Maisie Dobbs. Una detective con intuición, de Jacqueline Winspear.

La señorita Dobbs tal vez nos parezca una recién llegada a nuestro país, pero en 2008 ya nos hizo una visita con esta su primera aventura titulada “El caso de los soldados sin nombre”. Cuyo título no coincide con el que nos vuelve a visitar, esta vez de la mano de Maeva Noir, que rebautiza esta nueva edición como “Maisie Dobbs. Una detective con intuición”. Personalmente encuentro este título más acertado que el anterior, que hacia alusión al caso que ocupa parte de la trama de esta primera aventura de tan avispada investigadora, pero que solo se trata del trasfondo de la carta de presentación de tan encantador personaje, en el cual conoceremos el origen de la señorita Dobbs, así como de las consecuencias que la condujeron a ocupar una profesión tan atípica para una dama en un periodo tan convencional y clásico como fue el de entreguerras.

Jacqueline Wispear es una escritora con tanta experiencia como la que ha hecho ganar a la detective Dobbs, ya que en este 2022 ha publicado la que es su decimoséptima aventura. Quizás aprovechando este hecho, su editorial haya dado por fin el salto para publicar en español todas las novelas de la sagaz detective. Esta escritora nacida inglesa y afincada en Estados Unidos, no solo está consagrada en la literatura de misterio, también ha explorado otros campos como las publicaciones académicas y en educación superior y a las comunicaciones de mercadotecnia. Colaboradora de revistas dedicadas al mundo de la mujer, lo cual lo demuestra con su protagonista más prolífica, que a pesar de situar sus acciones en un periodo donde a la mujer aún le quedaba un largo camino por recorrer para conseguir su emancipación, periodo que abarca ambas Guerras Mundiales, ha creado un personaje femenino fuerte, independiente y adelantada a su época, un ejemplo de empoderamiento.

En esta su primera aventura, estamos en 1929 y nos encontramos con una joven emprendedora colocando el cartel de “Investigaciones personales y comerciales” en la puerta de un pequeño despacho en el centro de Londres. Con la esperanza de conseguir su primer encargo a pesar de ser una de las primeras mujeres detectives. No tiene que esperar demasiado, y pronto recibe un encargo que a primera vista parece ser un sencillo caso de infidelidad que la conduce a una, en apariencia, tranquila residencia de descanso para antiguos combatientes de la Gran Guerra, pero que parece encerrar algo más. Todo esto la llevará a su propia niñez y el giro radical que dio su vida cuando entró a trabajar en la mansión de lady Rowan Compton, una aristócrata a la que no pasó desapercibida la despierta y vivaz inteligencia de la joven y a la que presentó a su gran amigo e investigador Maurice Blanche, que no tardó en convertirse en su mentor.

Una novela en la que la trama principal no es el caso que ha de resolver nuestra protagonista, más bien es el telón de fondo que enriquece la historia a la hora de presentarnos a su carismática heroína. Una chica que ha llegado donde se proponía gracias a su inteligencia y perseverancia. Dando su autora quizás más relevancia en la presentación de su personaje y las circunstancias que la llevan a ser quién es hoy que al caso en el que ha de indagar. Puesto que se trata, como afirmo más arriba, de la carta de presentación de una prolífica saga. La novela se divide en dos partes muy fácilmente diferenciables. Al principio asistimos a cómo establece su peculiar negocio en el centro londinense y comienza sus pesquisas en el que será su primer trabajo para pasar a continuación, en forma de flashback, desde el triste acontecimiento de perder a su madre a todo lo que conlleva hasta llegar a ser la mujer que es en la actualidad, ocupando esta la mayor parte del libro. No por ello el trasfondo de su trama detectivesca queda eclipsada por la biográfica, ambas poseen el suficiente interés para hacer que sus historias no decaigan ni pierdan interés, y consigue interconectar ambos hilos narrativos provocando que los hechos pretéritos sean los desencadenantes de las acciones del presente.

Wispear nos entrega mediante un lenguaje sencillo y ameno una historia amable y entretenida que carece de elementos escabrosos, a pesar de tratar un tema tan peliagudo como fue la desfiguración de los soldados durante la Primera Guerra Mundial, y cuyas secuelas los convirtieron en unos parías cuando debieron ser tratados como héroes, pero que debido a sus heridas lo que recibieron fue rechazo e incomprensión. El periodo en el que ha situado la trama también es un acierto; en los no tan locos años veinte, una época en la que no terminaron de cicatrizar tanto las heridas físicas como las mentales, donde se perdieron generaciones en una lucha absurda que cambió a la sociedad como no lo había hecho hasta ahora, haciendo que tanto hombres como mujeres vieron sus roles transformados, y que todo lo que creían seguro e inamovible cambió de un día para otro.

Personajes que cautivan, tanto su protagonista como los secundarios que la acompañan, y que viendo que al final del libro podemos disfrutar de las primeras páginas de la siguiente aventura de Maisie, —en librerías en septiembre de este mismo año— esperamos que esta primera entrega sea el trampolín que haga posible la edición dentro de nuestras fronteras del resto de las aventuras de esta encantadora e inteligente investigadora personal y comercial.