Confieso que he vivido de Pablo Neruda
En Confieso que he vivido, Pablo Neruda expone tanto su concepción del arte y de la poesía como los motivos que le llevaron a defender hasta el final de su vida sus conocidas posiciones políticas. De forma no menos brillante, rememora la figura de algunos amigos: García Lorca, Alberti, Miguel Hernández, Eluard, Aragon y su relación con personajes destacados de la política contemporánea. A este respecto, resulta particularmente emotiva la evocación -que cierra este libro- de su amigo el presidente Allende, escrita a los tres días de su trágica muerte.
El Vendedor De Silencio de Enrique Serna
A mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el líder de opinión más influyente de México. Reportero estrella del diario Excélsior, tenía una red de contactos internacionales envidiada por todos los periodistas. Mimado por el poder, como columnista político sobresalió por su falta de escrúpulos, al grado de que Julio Scherer lo llamó el mejor y el más vil de los reporteros. Industrializó el chayote cuando esa palabra todavía no se usaba en la jerga política. En su Fichero Político, donde fungía como vocero extraoficial de la Presidencia y cobraba todas las menciones, podía difamar a cualquiera con impunidad absoluta.
Según Carlos Monsiváis, un coscorrón en esa columna representaba una temporada en el infierno para cualquier aspirante a un cargo público. Aunque ganaba millones por publicar alabanzas, se hizo más rico aún por medio de la extorsión, callándose lo que sabía de sus poderosos clientes. La personalidad pública de Carlos Denegri es indisociable de las atroces vejaciones misóginas que cometió en su vida privada. Era tan prepotente y déspota en el trato con las mujeres como en el periodismo, de modo que su patología fue a la vez íntima y social.Radiografía del machismo a la mexicana y epitafio de la dictadura perfecta, esta novela es un estudio de carácter incisivo y mordaz, sustentado en un arduo trabajo de investigación, que por momentos linda con la farsa trágica. Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucción del pasado, para entregarnos un fresco histórico apasionante.
El hombre que amaba a los perros de Leonardo Padura
En 2004, a la muerte de su mujer, Iván, aspirante a escritor y ahora responsable de un paupérrimo gabinete veterinario de La Habana, vuelve los ojos hacia un episodio de su vida, ocurrido en 1977, cuando conoció a un enigmático hombre que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos. Tras varios encuentros, «el hombre que amaba a los perros» comenzó a hacerlo depositario de unas singulares confidencias que van centrándose en la figura del asesino de Trotski, Ramón Mercader. Gracias a esas confidencias, Iván puede reconstruir las trayectorias vitales de Liev Davídovich Bronstein, también llamado Trotski, y de Ramón Mercader, también conocido como Jacques Mornard, y cómo se convierten en víctima y verdugo de uno de los crímenes más reveladores del siglo xx. Desde el destierro impuesto por Stalin a Trotski en 1929, y desde la infancia de Mercader en la Barcelona burguesa, sus amores y peripecias durante la Guerra Civil, o más adelante en Moscú y París, las vidas de ambos se entrelazan hasta confluir en México. Ambas historias completan su sentido cuando sobre ellas proyecta Iván sus avatares vitales e intelectuales en la Cuba contemporánea y su destructiva relación con el hombre que amaba a los perros.
Un hombre de Oriana Fallaci
Un hombre narra la experiencia personal de la autora con el poeta griego y líder de la resistencia al regimen militar Alekos Panagoulis, desde su liberación tras varios años de cárceles y torturas hasta su asesinato, en misteriosas circunstancias jamás esclarecidas, en 1976. El libro es un parentesis romántico, un soplo de aire fresco en un momento en que el trabajo de la autora era eminentemente periodístico. Fallaci, para quien «un hombre debe ser valiente para conquistarme», sucumbe ante este torturado personaje, al que define como «un cristo crucificado nueve veces». He aquí la eterna leyenda del heroe que se bate solo, pateado, vilipendiado, incomprendido. La eterna historia del hombre que rechaza plegarse a las iglesias, a los temores, a las modas, a los esquemas ideológicos, a los principios absolutos vengan de donde vengan, se revistan del color que sea, del hombre que predica la libertad. La eterna tragedia del individuo que no se adapta, que no se resigna, que piensa por su cuenta, y que paga por ello con su vida.
No ha lugar a proceder de Claudio Magris
«Submarinos usados. Compro y vendo.» Con este anuncio, aparecido en el Piccolo Banditore el 26 de octubre de 1963, arranca la novela. No es una invención, se publicó de verdad. Quien lo puso fue un profesor triestino, Diego de Enriques coleccionista obsesivo de armas y de todo tipo de parafernalia bélica. En él se ha inspirado Claudio Magris para construir esta narración hipnótica e inquietante que arranca con un hombre empeñado en montar un «Museo total de la Guerra para la llegada de la Paz y la desactivación de la Historia». Junto al profesor que lo ha concebido, aparece otro personaje central, el de Luisa, hija de una judía deportada y de un sargento afroamericano. Ella será la encargada de poner a punto ese museo, cuyas salas acumularán objetos que cuentan historias. Y así, en esta novela que contiene muchos relatos, van apareciendo la Risiera di San Sabba, en la periferia de Trieste, que fue el único campo de exterminio nazi que existió en Italia; el asesinato de Heydrich en Praga a manos de la resistencia checa; la trata de esclavos africanos; la peripecia del soldado alemán ejecutado por la Wehrmacht por negarse a disparar contra la población civil polaca; los zapatos de un partisano esloveno; la violencia en la América colonial; la celebración del último cumpleaños de Hitler en el castillo de Miramare…Y de fondo Trieste, ciudad fronteriza, mezcla de etnias y culturas, convertida después de la guerra en el experimento del Territorio Libre de Trieste… Magris ha escrito una novela prodigiosa que rompe los moldes más acartonados del género y muestra una vez más el alcance de su ambición literaria. Una novela sobre la capacidad del ser humano para generar horror, pero también sobre la necesidad de la memoria, del amor y del combate –épico o cotidiano– contra la barbarie.
Tinísima de Elena Poniatowska
Esta novela es el recuento interior de una vida en que el arte, la militancia y el amor se disputan el alma y el cuerpo de una mujer. Tina Modotti compartió sus cuarenta y cuatro años de vida con personajes hoy legendarios: Edward Weston, Diego Rivera, Xavier Guerrero, Julio Antonio Mella, Vittorio Vidali. Y vivió a fondo sus etapas: la liberación espiritual y sexual en la bohemia de San Francisco, la pasión por la fotografía, el México de los veinte que se abría al mundo, la militancia comunista y la inmersión en el estalinismo más rígido, el trabajo revolucionario en Alemania y la URSS, y en la guerra de España, como enfermera y organizadora, el regreso a México…