No me considero para nada nostálgico. No creo en eso de que cualquier tiempo pasado fuese mejor. Cada etapa de la vida tiene sus pros y sus contras, solo que con el tiempo y la distancia tendemos a idealizar el pasado recordando solo lo bueno, porque el cerebro tiene la capacidad de olvidar antes lo negativo. Lo que sí reconozco es que el cine que se hacia en mi niñez y adolescencia tenía algo especial. Hoy se puede decir que está todo inventado, y que con un ordenador se pueden realizar cosas que hace unos años era impensable.
Esto no significa que lo moderno sea mejor, puesto que cuando se acudía a maquetas y transparencias, tenía su encanto. El hambre agudizaba el ingenio. Las historias tal vez no eran tan originales como nos parecían, pero la mayoría de las producciones de hoy día no son más que copias de aquellas posibles copias. También es cierto que esas películas han envejecido con nosotros, y las que vimos hace más de veinte o treinta años, hoy día las visualizamos con otros ojos, ojos de adulto, descubriendo que esas historias son diferente al pasar por ese catalizador que es la edad. Un poco de todo esto nos viene a contar Alberto Rey.
Se puede decir de Rey que es un animal analítico del medio audiovisual. Periodista, escritor, presentador, colaborador de radio y televisión y podcaster especializado en series y cine. Colaborador en infinidad de prensa especializada y asiduo como jurado a distintos y prestigiosos festivales como el de Vitoria o el francés Séries Mania de Lille. Esto sin contar las labores de presentación en eventos en vivo, estrenos de películas y un largo etcétera. Así que quién mejor para hacernos un recorrido por las obras que marcaron su vida, que al mismo tiempo son las que marcaron las nuestras.
En este libro encontramos una amalgama formada por una miscelánea que rezuma nostalgia. El autor realiza un recorrido por los recuerdos y sensaciones que le provocaron las películas y series que lo acompañaron desde niño. El viaje comenzó cuando su madre lo llevó a ver a La dama y el vagabundo a uno de esos cines que ya solo habitan en el imaginario colectivo de los que, como yo , pertenecen a la generación de Alberto. Ese recorrido lleva la línea narrativa sustentada en los distintos formatos que todos disfrutamos y en los que descubríamos las producciones que formarían parte de nuestra cultura más pop. De esos cines pasamos a disfrutar del cine en casa gracias al VHS, que alquilábamos en esos venerados videoclubs, pasando por el dvd, blueray… así hasta llegar a las presentes plataformas, en las que empleamos más tiempo para elegir qué disfrutando lo elegido.
No tengo el gusto de conocer a Alberto Rey, pero presumo que es un tipo inteligente, simpático y divertido por su forma de escribir. Leer su libro es como estar conversando con un viejo amigo ante un par de cervezas. Compartiendo su pasión, el cine y la televisión. De forma fresca y desenfadada nos va contando esas historias en torno a las películas y series que han formado parte de su vida —y de las nuestras—. En esas conversaciones también hay cabida para las anécdotas relacionadas con los y las protagonistas de esas historias. Alberto ha tenido la suerte de compartir espacio vital con esas estrellas. Otras veces se limita a darnos su más sincera y apasionada opinión.
Insisto lo divertido y entretenido que resulta disfrutar de las páginas de este libro. No se trata de uno de esos espesos ensayos en los que el autor usa frases ampulosas pagado de sí mismo. Ni una de esas obras sesudas en la que el lector ha de permanecer en permanente concentración, releyendo sus frases tratando de entender que ha querido decir el artífice de estas. No, aquí prima lo sencillo, lo directo, lo divertido, la generosidad y la humildad.
Una humildad que queda demostrada a través de su capítulo titulado «Rebobina», al igual que el podcast que creó junto a Isabel Vázquez, dedicándole apenas cinco páginas, realizando un breve repaso por él, porque viene a colación, prescindiendo de autobombo, ya que Alberto se ha puesto a escribir volcando su pasión y sus ganas de compartir con los que como él, compartimos esa pasión, y así poder echar un rato hablando —leyendo— de lo que nos gusta y nos une. Podrás compartir su opinión o no referente a tal actor, actriz, serie o película, pero lo que es seguro que lo tendrás difícil para rebatirlo, porque cuando se habla —se escribe— desde el corazón, difícilmente se esgrimen opuestos argumentos con acritud.
Bonito libro que nos recuerda porqué nos hipnotiza la luz de una pantalla al iluminarse, recordándonos que ese acto podría ser el precursor de un nuevo recuerdo, el cual quizás rememoremos de aquí a muchos años, creando esa sensación tan especial incluso para los que, como yo, no somos nostálgicos.