Un asunto rural, de Mercedes Rodrigo

Mercedes Rodrigo es una profesora burgalesa licenciada en filología Hispánica e Inglesa que ha ganado con su ópera prima “Un asunto rural”, el XXV Certamen “Ciudad de Getafe de Novela Negra”.

Mercedes ya había sido premiada en concursos de relato y micro-relato. Pero ha sido con su primera novela con la que ha ganado este galardón ya de reconocido prestigio. Lo que es una baza importante y una garantía en el momento de incluir esta obra en nuestras próximas lecturas.

Es cierto que hoy día las estanterías de las librerías están atestadas de novelas de este género tan en alza. Afortunadamente, muchas de ellas han surgido de plumas de nuestro país, demostrando que ya no tenemos que recurrir a prestigiosos autores extranjeros a la hora de sumergirnos en un buen thiller. Y es que ya nadie pone en duda que nuestros escritores son capaces de tejer tramas tan entretenidas y enrevesadas como, por ejemplo, cualquier autor nórdico, considerados por muchos como los mejores a la hora de hacer que nos devanemos los sesos en esto de tratar de adivinar quién es el culpable.

En “Un asunto rural”, ese crimen en el que nos implica Mercedes, acontece en un pequeño pueblo del interior de Castilla. Un pueblito donde sus pocos habitantes se conocen de toda la vida, gente sencilla cuyo oficio es el campo y la ganadería; un pueblito donde nunca pasa nada y la vida transcurre, en apariencia, apaciblemente. Hasta que un día aparece muerto uno de sus vecinos más conocidos. Dueño de una granja que ha primera vista podría parecer que su óbito ha sido accidental, pero que pronto las evidencias descubren que no ha sido así. Demetrio Delgado, sargento de la guardia civil y también vecino del pueblo, será el encargado de llevar la investigación para esclarecer la misteriosa muerte de su paisano. Pronto descubrirá que ese pueblo en el que creía conocer a todos sus vecinos, no son tan apacibles y esconden secretos que no podía imaginar.

Este libro me ha gustado por varios motivos. Obviamente por la historia. Una red bien tejida donde la autora no ha dejado flecos, y hasta su último giro final no adivinaremos su desenlace. Bien estructurada, y con personajes tan reales que aportan una gran credibilidad. Otra baza importante es el escenario donde se desarrolla, resultando más complejo pergeñar una historia que resulte creíble cuando sus habitantes comparten desde siempre sus vidas con los vecinos. Y un protagonista que demuele todos los estereotipos y prejuicios que tiene la mayoría de un cuerpo como es el de la Guardia Civil, despojándolo de todo tópico y humanizando a sus miembros. En este caso al pobre Demetrio, el cual no está precisamente orgulloso de su forma de actuar ante acontecimientos y desgracias personales que le requirieron más valor del que, él mismo reconoce, no fue capaz de demostrar, lo que le lleva a las consecuencias de una soledad no deseada, y de un estado de salud un poco deteriorado. Protagonista al que su creadora no ha dotado de una brillante inteligencia, cualidad que lo haría menos humano ante sus lectores, pero hombre íntegro y tozudo que antepone su deber a su bienestar personal. Un personaje que se nos hará apreciado, de esos que echas de menos una vez has terminado el libro.

Una novela que es un soplo de aire fresco, de lectura ágil, cuyos cortos capítulos así lo permiten. Novela negra amable, ahorrándonos detalles escabrosos, y con un elenco de personajes, muchos entrañables, que consiguen ser tan cercanos que parecerá que el lector es uno más y sigue los acontecimientos de la investigación a través del visillo de la ventana.