. Cada vez que pongo un pie en esta ciudad me invade una sensación tan grata, para empezar: oír el sonido del español en las calles, algo que extrañé mucho cuando vivía más al norte, en Estados Unidos. Aquí hay muchas similitudes con mi Montevideo natal, lo que hace que me sienta en casa. 

P: – Si tuvieras que definir tu novela, ¿en qué género la ubicarías y por qué?

R: – Planeta la ha catalogado como novela contemporánea y novela histórica. Y me parece muy acertada esa calificación, pues es una novela contemporánea porque trata temas que nos atañen como sociedad: conflictos políticos y sociales, el rol del individuo en la sociedad actual. Y también es histórica porque se basa en hechos históricos, se narra una situación política y social del Líbano a partir del año 1988. Es también una historia de lucha y de conquista. De amor y desamor. 

P: – ¿Las escritoras ya no tienen que pedir permiso o usar seudónimos de hombres en el mundo editorial?

R: – No, ya no es necesario recurrir a todo ello. Ahora publicamos sin pedir permiso, podemos mostrarnos y estar orgullosas de lo que hemos logrado, gracias al esfuerzo y valentía de otras tantas mujeres que nos precedieron. Desde luego que estamos hablando del mundo occidental, de países democráticos donde se respetan los derechos básicos y fundamentales del ser humano. Lamentablemente, aún existen sociedades donde la mujer no tiene voz ni voto. No solo no puede publicar, no puede lucir el cabello en público, no puede estudiar, no puede trabajar, no puede cantar, bailar ni elegir con quién casarse. Son mujeres que acatan. Que no tienen permitido ni siquiera soñar. Me siento privilegiada de tener esta oportunidad, algo que todas las mujeres deberíamos poder hacer: hablar, escribir, hacernos oír. Pues, ya sabemos que no es así. Por eso en mis novelas siempre van a encontrar un buen componente de denuncia social. Escribo para entretener, para conmover y para ayudar a reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor.  

P: – ¿Por qué escoges a Miami como el centro de tu literatura?

R: – Vivo en Estados Unidos desde hace casi trece años, y en Miami desde hace apenas dos años. En la serie de mujeres, todas las protagonistas deben dejar su país y emigrar. Miami no es el centro de mi literatura en esta serie, sí lo es Estados Unidos. Quizá esto tenga que ver con que Estados Unidos me ha acogido, se ha convertido en mi país. Parte de las novelas están ambientadas en el país de origen de las protagonistas: es una forma de viajar, de conocer otras realidades exóticas. Y luego llega el momento de hacer el gran viaje de descubrimiento, me refiero descubrir un nuevo territorio y descubrirse a uno mismo en esa nueva realidad. Hay mucho trabajo de investigación sobre las culturas y realidades de los países de origen. Luego, cuando estas mujeres emigran a Estados Unidos, me siento muy cómoda al mostrar el nuevo destino a través de los ojos de un inmigrante.   

P: – Además de escritora, eres abogada e impartes clases de creación literaria. ¿Cómo te gusta más que te identifiquen los extraños?

R: – Me gusta que me identifiquen como una escritora que se interesa por mostrar distintas realidades, por dar un lugar especial a la mujer en sus historias y por rendir un homenaje a cada una de nosotras: a las mujeres que quieren ser madres y cuidar de sus hijos, y también a las que no quieren descendencia. Las que trabajan, y las que prefieren ser mantenidas. Las sumisas. Las que se rebelan. Todas tienen un porqué. Todas están liberando una batalla. Todas tienen secretos, quieren, se han dejado querer, se han enamorado, las han engañado. Todas merecen que se cuente su historia. Todas son heroínas.