De cómo ‘morir joven’ lo más tarde posible: La medusa inmortal

«De cómo “morir joven” lo más tarde posible. En otras palabras, de la naturaleza y de la ciencia que hay detrás de la salud unida a la longevidad. Prometo que no se trata de cosernos testículos al muslo ni de nadar con reptiles carnívoros. Pero va a ser todo un viaje desde el mar de Groenlandia y la isla de Pascua hasta los túneles de la rata topo desnuda en África. Por el camino conoceremos a aventureros a la antigua, personas que experimentaron en ellas mismas y, por supuesto, a muchos de los mejores científicos del mundo.» 

EL LIBRO

Las maravillas de la naturaleza.Ciencia y el envejecimiento.Buenos consejos sobre longevidad.

Un libro apasionante que nos habla de un modo increíblemente seductor y nos invita a pensar en cuestiones de la vida humana: ¿podemos calcular nuestra esperanza de vida exacta a partir del momento físico en el que se encuentra nuestro cuerpo? ¿Se puede estimular la autofagia (el proceso de autorregeneración de nuestras células) en una edad tardía de la vida? ¿Puede una bacteria encontrada en la isla de Papúa alargarnos la vida?  

Otros ejemplos interesantes que descubre el libro de los récords de la longevidad en el ámbito animal, por ejemplo, son: una  especie de medusa de la medida de una uña que puede volver a su estadio primario de pólipo cuando se siente amenazada y después crecer de nuevo y  empezar otra vez la vida; un tiburón de Groenlandia que tenía 286 años cuando se hundió el Titánic, actualmente tiene 390, mayor que Estados Unidos, y los científicos prevén que pueda durar unos 100 años más, o árboles y langostas que se van haciendo cada vez más grandes y acaban muriendo por accidente, nunca por edad, etc.

Hay organismos que viven mucho más que nosotros, pero también los hay que tienen una trayectoria de envejecimiento completamente diferente a la nuestra.

• Las hembras de pulpo ponen los huevos y, de inmediato, la boca se les cierra. Dejan de comer y se dedican por completo a proteger los huevos. Una vez que estos eclosionan, las hembras mueren a los pocos días.

• Los machos del Antechinus stuartii, un ratón marsupial australiano de pequeño tamaño conocido como antequino pardo, se vuelven tan agresivos, se estresan y se agotan tanto durante la época de apareamiento que mueren poco después.

• Las cigarras se pasan casi toda la vida (y pueden vivir hasta diecisiete años) bajo tierra. Solo suben a la superficie para poner huevos, y poco después mueren.

• Las efímeras solo viven un día o dos tras poner los huevos. De hecho, una de estas moscas ni siquiera tiene boca y solo vive unos cinco minutos. Su única misión es reproducirse una vez.

• También hay plantas que siguen esta pauta de reproducción. Hay un tipo de agave, el agave amarillo o pita, la llamada «planta centenaria», que llega a vivir décadas, pero muere poco después de florecer por primera y única vez.

La investigación sobre el envejecimiento aún está en pañales, pero ya hemos visto que hemos llevado a cabo importantes avances. Es una bola de nieve que seguirá rodando y creciendo en los próximos años. La pregunta de por qué envejecemos, y más importante aún, qué hacer al respecto, está entre las más antiguas de la humanidad. Es más antigua que la civilización. Y, como demuestra este libro, seguimos interesados en la respuesta.

*Una muestra con extractos del libro*

No puedo escribir un capítulo sobre organismos excepcionalmente longevos sin hablar de las tortugas. Una de las más viejas que se han conocido fue Tu’i Malila, una tortuga estrellada de Madagascar que vivía con la familia real de la isla tropical de Tonga. Tu’i Malila fue un regalo que hizo el explorador británico James Cook al rey de Tonga en 1777. Murió en 1965, a la muy respetable edad de ciento ochenta y ocho años. Es el récord verificado entre las tortugas. Pero Tu’i Malila está a punto de ver como se lo arrebata Jonathan, una tortuga gigante de las Seychelles que vive en una diminuta isla del Atlántico, Santa Helena. Jonathan salió del huevo en 1832, antes de que se inventara el sello de correos, y ha sobrevivido a siete monarcas británicos y a 39 mandatos presidenciales estadounidenses. Para cuando tengas este libro entre las manos, Jonathan ya habrá batido el récord.

Sol, palmeras y una vida larga

Según los más pesimistas, la batalla contra el envejecimiento, y hasta por una prolongación importante de la vida, está perdida, pero cuesta darles la razón si se conocen ciertos ejemplos de envejecimiento en la naturaleza. Hay animales tan complejos como nosotros que viven mucho más. Algunos de ellos se pasan periodos muy largos sin envejecer o envejecen hacia atrás. Por tanto, no se puede afirmar que haya límites biológicos fundamentales que nos restrinjan a nuestra esperanza de vida actual.

La genética está sobrevalorada

Lo cierto es que si mañana desapareciera el cáncer la esperanza de vida solo se incrementaría en 3,3 años. Si erradicáramos las enfermedades cardiovasculares, aumentaría cuatro años, y si el alzhéimer se pudiera curar, la vida se alargaría dos años. Nos parece muy poco, pero la explicación es sencilla: la gente se moriría de otra cosa.

Las desventajas de la inmortalidad

¿Cuánto es la mitad de cien? En el tema del envejecimiento no es cincuenta. Es noventa y tres. Porque tiene la misma dificultad llegar de los noventa y tres a los cien años que recorrer el camino desde el nacimiento hasta los noventa y tres.

La hormesis en los animales

Los pájaros que viven mucho tiempo no tienen un estrés oxidativo superior al de los que viven poco. Las ratas topo desnudas tienen tanto estrés oxidativo como sus primos de vida breve, los ratones. En términos generales, la rata topo desnuda vive más no porque sufra menos estrés, sino porque está equipada de maravilla para lidiar con los estresores. Les va mucho mejor que a los ratones en casos de exposición a productos químicos que afectan al ADN, niveles de oxígeno bajos, ingestión de metales pesados o exposición a temperaturas muy elevadas. Por lo visto, el secreto para una vida larga no reside en vivir sin dificultades, sino en superarlas y seguir adelante.

Los perros tendrían que vivir para siempre

Lo peor del mejor amigo del hombre es que no vive mucho tiempo. Si tratamos de prolongar nuestra vida, ¿por qué no prolongar también la de nuestros perros? De hecho, el perro es excelente para investigar el envejecimiento. Para los científicos, es mucho más fácil y económico hacer pruebas con animales que con seres humanos, así que podemos matar dos pájaros de un tiro: conseguimos que nuestros amigos vivan más tiempo y aprendemos lecciones muy valiosas para futuros estudios con seres humanos.

En uno de ellos se está administrando rapamicina a cuarenta perros domésticos que viven con sus familias humanas. Por ahora, los resultados son excelentes, y se ha descubierto que su función cardiaca es mejor que antes del experimento. El tiempo dirá si viven más o no.

La lucha de la rata topo desnuda

Las ratas topo desnudas tienen una capacidad de supervivencia a los estresores (como los productos químicos que provocan daños en el ADN, los metales pesados o el calor extremo) muy superior a la de sus parientes cercanos, los ratones. Da la casualidad de que las células de las ratas topo desnudas también tienen una actividad autofágica mucho más elevada. La actividad de su sistema proteosómico, otro método de reciclaje de desperdicios celulares que se centra específicamente en la descomposición de las proteínas dañadas, es superior a la normal. De la misma manera, otros mamíferos de pequeño tamaño pero alta esperanza de vida, los murciélagos, incrementan sus niveles de autofagia con la edad. Este aumento de actividad de los basureros puede ser el motivo de que los murciélagos y las ratas topo desnudas vivan mucho más tiempo que otros mamíferos del mismo tamaño.

Telómeros en el espacio

En 2016, el astronauta estadounidense Scott Kelly volvió a la Tierra tras la estancia más larga de un norteamericano en la Estación Espacial Internacional, y aquí lo recibió su familia, entre la que se contaba el gemelo idéntico de Scott, Mark Kelly, también astronauta. La NASA los examinó a ambos antes, durante y después del viaje para medir los efectos de una permanencia prolongada en el espacio, y descubrieron que Scott había sufrido ciertos cambios. Entre ellos, cabe destacar que sus telómeros se alargaron mientras estaba en el espacio, pero volvieron a reducirse en cuanto regresó a la Tierra y al final acabaron siendo más cortos que antes del viaje. Tal vez la fuente de la juventud sea un viaje con billete de ida al espacio…

La ventaja de la hembra

Las mujeres suelen vivir más que los hombres, y como media tienen una edad epigenética más baja. Es algo que puede percibirse desde los dos años. La ventaja de la hembra es más evidente antes de la menopausia: hasta ese momento, las mujeres parecen protegidas, al menos de manera parcial, contra las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Y solo después de la menopausia el perfil de riesgo de la hembra se empieza a aproximar lentamente al del macho. Es interesante señalar que las mujeres con una menopausia tardía tienden a vivir más que la media, y el reloj epigenético nos indica la razón. Las mujeres a las que se les extirpan los ovarios, y por tanto entran en la menopausia a una edad más temprana, tienen una edad biológica más alta de lo esperable. Por el contrario, las mujeres que retrasan la menopausia con terapia hormonal tienen una edad biológica inferior a la que les correspondería.

Lo malo es que la terapia hormonal incrementa el riesgo de cáncer de mama, así que en cierto modo estamos como con los telómeros: si hubiera un tratamiento mejor para el cáncer, nos encontraríamos ante una terapia antienvejecimiento altamente beneficiosa.

Lo que no mata…

Porque el viento es uno de los peores enemigos de los árboles, pero resulta que no pueden vivir sin él. El ataque constante del viento consigue que desarrollen resiliencia y crezcan fuertes. Si se elimina el viento, los árboles se debilitan y, al final, se desploman debido a su propio peso.

Células zombies

Cuando una célula pasa a ese estado zombi, cesa su actividad normal, y desde luego deja de dividirse. Pero, en lugar de morir, que sería el paso obvio, se queda donde está, y por si fuera poco empieza a esparcir a su alrededor un cóctel de moléculas dañinas. No hace falta ser un genio para deducir que estas células pueden contribuir al envejecimiento.

Cómo dar cuerda al reloj biológico

Los investigadores han conseguido aislar células madre mesenquimales en ratones jóvenes y las han inyectado a ratones viejos. Al principio se buscaba un tratamiento para la osteoporosis, una enfermedad propia de la edad avanzada que hace que los huesos pierdan densidad y sean más frágiles. Una posible causa de la osteoporosis es que las células madre hayan dejado de producir las células de repuesto necesarias para el mantenimiento. Pero, para sorpresa de los investigadores, el tratamiento no afectó solo a la salud de los huesos, sino que hizo que los ratones vivieran más tiempo. Eso no quiere decir que el efecto vaya a ser el mismo en las personas, pero ya hay cirujanos plásticos que utilizan células madre mesenquimales para regenerar la piel dañada por el sol, mientras que algunas clínicas ofrecen tratamientos con estas mismas células para tratar lesiones deportivas.

Vuelven las sangrías

La relación entre las sangrías y la salud no es un invento reciente. A lo largo de la historia, la sangría ha sido una práctica médica habitual, aunque por lo general la llevaban a cabo los barberos. Era muy corriente ir al barbero a que te cortara el pelo y te sacara un poco de sangre, hasta tal punto que la línea roja que se ve en los postes de las barberías tradicionales representa la sangre que se extraía. Se atribuía a esta práctica todo tipo de beneficios para la salud, pero esa creencia se basaba en la sabiduría popular, no en la investigación científica, y se utilizaba para tratarlo todo, hasta las heridas de bala.

El parásito que prolonga la vida y controla el cerebro

Existe un parásito, la tenia, cuya vida transcurre entre los pájaros y las hormigas. La tenia habita en el tracto intestinal de aves como el pájaro carpintero, que excreta los huevos de este parásito en sus heces. Luego llegan las hormigas, que se comen las heces contaminadas, y los parásitos nacen ya dentro de su abdomen. Ahí tienen un flujo constante de nutrientes para vivir, pero su objetivo es volver al pájaro, porque solo en su interior pueden poner huevos. Es un ciclo vital de lo más excéntrico. Para conseguir lo que quieren, las tenias se apoderan por completo de la hormiga. Esto tiene un efecto positivo, si se puede utilizar la palabra cuando hablamos de un ser infectado por parásitos que le controlan el cerebro, y es que la tenia ha encontrado la manera de prolongar la vida de la hormiga. Las hormigas parasitadas viven tres veces más que las no infectadas. Lo malo es que no tenemos claro cómo funciona esto, y los parásitos desde luego no lo hacen por su buen corazón. Solo quieren que la hormiga viva más porque así se incrementan las posibilidades de que, en algún momento, se la coma un pájaro. Y si aparece un pájaro, no hay piedad: la tenia bloquea la respuesta natural de la hormiga, el miedo, para que, en vez de huir, se quede mirando al cielo como si tal cosa.

Alzhéimer

Tiene que haber algo fundamental que no comprendemos sobre el alzhéimer. ¿Cómo es posible que nada funcione? Por supuesto, no ayuda que el alzhéimer, a diferencia de casi todas las demás enfermedades, sea exclusiva del ser humano. Por ejemplo, los ratones padecen cáncer, pero nunca alzhéimer. Para estudiar la enfermedad, los científicos han tenido que desarrollar unos ratones que se asemejen a los pacientes humanos de la enfermedad, y luego tratar de curarlos con la esperanza de que los descubrimientos logrados durante el proceso sean transferibles a las personas. ¿Es posible que nos equivoquemos respecto a la relación de las placas de beta-amiloides con el alzhéimer? 

Rejuvenecimiento inmunitario 

En las aguas dulces de Mozambique y Zimbabue vive un pez diminuto de color turquesa, el killi. Para el observador poco informado, parece un pez corriente de acuario, pero cuando se trata de investigar el envejecimiento es mucho más que eso. Los killis se encuentran entre los vertebrados de vida más breve, apenas unas semanas. Esto los hace ideales para investigar el envejecimiento, porque los científicos pueden obtener datos enseguida.

BUENOS CONSEJOS SOBRE ENVEJECIMIENTO

Pasar hambre es divertido

No obstante, aunque los beneficios de la restricción calórica no compensen las desventajas, los resultados pueden ser útiles. Primero, porque demuestran que es importante no comer en exceso. No se trata de pasar hambre, pero sí de no excederse. Y, lo más importante, hemos descubierto una nueva estrategia para combatir el envejecimiento. No queremos utilizarla tal cual, pero tal vez encontremos un camino que nos permita evitar sus inconvenientes. Los investigadores están buscando maneras de reproducir el efecto de la restricción calórica, pero sin pasar hambre. Si averiguamos con precisión cómo actúa sobre los animales, podremos desarrollar fármacos que den el mismo resultado.

Viejas costumbres con caras nuevas: ¿más café? Sí, por favor

Los estudios indican que las personas que toman varias tazas de café al día, entre dos y cuatro, tienen un índice de mortalidad inferior al de las que no lo beben. Esto no quiere decir que beber café sea la causa de la diferencia, pero el café tiene algunos aspectos que podrían ser beneficiosos. Por ejemplo, la cafeína es un supresor del apetito, y ya hemos visto que comer menos es mejor para nosotros. Incluso hay personas que beben café durante el ayuno, porque sirve para controlar el hambre y, si no se le añade leche ni azúcar, no tiene calorías. Pero también hay una correlación entre el consumo de café descafeinado y una vida más larga, de manera que es posible que los beneficios para la salud se deban a otra cosa.

Las supersticiones de la nutrición

Los fieles de los cultos a la carga siguen una de las técnicas de aprendizaje más poderosas que se conocen: la imitación de lo que ha tenido éxito. En nuestro mundo, mucha gente copia todo lo que hacen una estrella del deporte, un músico o una personalidad de los negocios. Los motivos del éxito de estas personas no siempre son evidentes, así que, para conseguir lo mismo que ellos, lo lógico es copiarlo todo, desde levantarse a las cuatro de la mañana, bañarse en agua helada y leer todo lo que nos caiga en las manos hasta llevar jerséis negros con cuello de cisne. Pero, si no sabemos la causa de ese éxito, nos estaremos arriesgando a copiar un puñado de detalles insignificantes y superficiales, como sucede con los cultos a la carga.

De los monjes medievales a la ciencia moderna: la metfornima

Tras muchos años de existencia como tratamiento para la diabetes, la metformina ha cobrado una repentina fama al saltar al escenario del antienvejecimiento. En un estudio que se ha hecho muy famoso, los investigadores compararon la esperanza de vida de tres grupos de personas: sanas, diabéticos tratados con metformina y diabéticos tratados con otros medicamentos. Como era de esperar, los diabéticos tenían una esperanza de vida más baja que la media… excepto por una clamorosa excepción: los diabéticos tratados con metformina vivían más que la media de los no diabéticos. Es decir, la metformina hacía que unas personas que padecía una enfermedad que acortaba la vida vivieran más que las personas sanas. ¿Significa eso que la metformina es el primer fármaco antienvejecimiento?

El ejercicio 

Con los años, tendemos a perder masa muscular. Como media, las personas de ochenta años ya han perdido la mitad de las fibras musculares. Por eso nos debilitamos con la edad, y por eso tenemos menos resistencia a las enfermedades. Las personas con menos masa muscular y una fuerza de agarre inferior tienen tendencia a morir más jóvenes, pero levantar pesas nos puede ayudar a mejorar de dos maneras: en primer lugar, si se parte de una masa muscular desarrollada, se tarda más tiempo en llegar a un punto en que ese declive muscular resulta problemático; y, además, levantar pesas contrarresta, gracias a la hormesis, la pérdida de masa muscular. El esfuerzo obliga al organismo a invertir en la conservación y el fortalecimiento del músculo, y también ayuda a contrarrestar la pérdida de masa ósea debida a la edad.

El efecto placebo

Hay muchos indicios de que el efecto placebo es parte importante de la mayoría de los tratamientos, sobre todo si tienen un componente mental. Por tanto, este efecto placebo puede aumentar en proporción a la fe que tenga el paciente, y funciona todavía mejor si este cree que se trata de un medicamento novedoso, si es muy caro, si la píldora es muy grande y, no sabemos por qué, si es rojo.

Supongo que la parte buena del efecto placebo es que los consejos de este libro te ayudarán a vivir más tiempo siempre que yo haya logrado ser convincente. Bueno, vale, una vida más larga tal vez requiera algo más que «un poco de fe», pero los estudios demuestran que las personas que se sienten más jóvenes de lo que son tienden a vivir más tiempo. De la misma manera, también sabemos que la vida de los optimistas es más larga.

Las relaciones sociales

El ingrediente final que nos faltaba son las relaciones sociales. Ahora sabemos lo importante que es nuestro estado mental para la salud física, y como seres humanos necesitamos de nuestro entorno social. Por eso, la soledad es uno de los factores que se relacionan con mayor frecuencia con una muerte prematura, más incluso que el sobrepeso. La necesidad de relaciones estrechas es tan antigua que la compartimos con nuestros parientes lejanos: entre los babuinos, los individuos con relaciones sociales más sólidas viven más que los individuos con relaciones sociales débiles o inestables.