Después de que «El sueño del oeste» nos dejara con ganas de más, no podía seguir aplazando la lectura para saber qué ha sido de Zack, Mary, Charlie, Sarah, Hayden, Amanda… y la ciudad de Clearwater — a la que se puede considerar un personaje más. No podía demorar más el momento de comenzar la segunda entrega de la saga, titulada «Jinetes de honor». Y si James Nava consiguió emocionarnos y que nos enamoráramos de sus personajes en la anterior, con esta ha conseguido que no paremos de leer mientras nos mordemos las uñas a la vez que sufrimos acompañando a nuestros héroes.
Esta vez nuestros protagonistas se ven envueltos en una guerra civil que en un principio parecía que pasaría de soslayo ante Clearwater, donde todos ellos viven en una relativa paz. Pero el sentido de la justicia y honor que poseen todos ellos, nos les permite mirar hacia otro lado mientras su país se desangra a causa del conflicto fratricida. Pero ni tan siquiera la causa bélica deja pausada la ambición y maldad de los hombres que pretenden quitar lo que nuestros protagonistas han conseguido con esfuerzo y tesón. Y es que no solo en los rebeldes tendrán a sus enemigos. No deberán bajar la guardia si quieren impedir que el malvado Bart Hamilton les arrebate el fruto de sus esfuerzos. Al encontrarse Zack y los demás en el frente, ha de ser Mary la que defienda su hogar.
Ya hice un alegato, en la reseña de la anterior entrega, en la cual destacaba que el género Western a veces no es tratado con el respeto que merece, en cuanto a literatura se trata. Y señalaba que podemos considerar que pertenece perfectamente al género de novela histórica. En «Jinetes de honor», James Nava va un paso más allá, donde la mayor parte de su acción tiene como escenario la Guerra de Secesión americana. Por lo tanto, con ella nos hace entrega de una gran novela de género bélico. Con este libro demuestra su gran experiencia como asesor militar. Y es que resulta fascinante su forma de narrar las batallas en las que se ven envueltos nuestros protagonistas. Jugando con datos históricos y personajes reales, consigue crear una atmósfera intrigante y veraz en la que mezcla a la perfección realidad y ficción. Como veraz es a la hora de plasmar la crudeza del desarrollo de las batallas y muertes que se producen en los enfrentamientos, dotándolas de credibilidad. Si la conducimos por la senda del cine, que es adonde nos lleva la memoria colectiva cuando al género del Oeste nos referimos, podríamos asemejarlo más a la obra del cineasta Sam Peckinpah, por su crudo realismo, que al estilo más amable de John Ford. Y es que Nava no nos engaña; no dulcifica ni idealiza esta etapa de la historia, nos retrata su dura realidad. Y ya que aludimos a la afinidad entre literatura y cine, quiero destacar lo emocionante de la escena de esos personajes sitiados que han de defenderse de los atacantes. Podría ser perfectamente un digno homenaje al film de culto «Asalto a la comisaria del distrito 13» de John Carpenter.
El autor sigue tratando muy bien a sus personajes, tanto a los principales como a sus antagonistas, los cuales no se quedan en el boceto. Nos traslada las motivaciones de estos, humanizándolos. Esto se ve reflejado en el respeto que sienten hacia sus enemigos tanto los sureños como el bando del Norte, donde todos tienen sus motivos e ideales, ya sean equivocados o no, pero que demuestra que la guerra es cruel indiferentemente del bando en el que luche cada cual, y donde solo se respeta una máxima: Mejor tú que yo.
Este respeto se traslada también a los personajes femeninos, a los que dota de fuerza y que se crecen ante la adversidad, siendo capaces de defenderse sin tener que cumplir el papel de damisela en apuros a las que el héroe rescata. Mujeres con fuerte carácter y personalidad, dignas de vivir en un territorio hosco y salvaje, ganándose por sí mismas ese derecho. Un territorio tan bello como salvaje, y en el que la naturaleza sigue cumpliendo un importante papel en la trama. Resulta estremecedor ese vínculo que James crea entre el joven indio y los lobos, con el que personifica el amor y respeto hacia la naturaleza y la tradición.
Es admirable como el autor maneja los tiempos. Como se desenvuelve a través de distintos hilos narrativos que transcurren en el mismo tiempo, y como convergen quedando resueltos los nudos, encajando todo de forma clara y comprensible para el lector.
Es imprescindible que primero leáis «El sueño del oeste», porque sino no podréis disfrutar plenamente esta segunda entrega. La cual he encontrado más emocionante, si cabe, que la anterior. Resultando una lectura adictiva que no podrás abandonar hasta su desenlace. Afortunadamente también está publicada y podemos disfrutar ya de la tercera entrega, porque os aseguro que desearéis seguir leyendo sobre estos personajes que a estas alturas ya os habrán enamorado.