Una novela valiente y provocadora acerca los males de nuestro tiempo
Tras un comentario de su hijo en el colegio, las injustas sospechas de pedofilia que recaen sobre Roberto Lanza lo llevarán a vivir en un auténtico infierno. Una historia híbrida entre el thriller psicológico, la novela de corte social y una trama de estirpe kafkiana con un ritmo frenético y alta tensión narrativa
Cuando Roberto Lanza se dispone a recoger a su hijo del colegio, la profesora le pide explicaciones sobre una sospecha de pedofilia que ha provocado algo que ha dicho el niño. Este es el desencadenante de una historia híbrida entre el thriller psicológico, la novela de corte social y una trama de estirpe kafkiana con un ritmo frenético y alta tensión narrativa. El entorno juzga sin pruebas y la culpa se cierne sobre la vida del protagonista, como en El proceso, convirtiéndola en un repentino infierno. Cualquier comentario es fuente de paranoia para Roberto Lanza.
La trama se convierte en un pretexto para desatar la polémica y establecer una profunda reflexión sobre la felicidad conyugal, la sexualidad, la relación entre padres e hijos y la libertad individual. Como es habitual en Ronaldo Menéndez, la narración, de una calidad inusitada, sirve como vehículo para desgranar profundas reflexiones sobre la sociedad, las relaciones humanas y la dicotomía entre el individuo y el grupo. En este caso, el escritor explora los mecanismos sociales que llevan a la marginación de ciertas personas, la inercia de los prejuicios y los comportamientos grupales excluyentes y el difícil equilibrio entre lo individual y lo colectivo.
Considerado uno de los escritores referentes en el panorama literario latinoamericano actual, Ronaldo Menéndez, afincado en Madrid desde 2004, es autor de varias novelas y cuentos que siempre han sido bien acogidos por la crítica hispana. El tema de la situación política en Cuba, al que se aproxima de manera crítica, no es ajeno en su obra, pero en El Proceso de Roberto Lanza, el escritor da un salto a un tipo de narrativa más personal y menos concreta, menos social y más humana.