Lo que la marea esconde, de María Oruña

A estas alturas, el aficionado a la novela negra conoce de sobra a la escritora María Oruña y su serie “Los libros del Puerto escondido”, protagonizados por la teniente de la guardia civil Valentina Redondo. Así que sobran presentaciones para una de las mejores autoras del género policíaco de nuestro país.

“Lo que la marea esconde” es la cuarta entrega de tan famosa saga. En ella nos reencontramos con los personajes que ya conocemos de las anteriores novelas. Pero en algo que demuestra María Oruña su inteligencia es la de retomar cada libro como si de una obra independiente se tratara, —aparte de la evolución de los personajes habituales en ellas— y es que “Lo que la marea esconde” es un claro homenaje a los pioneros del género negro. Cada capítulo lo encabeza una cita de alguna obra de algún escritor celebre como son Agatha Christie, Edmund Crispin, Edgar Allan Poe, y como no Gaston Leroux, autor de “El misterio del cuarto amarillo”, relato preferido de la autora, como ella misma confiesa al final del libro en un apartado denominado “Curiosidades”. Y es que no queda aquí el homenaje al genero policíaco clásico, toda la novela es una oda a él, ya que el propio caso que ocupa la línea argumental de este libro es lo denominado cuarto cerrado, esquema clásico en apariencia imposible de resolver porque nadie pudo entrar o salir de la habitación donde se encuentra el cadáver.

Esta vez a la teniente Redondo le han encomendado el caso de asesinato de la presidenta del Real Club de Tenis de Santander, que ha aparecido muerta en el camarote de una goleta. Lo que hace tan peculiar este asesinato es que la estancia donde aparece el cadáver está cerrada por dentro y no hay modo humano de que el asesino haya podido entrar y salir sin que lo viera el resto de invitados que asistían a una gala dentro de la nave. Este sería el hilo principal de esta novela, ya que las vicisitudes de nuestra protagonista y su entorno prefiero que lo descubra el propio lector, al que impactará la nueva realidad de nuestra protagonista.

Otro factor a destacar es que aunque no te hayas leído los tres libros anteriores y empieces por este, lo puedes leer y entender perfectamente sin tener la sensación de que te has perdido algo. Obviamente no te cuenta las vivencias de los personajes habituales de la saga desde el principio, pero a base de pequeños trazos te va indicando cual ha sido la evolución de cada uno y los hechos que los han llevado a su situación actual. Eso sí, el lector que coja esta novela sin haber leído los anteriores quedará irremediablemente atrapado y tendrá la necesidad imperiosa de leerse los tres predecesores, que a pesar de habernos hecho algún spoiler, siempre a la trayectoria de los personajes habituales se refiere, ya que todos los casos son independientes en cada entrega, seguirán siendo igual de disfrutables que si lo hubiésemos tomado en orden desde un principio.

Si hay algo que me gusta particularmente de los libros de María Oruña es su narrativa amable, donde obvia detalles escabrosos o desagradables, demostrando que se puede escribir una buena novela negra sin necesidad de acudir al morbo detallando hasta el más mínimo resquicio de como se produce el óbito de la victima o como se realizan las autopsias, donde estos hechos son tan explícitos en obras de otros autores que pueden llegar a incomodar al lector sin aportar nada a la trama. Para los que somos asiduos al género y admiramos a los clásicos es un autentico placer degustar esta novela que hará las delicias del lector amante de esas obras precursoras, de cuya fuente, a día de hoy, siguen bebiendo los autores de tan complicadas tramas.

Otra baza importante es la construcción de personajes bien trabajados, que resultan entrañables, y con los que es imposible no sentir empatía. Y algo que si notamos en esta cuarta entrega es la madurez y experiencia de la autora, siendo notable la evolución que ha ido experimentando a medida que ha ido publicando los distintos libros, creando, a mi juicio, la mejor de las cuatro entregas.

Una novela que cumple las expectativas del aficionado a la novela negra, con regusto a clásico y que gustará tanto al seguidor de esta autora como al que se incorporé a las tribulaciones de la ya querida Teniente Valentina Redondo, que leeremos tan rápido resultándonos muy corta, haciendo que la echemos de menos y queramos reencontrarnos con ella lo antes posible.