A finales del mes de julio, el objetivo de un abogado es coger
vacaciones. Acaricia la idea de disfrutar de unos días de
tranquilidad en un rincón de la isla. Una isla que, con relativa
frecuencia, recibe cadáveres en sus costas. Sin embargo, un
caso en el que está trabajando toma un giro que lo llevará por
caminos que prometió no volver a recorrer. Se verá envuelto en
una historia que lo va sacando de la seguridad que encuentra al
otro lado de la línea. Una línea que no es más que un muro de
adjetivos. No quiere asomarse al otro lado, pero no se da cuenta
de que la separación se ha borrado.
CJ Nieto ha pergeñado una novela sin adjetivos, con el pulso de los maestros del género, que nos fascinará por su pericia en el estilo, su pulso al narrar y, también, por su control del tempo y la tensión en la narración, su ironía y, sí, su conciencia. Por que los adjetivos pesan y, esta novela, sin aditivos, nos hace evidente, en su ausencia, cómo su carga lastra las vidas de lo que viven evitando asomarse al otro lado de ese muro que separa a los blancos de los negros, a los corruptos de los puros, a los legales de los ilegales, a los violentos de los pacíficos… Pero ¿qué hacer cuando ese muro se ha derrumbado? |