Edad Media, periodo histórico comprendido entre los siglos V y XV. Es decir, entre la caída del Imperio Romano y el Renacimiento. Es inevitable asociar este periodo con la suciedad, el mal olor, la Peste, baja esperanza de vida, condiciones duras, falta de derechos y ausencia total de la salubridad. Por el contrario, también acudirá a nuestras mentes el romanticismo que representan los caballeros embutidos en armaduras, dirigiéndose a la batalla a lomos de sus espectaculares corceles; fastuosos castillos donde se celebran multitudinarios banquetes en los que se devora con las manos grandes trozos de carne y corre el vino a raudales.
El cine se ha encargado de inculcar en nuestro pensamiento colectivo esta idea general de Edad Media. Y es que a pesar de parecernos un periodo tan duro para sobrevivir, nos termina fascinando, ya sea por la idea que transmiten películas históricas que transcurren en ese tiempo, o de épicas fábulas de género fantástico en las cuales su acción se desarrolla en escenarios ubicados en ella. Lo cierto es que sí era una parte de la historia en la que las condiciones de vida no eran las más adecuadas, aun siendo parte de la nobleza, o incluso de la realeza, la esperanza de vida no llegaba a la cincuentena, y eso con suerte. Pero quitando esos conceptos generales, ¿qué hay de verdad en ellos? ¿Cómo era realmente la vida en el día a día de aquellas personas que la vivieron?
Obviamente no conocemos este periodo solo a través de la ficción. Los historiadores se han encargado de investigar y revelarnos la realidad de aquellos tiempos. Pero también es cierto que la mayoría se limita a informar de manera generalizada, y de transmitir hechos, costumbres y formas de vida de forma más colectiva. Afortunadamente el historiador británico Ian Mortimer, también tiene estas inquietudes, y gracias a su larga experiencia en esto de indagar en la Historia, puede escribir libros como este, en el que a través de su lectura puedes sentirte como un viajero en el tiempo, trasladándonos a la Baja Edad Media, poniéndonos al día de todos los aspectos mundanos para que cuando te cruces con algún habitante del siglo XIV no sospeche que no sois coetáneos.
A modo de guía de viaje, Mortimer hace un recorrido por diversos aspectos cotidianos que rodeaba la vida de cualquiera nacido en tan arduos tiempos. De forma amena y divertida, nos va indicando cómo será el paisaje que nos encontraremos; así como la gente, su talante y educación; el modo en que debemos vestir, hablar, comer, dónde aposentarnos y un largo etcétera, ya que el autor desgrana cada uno de estos conceptos en cuestiones más elementales, y podemos ver, por ejemplo, como en el capítulo donde trata a la gente, analiza cada parte de este término tan colectivo, descubriéndonos la diferencia de estatus y modo de vida ya no en cuestiones de género, también expone lo que es ser un individuo de cada peldaño de la escala social. Este despliegue lo encontramos en los siguientes capítulos, mostrándonos las diversas moradas en cada estatus, la mesa de cada uno, o la forma de viajar de cada cual. Nos sorprenderá lo equivocados que estamos ante según qué creencias tenemos preconcebidas. Descubriremos como se aseaban y lavaban sus manos antes de las comidas, o que en esos supuestos banquetes, los cuales imaginamos como la gula impera en los modales, estos eran, por el contrario, refinados y bastante recatados en las formas, derribando en varios aspectos nuestros prejuicios historiográficos.
Con rigurosas explicaciones, que a pesar de su concienzudo análisis de cada una de las partes, consigue hacerlo divertido e interesante, resultando su lectura una experiencia tan enriquecedora como adictiva. Es la antítesis del ensayo sesudo y erudito del que huimos los aficionados a la historia a los que nos aburren listas interminables de datos y estadísticas, así como un sinfín de notas a pie de página que no hacen más que ralentizar la lectura. Y es aquí donde hay otra baza a favor del autor. ¿Aparecen notas a pie de página?, sí, pero muy breves, la mayoría no rebasan tres renglones, y en las cuales lo que se referencia es el texto original de donde surge la información que ha recabado Ian Mortimer. Todos estos títulos aparecen al final del libro con sus títulos completos, a modo de bibliografía consultada por el autor, y por si algún lector quiere profundizar más en el tema referido. A través de estos datos también nos podemos hacer una idea del vasto y exhaustivo trabajo de investigación llevado a cabo por este historiador que llega a tales detalles de meticulosidad, que nos ilumina incluso en aspectos tan pequeños como trascendentales como puede ser la manera en la que estas personas iban al baño y de cómo resolvían la cuestión de dejar sus partes pudendas en el más pulcro estado, o algo tan simple como podemos creer que es saludar al prójimo o cómo debemos darle las gracias.
El texto lo complementan diversas tablas que nos muestran datos tan interesantes como pueden ser la paga diaria de trabajadores por cuenta ajena, metódicos inventarios domésticos de hogares de distintas clases sociales, precios de productos alimenticios… Así como otros más técnicos en los que se refleja densidades de poblaciones o la jerarquía social. También encontramos ilustraciones de la época a todo color en las que podemos comprobar lo que el autor nos narra a través de esas imágenes.
Un libro muy divertido y didáctico del que principalmente, como nos señala el propio autor a modo de reflexión final, no se trata de juzgar a las personas que vivieron en épocas pretéritas por el modo de vida que llevaron. Se trata de leer sin prejuicios, entendiendo el contexto de las vidas de esas personas, las cuales no eran ni inferiores ni superiores a los contemporáneos, solo diferentes. Provoca una labor empática, haciendo que nos planteemos cómo juzgarán a nuestra propia sociedad dentro de seiscientos años.