La muerte de Javier Marías (Madrid, 1951-2022) implica el final de una de las obras más rotundamente importantes de la literatura española de las últimas décadas.
Sus novelas, sus cuentos, sus artículos, sus semblanzas, sus columnas y sus traducciones conforman una comarca simbólica de una fuerza extraordinaria, marcada a fuego por la particular personalidad de Marías, por sus obsesiones, sus fijaciones y su mirada. Una mirada que, sin ser en absoluto ajeno a una Historia que introdujo a menudo en sus textos, y sobre la que meditó largamente, ante todo le hizo entregarse a la imaginación, a una ficción neta que, en libros como Todas las almas, flirteó con la propia experiencia personal del autor. Ese experimento con la “autoficción”, culminado años después en la memorable Negra espalda del tiempo, convirtió a Marías en un pionero en España en lo que respecta a esa opción narrativa, de la que después se desentendió totalmente.
Javier Marías era el escritor español más conocido, leído y valorado fuera de nuestras fronteras, el más traducido y más prestigioso, y también, por otra parte, uno de los más polémicos, uno de los más constantes en arremeter contra todo lo que no le gustaba y de los más insistentes en denunciar determinadas amenazas contemporáneas, tal vez más estúpidas que peligrosas o, mejor, muy peligrosas por ser tan estúpidas.
En su editorial, Reino de Redonda, fue publicando una especie de canon de la literatura que más le gustaba, recuperó algún antiguo título propio y rescató varias de sus traducciones. Su adicción por la literatura e incluso por los libros (una adicción, en todo caso, muy crítica, muy vigilante, muy exigente…) eran el reflejo de su carácter, el de un hombre que siempre vivió con pie y medio en las nieblas de la ficción, fantaseando con personajes y situaciones, solapando y tejiendo esas tramas que, novela a novela, título a título, lo han convertido en el novelista español de referencia de las últimas décadas, el más atendido, el más tenido en cuenta.
1) Tu rostro mañana (2009)
Tu rostro mañana, la obra cumbre de Javier Marías, como lo que en realidad es: una sola, grandiosa y monumental novela, que la crítica extranjera ya ha saludado como una de las cimas literarias de nuestro tiempo.
Uno de los mejores libros en español de los últimos 25 años según Babelia.
Publicada originalmente en tres entregas (Fiebre y lanza , 2002; Baile y sueño, 2004; Veneno y sombra y adiós, 2007), se ofrece ahora Tu rostro mañana, la obra cumbre de Javier Marías, como lo que en realidad es: una sola, grandiosa y monumental novela, que la crítica extranjera ya ha saludado como una de las cimas literarias de nuestro tiempo.
El narrador protagonista, Jacques o Jaime o Jacobo Deza, conoce los inesperados rostros de quienes lo rodean y también el suyo propio, y descubrirá que, bajo el mundo más o menos apaciguado en que vivimos los occidentales, siempre late una necesidad de traición y violencia que se nos inocula como un veneno.
Una historia que es mucho más que una historia apasionante, contada con la maestría de uno de los mejores novelistas contemporáneos, tal vez el más profundo y arriesgado.
2) ‘Mañana en la batalla piensa en mí’ (1994)
Una intensa narración sobre asuntos que nos atañen a todos: sobre el ocultamiento, los hechos y las intenciones; sobre el actuar sin saber y la voluntad que casi nunca se cumple; sobre la negación de las personas que una vez quisimos y el olvido y la indecisión; sobre la despedida, y también sobre el engaño.
La hechizante primera frase de esta novela ya dice mucho, quizá demasiado: «Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda».
Esto es lo que ocurre al narrador, Víctor Francés, guionista de televisión y «negro» o «escritor fantasma», encargado de redactar los discursos de la gente importante e ignorante. Recientemente divorciado, es invitado a cenar a su casa por Marta Téllez, mujer casada cuyo marido está de viaje y madre de un niño de dos años. Tras la cena galante, el hombre y la mujer pasan al dormitorio donde, «aún medio vestidos y medio desvestidos», ella empieza a sentirse mal hasta que agoniza y muere en una escena sobrecogedora.
Esa infidelidad no consumada se convierte así en una especie de «encantamiento», con problemas bien reales e inmediatos: qué hacer con el cadáver, avisar o no avisar, qué hacer respecto al marido, qué hacer con el niño dormido, qué diferencia hay entre la vida y la muerte.
3) ‘Tomás Nevison’ (2021)
«Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se lastoca, no se les pega, no se les hace daño…»
Dos hombres, uno en la ficción y otro en la realidad, tuvieron la oportunidad de matar a Hitler antes de que éste desencadenara la Segunda Guerra Mundial. A partir de este hecho, Javier Marías explora el envés del «No matarás». Si esos hombres quizá debieron disparar contra el Führer, ¿cabe la posibilidad de hacerlo contra alguien más? Como dice el narrador de Tomás Nevinson, «ya se ve que matar no es tan extremo ni tan difícil e injusto si se sabe a quién».
Tomás Nevinson, marido de Berta Isla, cae en la tentación de volver a los Servicios Secretos tras haber estado fuera, y se le propone ir a una ciudad del noroeste para identificar a una persona, medio española y medio norirlandesa, que participó en atentados del IRA y de ETA diez años atrás. Estamos en 1997. El encargo lleva el sello de su ambiguo ex-jefe Bertram Tupra, que ya, mediante un engaño, había condicionado su vida anterior.
La novela, más allá de su trama, es una profunda reflexión sobre los límites de lo que se puede hacer, sobre la mancha que casi siempre trae la evitación del mal mayor y sobre la dificultad de determinar cuál es ese mal. Con el trasfondo de episodios históricos de terrorismo, Tomás Nevinson es también la historia de qué le sucede a quien ya le había sucedido todo y a quien, aparentemente, nada más podía ocurrir. Pero, mientras no terminan, todos los días llegan…
4) ‘Tiempos ridículos’ (2013)
Con las noventa y seis columnas de este volumen, aparecidas en El País Semanal entre febrero de 2011 y febrero de 2013, Javier Marías cumplió diez años de colaboración dominical en este medio.
Durante este tiempo se convirtió en alguien fundamental para infinidad de lectores, que aguardabann con impaciencia su dosis semanal de valentía, originalidad, argumentaciones sólidas, sentido del humor y excelente prosa. El periodo aquí cubierto es el de la crisis económica y política, por lo que su tono es quizá más amargo que en otras ocasiones.
Pero en sus artículos también hay lo que el autor llamaba «treguas», de modo que el lector encontrará piezas emotivas o divertidas y siempre agudas: sobre la muerte de su tío, el músico Odón Alonso, o el caso Strauss-Kahn, o la nueva Ortografía de la RAE, sobre cómo Mourinho lo llevó a ser menos madridista que nunca, o los premios literarios, o sus peripecias en una adusta librería de Viena, o los héroes de los tebeos de su infancia, o la conmovedora carta de un lector…
Sin duda Tiempos ridículos enviará a la papelera muchos recortes, porque eso es lo que muchos lectores hacen con las columnas de Javier Marías: las recortan y las guardan, para darse ánimos al releerlas y renovar el placer.
«Sí, vivimos tiempos ridículos. Lo peor es que en España la mayoría de la gente se siente en ellos como pez en el agua.»
Una de las novelas fundamentales de la literatura española contemporánea
Un volumen adicional que da cuenta del fenómeno editorial en el que se convirtió este clásico contemporáneo.
«No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola…»
Así comienza esta novela magistral de Javier Marías. Pero «eso fue hace mucho tiempo», según añade el narrador: ahora es él quien está recién casado, con Luisa, y en su propio viaje de novios, estando en La Habana, ve desde el balcón de su hotel a una mujer desconocida que espera en la calle y que durante unos segundos lo confundirá con la persona con quien se ha citado. A partir de entonces el narrador sentirá un creciente e inexplicable malestar («presentimientos de desastre») ante su recién inaugurado matrimonio, e intuirá que la explicación tal vez esté en el pasado y por tanto en su propio origen, ya que su padre, Ranz, hubo de casarse tres veces para que él pudiera nacer. Lejos del investigador, el narrador de esta novela es, por el contrario, un hombre que prefiere no saber, consciente de lo peligroso que resulta escuchar y de que, una vez oídas las cosas, ya no pueden olvidarse.