El jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes ha propuesto a Rafael Cadenas para ser galardonado con el Premio Cervantes 2022.
El jurado le ha otorgado el premio a Rafael Cadenas por “su vasta y dilatada obra literaria” y reconoce “la trascendencia de un creador que ha hecho de la poesía un motivo de su propia existencia y la ha llevado hasta alturas de excelencia en nuestra lengua”. Según el jurado, “su obra es una de las más importantes y demuestra el poder transformador de la palabra cuando la lengua es llevada al límite de sus posibilidades creadoras”. Cadenas “hace destilar de las palabras su esencia deslumbrante, colocándolas en el territorio dual del sueño y la vigilia y haciendo que sus poemas sean una honda expresión de la existencia misma y del universo, poniéndolas también en una dimensión que es a la vez mística y terrenal”.
Estos son algunos de sus poemas más celebrados:
Rara Materia
Rara materia que no cedes razones.
Si tocas el labio del amor es para herirlo,
si llamas al pensamiento es para dejarlo secar.
Cede alguna vez: regresa a tu reino oscuro.
No es justo tu veneno restregando sed
a los sueños, incertidumbre al corazón,
crecimiento a las secretas mutilaciones.
Cede alguna vez: demasiado conoces.
Ciega, pestilente, enancada en la noria
de la ilusión, aléjate del humano olor
que destila nuestra debilidad:
materia, rara materia.
Disyuntiva
Yo quería escribirun poema,
luego tuve la intención
de no tener intención
y el poema se quedó allí
detenido,
atrapado,
carbonizado entre la chispa
de las dos intenciones
y aquí
lo dejo.
‘Derrota’ (1963)
Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
(«Ud. es muy quedado, avíspese despierte»)
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
‘Una isla’ (1958)
Si el poema no nace, pero es real tu vida,
eres su encarnación.
Habitas
en su sombra inconquistable.
Te acompaña
diamante incumplido.
‘El que es’ (1966)
Si alguien me toca, sólo me toca a mí, a ese mí orgulloso, ese mí que no deja franquear su claustro, y no a ese otro alguien, informe, vasto, neutro, que hace gestiones en la oscuridad.
Herirás al que puedes herir, a que no importa defender, al que no es nada.
No lastimarás a nadie, lastimarás a ese nadie que me cierra el paso.
No temas. Sufre mi guardián. El que debe desprenderse como fruto que he cultivado, usé y abandono.
El otro, oscuro, humilde y quieto, no necesita protección.
No será tocado ni herido. Ni padece ni se queja.
No será destruido.
‘Amante’ (1983)
Eludías
el encuentro
con el tú
magnífico,
el que te toma
y te anula como tempestad
y de ti arranca al que busca.
‘Las paces’ (1988)
Lleguemos a un acuerdo, poema.
Ya no te forzaré a decir lo que no quieres
ni tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos forcejeado mucho.
¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando sabes cosas que no sospecho?
Líbrate ya de mí.
Huye sin mirar atrás.
Sálvate antes que sea tarde.
Pues siempre me rebasas,
sabes decir lo que te impulsa
y yo no,
porque eres más que tú mismo
y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo la extensión de mi deseo
y tú no tienes ninguno,
sólo avanzas hacia donde te diriges
sin mirar la mano que mueves
y cree poseerte cuando te siente brotar de ella
como una sustancia que
se erige.
Imponle tu curso al que escribe, él
sólo sabe ocultarse,
cubrir la novedad, empobrecerse.
Lo que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártame de ti.
Muelle de enormes llamas
Navíos que viajan al sol,
música de tambores,
sales desencajadas,
niños desnudos,
marineros que descargan plátanos.
Ciudad de corazón de árbol, humedades
temblorosas, juncos que danzan.
La luz golpea mendigos,
divide el mundo en dos memorias.
Mi frente se hunde en la cesta del mediodía.
Soy latido, sonrisa, adoración.