No sé que tendrá cocinar. Para muchas personas resulta un trabajo tedioso que hay que realizar con el único fin de cubrir una necesidad natural. Sin embargo, para otros y otras es una actividad que apasiona, relaja, e incluso se les antoja un acto de amor hacia los demás.
A mí me resulta relajante, y eso de meterme en la cocina hace que me evada de lo cotidiano. Esta afición se traslada a las obras que giran en torno a esta actividad, que podríamos decir que se han convertido en un subgénero cuyo contexto aparece en películas, novelas, programas y concursos de televisión. Estos últimos, cada vez más en auge, en los que unos anónimos han de demostrar su destreza para proclamarse los mejores, atraen a una numerosa audiencia.
Será porque nos fascinan las luchas internas, los dramas personales y el espíritu de superación. Como una metáfora de la vida, en una cocina salen a relucir las verdaderas personalidades y relaciones humanas. Todo esto fue lo que me atrajo a leer la historia de la entrañable señora Quinn.
Ella es Jennifer Quinn, una jubilada de setenta y siete años que vive una feliz vejez junto a su marido Bernard. Ambos están a punto de celebrar su sesenta aniversario de bodas, lo que consideran el hecho más emocionante de sus estables vidas. Ella, gran aficionada a la repostería, pasa los días elaborando postres y pasteles con los que deleita, no solo a su goloso marido, también endulza la vida de amigos y vecinos. Elabora las recetas que ha ido añadiendo en el cuaderno de tapas azul cobalto que heredó de su madre, y esta de su abuela, mientras recapacita en la brevedad de la vida.
Cierto día decide enviar la solicitud para participar en un famoso concurso de repostería de la televisión nacional. Para su sorpresa es seleccionada, lo que le indica que en la vida nada se puede dar por sentado, y que de un día para otro puede surgir algo que traiga de nuevo la ilusión. Todo ello desenterrará secretos que creía ya superados pero que marcaron su vida.
Su autora, Olivia Ford, posee una carrera sólida en esto de los realitys. Actualmente es editora y productora en programas como Made in Chelsea y Love Island. Siendo La receta secreta de la señora Quinn su primera novela —fue nominada al premio Women´s Prize Trust en 2021—. Es por ello por lo que los entresijos y lo que ocurre entre bastidores del programa Britain Bakes nos lo muestra como es en la realidad. Esos programas cuyas grabaciones se hacen eternas y que se graban con semanas de antelación, y que el gran trabajo de realización nos convence de que la acción es casi en directo y que todo fluye instantáneamente.
Pero la parte técnica de dicho programa es lo de menos, aquí la narradora lo que nos traslada es la conmovedora historia de Jenny, a través de la que nos plantea lo que significa hacerse mayor al recordarnos nuestra finitud. De cómo, cuando nos aproximamos al ocaso de la vida, nos planteamos si lo vivido ha merecido la pena, si estamos satisfechos con los caminos escogidos o por el contrario es el arrepentimiento el protagonista de nuestra experiencia.
Pero también nos deja un mensaje optimista en el que nos recuerda que nunca es tarde, que aunque nos creamos que ya está todo hecho, la vida de repente realiza un giro inesperado presentándonos nuevas oportunidades que traerán de nuevo la ilusión.
Gracias a su lenguaje sencillo y la brevedad de los capítulos su lectura es ágil. Consigue que el lector, sin importar su edad, enseguida desarrolle la empatía por esta entrañable anciana a la que no veremos como tal debido a su audacia y perseverancia ante sus sueños. Paralela a la trama principal, en fuente cursiva, se intercala la historia de una Jenny de dieciséis años que se vio obligada a algo que la marcará a ella durante toda la vida, y cuyas consecuencias alcanzarán al bueno de Bernard, su marido.
Cada capítulo, titulado con el nombre de receta de repostería, será el nexo común en el que pasado y presente encuentren su afinidad, evidenciando que los hechos pretéritos repercuten en el presente, donde los secretos, por muy profundos que creamos enterrarlos, volverán a la superficie en el momento menos oportuno.
La señora Quinn nos enamorará, nos emocionará y nos insuflará esperanza a la vez que su lectura evocará tardes tranquilas, sentados en nuestro rincón preferido, mientras degustamos una rica merienda, a la vez que disfrutamos de su compañía.