Radicalizado de Cory Doctorow
‘Radicalizado’ son cuatro novelas de ciencia ficción urgentes sobre el presente y el futuro de Estados Unidos en un solo libro. Contadas a través de una de las voces del género más en boga de nuestra generación, ‘Radicalizado’ es una oportuna colección compuesta por cuatro novelas de ciencia ficción conectadas por visiones sociales, tecnológicas y económicas de la actualidad y de lo que podría ser Estados Unidos en un futuro cercano. ‘Pan no autorizado’ es una historia sobre la inmigración, la toxicidad de la estratificación económica y tecnológica, y los jóvenes y los oprimidos que luchan contra todo pronóstico para sobrevivir y prosperar. En ‘Minoría Modelo’, una figura similar a la de Superman intenta rectificar la corrupción de las fuerzas policiales que durante mucho tiempo creyó erróneamente que protegían a los indefensos… sólo para descubrir que sus esfuerzos afectan negativamente a sus víctimas. ‘Radicalizado’ es la historia de un levantamiento violento en la dark web contra las compañías de seguros, contada desde la perspectiva de un hombre desesperado por conseguir financiación para un medicamento experimental que podría curar el cáncer terminal de su esposa. La cuarta historia, ‘La máscara de la muerte roja’, se remonta al libro ‘Walkaway’ de Doctorow, abordando cuestiones de supervivencia frente a la comunidad.
Spinoza en el Parque México de Enrique Krauze
Una biografía intelectual no es la biografía de la vida privada. Es la historia de una formación en la que intervienen muchos factores, muchas presencias y escenarios: escuelas, experiencias, viajes y, sobre todo, lecturas. La vida intelectual sigue la trayectoria de las ideas en el tiempo, de ideas encarnadas en una persona y, fundamentalmente, en el diálogo que ha mantenido con figuras tutelares, maestros, colegas, amigos. Así se hilvana una biografía intelectual: conversando con abuelos, mentores, compañeros de tantas batallas, autores admirados. Conversando en el café más que en las aulas. Y conversando con los libros.
Fascinado por las vidas de tantos mexicanos y latinoamericanos eminentes, por comprenderlas y narrarlas, Enrique Krauze no había abordado su propio quehacer como historiador, editor, ensayista y crítico del poder. Hasta ahora. A partir de una serie de conversaciones con José María Lassalle, el autor ofrece su libro más íntimo y revelador: Spinoza en el Parque México.
Los hijos de Enero de Safia Elhillo
Los hijos de enero habla de la migración y el sentimiento de pertenencia, de la identidad, el color de piel y el idioma, de la muerte y la música. El cantante egipcio Abdel Halim Hafez es la espina dorsal sobre la que Elhillo articula todo el libro, haciendo un recorrido por la historia de tres generaciones de mujeres. La voz del cantante invade, invariable y hermosa, la cocina de una abuela en Jartum, la de una madre en Ginebra, la de una hija en Brooklyn. A través de esta reivindicación de lo íntimo, del espacio en el que las mujeres cocinan y hablan y duermen, se expone la confrontación entre la historia oficial y las narrativas que la guerra, la crueldad y el patriarcado han invisibilizado.
Las vitalidades de Ángela Segovia
Una casa con una torre alta, jardín, huertos, un bosque extenso. Alguien ha desaparecido. Él. Y de fondo, circunscrita a estos límites, obsesionada con esta ausencia repentina, surge una voz que parece sonar sutil, radicalmente inocente, que nos habla como de puntillas, desde los espacios de la casa donde vive y hasta donde su vista alcanza, pues lo que hay al otro lado del jardín es territorio desconocido. Si hay novelas río –caudalosas, repletas de historias que se entrecruzan–, también hay novelas hilo, en las que la trama pende de un hilo de voz que, en este caso, habla con extrañeza, rodeada de objetos, de personas y también de las «vitalidades» –pues para ella todas las cosas del mundo hablan una especie de idioma secreto al que llama así–. Ángela Segovia se adentra de lleno en la narrativa después de haberla bordeado en poemarios como La curva se volvió barricada (Premio Nacional de Poesía Joven) y Amor divino, que la crítica consideró como uno de los más singulares y audaces de los publicados en los últimos años.
Clandestina de Marie Jalowicz
En 1942, Marie Jalowicz, una judía berlinesa de diecinueve años, decidió que haría lo imposible para evitar los campos de concentración. Abandonó la fábrica de Siemens donde era trabajadora forzosa, se arrancó la estrella amarilla, asumió una identidad falsa y desapareció en la ciudad. En los años siguientes, Marie se escondió donde se le ofreciera refugio, viviendo con los más insólitos anfitriones, desde artistas de circo y comunistas hasta nazis. Sin embargo, la compasión y la crueldad a menudo son dos caras de la misma moneda. Cincuenta años después, unos meses antes de su muerte, Marie contó su historia por primera vez. Narrada en su propia voz con una honestidad inquebrantable, Clandestina es un libro como ningún otro sobre la vida cotidiana en el Berlín de la guerra.
Relatos, 1 de J. G. Ballard
Las historias de Ballard tratan de nuestro tiempo, están situadas en una especie de “presente profético”, no las proyecta hacia el futuro; lo que le interesa es el futuro real que él veía próximo y que no ha perdido un ápice de su pertinencia. En la gran tradición de la ficción breve especulativa, Ballard es un maestro consumado de este género. Como él mismo explica: “Los relatos cortos siempre me han parecido importantes. Me gusta su idoneidad para tomar instantáneas, su capacidad para centrarse con intensidad en un solo tema”.
Este primer volumen de sus relatos completos reúne sus historias en el orden original de su publicación entre 1956 y 1964, precedidas de un prólogo del autor y de una introducción de Adam Thirlwell.
La casa de mi padre de Pablo Acosta
Esto no es un libro, es una casa. Una casa con su puerta de entrada, su recibidor, los dormitorios, un estudio, ventanas… Una vivienda que el narrador habitó en su juventud y que ahora vuelve a recorrer con las manos para construir un palacio de la memoria y permitir que nos abramos paso entre la tenue luz de los ventanales por el angosto pasillo. Porque, como en todas las casas, en esta casa también al final del pasillo habita lo oscuro. Dice Pablo Acosta que «la escritura es una materia muerta, pero deseo que contenga una energía que no solo se transmita de manera retórica. Parto de la experiencia y la trabajo como literatura, pero no es tanto la idea de pulir la piedra como la de retirar las rebabas: preparar el pergamino quitando la carne sobrante, interna, reblandecida, dejando solo la piel fina, lista para absorber la tinta que la enfermará. Por eso queda tan poca materia al final del proceso. No quiero nada gratuito, no quiero crear escenas novelescas. La novela, los géneros, son males necesarios para mí. En esta casa son algo que odiar».
Huelga decir de Eduardo Milán
Huelga decir transita una inconfundible topo-grafía. Su poesía son pasajes abiertos al ritmo de formas e ideas que dirigen la atención a una ausencia precisa. El poema está ahí afuera, su lengua es la lengua del mundo, resuena como un gong que lo despierta y nos despierta. Más aún, al mirar hacia afuera nos muestra su interior. Pone la escritura del revés, como uno de esos terrarios cuyos cristales permiten ver que el hormiguero es una red de túneles insospechable desde la superficie. El poeta es un topo que horada un no-lugar: el lugar de «ese no tan rechazado en esta época». En esta escritura donde poema y ensayo se cruzan, Milán sigue adentrándose en los espacios fundamentales de su mundo y el nuestro, sigue abriéndose y abriéndonos. Adentrémonos con él.