Aunque el argumento de Túneles podría hacer pensar en una gran narración gráfica de aventuras – la búsqueda del Arca de la Alianza por la hija de un arqueólogo que sufre demencia – el nuevo cómic de la autora israelí Rutu Modan va mucho más de eso y se erige como un retrato excepcional de la sociedad y los problemas del Israel actual. Porque Túneles poco tiene que ver con las aventuras de Indiana Jones, ya que es una historia con los pies en la tierra, interesada ante todo en el retrato de personajes y la relación entre ellos en un contexto muy concreto que arrastra un pasado muy complicado.
Y es que la arqueología también es un arma política en la llamada Tierra Santa. Cualquier hallazgo en una excavación puede consolidar o refutar argumentos políticos o religiosos que sostengan la ocupación de un determinado territorio o la expulsión de los habitantes del mismo. Y estas son las tensiones que flotan sobre los trabajos para cavar un túnel que inicia la protagonista, Nili Broshi, para conectar con la antigua excavación de su padre y que, paradójicamente, deben realizarse bajo el muro que separa al pueblo israelí del palestino. Como el lector va a descubrir muy pronto, los personajes que integran el equipo van a ser incapaces de cooperar de una manera eficiente en un objetivo común. Las tremendas implicaciones religiosas que involucran al posible hallazgo de un objeto tan mítico como el Arca de la Alianza dan un sentido metafórico al título del cómic, puesto que cada uno de ellos se encuentra atrapado en el túnel de sus convicciones y es incapaz de comprender las razones del otro, una exquisita alegoría de la vida cotidiana en un país en permanente conflicto.
La misma Rutu Modan intenta reivindicar, en el magnífico epílogo, a aquellas personas que quieren dejar atrás el pasado y construir un futuro de unidad frente a todo tipo de fanatismos cuya meta es tan terrorífica como improbable: imponer su relato y su visión del mundo frente a todas las demás perspectivas:
“Ojalá muchos más de entre nosotros pudiéramos ser capaces de contentarnos con el presente en vez de pelear por el pasado.
(…) Estas personas fascinantes con las pude hablar, tan distintas entre sí y tan diferentes también de mí, comparten país y una aspiración primordial: que las dejen tranquilas. Los borrascosos sucesos políticos del entorno, más que inquietarlas en términos ideológicos, les impiden dedicarse sin preocupaciones a lo que más les gusta. Lo mismo me pasa a mí y a los personajes de Túneles, una abigarrada colección de tipos raros que se congregan alrededor de Nili con un objetivo común: encontrar el Arca de la Alianza. Sin embargo, a pesar de su aparente voluntad de cooperación, la desconfianza, los prejuicios y la falta de comunicación los llevan a cerrar repetidamente tratos contradictorios, los unos a espaldas de los otros, solo para infringirlos sin titubear en cuanto se sienten amenazados.” (pag. 280).
Desde un punto de vista estrictamente artístico, la narrativa de Túneles fluye estupendamente como una novela gráfica directamente deudora de la línea clara de autores como Hergé. Una lectura realmente deliciosa que constituye un acercamiento perfecto a la obra de una de las autoras más interesantes del panorama del cómic actual.