Para todos los amantes del placer de la lectura, leer sobre libros y aprender a leer mejor es un deleite. Te ofrecemos 11 posibilidades de libros sobre la lectura encabezadas por el gran ensayo de años pasados El infinito en un junco.
1.- El infinito en un junco de Irene Vallejo
Con una introducción espectacular, a la altura de la secuencia inicial de algún péplum moderno, Irene Vallejo atrapa al lector de ‘El infinito en un junco’ que, a pesar del subtítulo ‘La invención de los libros en el mundo antiguo’, aún no sabe exactamente qué le espera. No intuye que puede quedar enredado en una mezcla fascinante de historias, mitos, referencias culturales, reflexiones o vivencias personales, presentadas siempre con la sencillez e inspiración que la divulgación requiere y el ánimo agradece.
Ensayismo de Brian Dillon
Una delicatessen literaria: un ensayo sobre el arte de escribir ensayos y el placer de leerlos.
Ensayismo reflexiona sobre el sentido de escribir ensayos en el mundo actual y explora los diversos enfoques y posibilidades: personal, crítico, polémico, seductor, digresivo, elucubrativo, asociativo, erudito, apasionado, desapasionado, reflexivo, curioso, irónico, aforístico… Recorre la historia del género y homenajea a sus grandes maestros: Montaigne, Sir Thomas Browne, Pascal, Charles Lamb, Emerson, Thomas de Quincey, Virginia Woolf, Cyril Connolly, Walter Benjamin, Theodor Adorno, Roland Barthes, Georges Perec, Maurice Blanchot, Susan Sontag, Elizabeth Hardwick, Janet Malcolm, W. G. Sebald… Entrecruzando sus propias experiencias y sus lecturas, Brian Dillon reivindica el ensayo como aventura literaria y celebra la riqueza inagotable de este género, que es una forma lúcida de contemplar y entender la vida
2.- La sabiduría de lo incierto. Lectura y condición humana de Joan-Carles Mélich
Cómo cambiar tu vida con la lectura de los grandes textos literarios. Los clásicos: modo de empleo. Una extraordinaria reflexión sobre la capacidad transformadora de la lectura sobre nuestra existencia
Este ensayo explora la permanente necesidad que los seres humanos tenemos de vivir envueltos en historias y ficciones. Según Mèlich, los grandes maestros de la literatura universal lo son no porque en sus obras nos expliquen cómo hay que vivir, sino porque desvelan sin ambages la precariedad, la ambigüedad y la inasible fragilidad de nuestra existencia. Lejos de los manuales de autoayuda, este apasionado y apasionante ensayo defiende la capacidad transformadora —para bien o para mal— que los grandes textos literarios pueden ejercer sobre nosotros. La lectura, entendida como una actividad de riesgo.
3.- Leer contra la nada de Antonio Basanta
¿Qué otra cosa es leer sino conjurar el vacío de la nada? ¿Qué, sino dejarnos habitar por las palabras, por la eterna curiosidad, por el deseo constante de saber de nosotros mismos a través de lo otro y de los otros?
Esa es la idea principal que recorre este libro aparentemente pequeño, pero casi infinito en su capacidad de mostrarnos la multiplicidad del universo lector: el hoy y el ayer de la lectura. Sus conquistas ancestrales, junto a los apasionantes retos lectores de nuestra contemporaneidad. Las viejas ;y siempre nuevas; historias, al lado de los reveladores hallazgos de la neurociencia lectora. La reivindicación constante de una lectura en libertad, crítica, participativa, comprometida, creadora. Leer contra la nada es el testimonio sincero de quien, como su autor, ha dedicado la vida a la causa lectora. Leer como quien ama. Leer como quien siente. Leer como quien sueña. Leer como quien respira.
4.- Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo
«Somos seres entretejidos de relatos, bordados con hilos de voces, de historia, de filosofía y de ciencia, de leyes y leyendas. Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva. Los libros nos recuerdan, serenos y siempre dispuestos a desplegarse ante nuestros ojos, que la salud de las palabras enraíza en las editoriales, en las librerías, en los círculos de lecturas compartidas, en las bibliotecas, en las escuelas. Es allí donde imaginamos el futuro que nos une».
5.- La furia de la lectura de Joaquín Rodríguez
Una hermosa y necesaria reflexión sobre el poder de la letra impresa.
¿Para y por qué leemos? Se dirá que para llegar a ser más sabios, libres o mejores personas. Pero ¿es así realmente? ¿Queda algún resquicio que nos permita reivindicar la lectura como una característica singular del género humano, como herramienta de comprensión mutua e instrumento para afilar nuestro lenguaje y nuestra conciencia crítica? Algunos piensan que no. Esta obra busca entre los escombros argumentos para el sí, en concreto entre las ruinas del campo de concentración de Buchenwald, donde hubo una biblioteca.
6.- Elogio de la fragilidad de Gustavo Martín Garzo
En Elogio de la fragilidad, Gustavo Martín Garzo reúne textos breves en los que nos habla de las obras y los creadores que le han fascinado y en los que reivindica la necesidad del arte en nuestra vida. Se habla en estos textos de la lectura como acto de creación, tal vez el más íntimo e imprevisible que existe. No se lee esperando obtener una respuesta a la pregunta de quiénes somos, sino para ver qué nos pasa, en qué nos transformamos.
7.- Contra la lectura de Mikita Brottman
- Te dijeron que no podías subrayar ni doblar las páginas de los libros.
- Te dijeron que tenías que leer un clásico del siglo XVIII a los doce años.
- Te dijeron que eso que leías por las noches era basura.
- Te dijeron que nunca podías dejar un libro a medias.
- Te dijeron que los lectores son buenas personas.
- Te dijeron que ya nadie lee como antes.
- Te dijeron que los libros te harían amar la vida.
Y tú no puedes evitar leer. Pero quizá lo haces boli en mano y en pijama, quizás has conocido a grandes lectores que eran malas personas y quizá tu vida te parece aburrida comparada con tus novelas favoritas.
Contra la lectura es un texto apasionado y liberador a favor de los que, a pesar de todo, leen. Y contra los pedantes que dicen que aman los libros, pero en realidad solo consiguen que el mundo aborrezca la lectura.
8.- Leer es un riego de Alfonso Berardinelli
Leer es un riesgo, y además es contagioso, pero para que se produzca el contagio hace falta leer con pasión. Leer es un lujo, un impulso noble o ligeramente perverso, un vicio que la sociedad no censura. Es también una forma de salirse de uno mismo y del ambiente que nos rodea, un medio para conocerse mejor, para ser más conscientes de nuestro orden y desorden mental.
9.- Leer como un profesor de Thomas C. Foster
Uno de los grandes regalos de la vida es haber tenido un buen profesor de literatura. Uno de esos que nos enseñan a disfrutar de los libros y a identificarnos con sus protagonistas, que nos quitan el miedo a los clásicos o nos animan a leerlos en cómic, y que nos hacen llegar un mensaje revolucionario: que cada uno puede leer lo que quiera. Thomas C. Foster es uno de esos profesores, un verdadero creador de lectores, abanderado de la literatura no como refugio para exquisitos sino como disfrute compartido y al alcance de todos. Y con este libro, publicado en inglés hace más de una década, consigue mostrarnos lo fácil y gratificante que es leer como un profesor: ver que, en los libros, todo camino es una misión, toda comida un vínculo, y alguien que se cae al río casi siempre es alguien que renace. Un regalo para no lectores, un imprescindible para lectores, y un libro que le hará disfrutar el doble de todos los demás libros.
10.- Yonquis de las letras de Jorge Comensal
Los libros enganchan. Cuando decimos esto, no lo decimos literalmente (a no ser que el libro, físicamente hablando, esté muy sucio), sino que es un símil drogodependiente. Generalmente leemos afirmaciones de este tipo en las fajas promocionales: «te engancha desde la primera página» o «no lo podrás dejar de lado» o «no podrás parar de leer». Son eslóganes sobreutilizados y gastados. En el departamento de marketing de las editoriales lo saben y ya no lo dicen tan directamente, lo esconden entre frases que parecen decir otra cosa pero que, en realidad, dicen lo mismo.
11.- Como una novela de Daniel Pennac
Esta obra insólita, un auténtico estímulo para la lectura, ha sido uno de los grandes fenómenos de la edición francesa reciente. Pennac, profesor de literatura en un instituto, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, sea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida. Todo ello escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: “En realidad, no es un libro de reflexión sobre la lectura -dice el autor-, sino una tentativa de reconciliación con el libro”.