Una mirada a la oscuridad, de Philip K. Dick

Continuamos con esta fantástica colección “Biblioteca de autor” de minotauro. Ahora le toca el turno a “Una mirada a la oscuridad”, de Philip K. Dick.

Esta novela la escribió en 1977. Nos narra como en un futuro no muy lejano las drogas han ganado la batalla. El agente de policía Fred está infiltrado entre un grupo de yonquis que se sospecha también trafican con una droga de diseño muy adictiva llamada Sustancia D y tan letal que es más conocida como “muerte lenta”. Fred se adentra en un mundo donde resulta cada vez más difícil diferenciar realidad y sueño, sumergiéndose en el mundo de un perverso delincuente llamado Bob, en el que será a la vez cazador y presa, hasta llegar a un sorprendente enfrentamiento entre policía y traficante.

Esta obra es toda una declaración del autor de cómo se involucró en el duro mundo de la drogadicción, y de las secuelas y pérdidas que sufrieron tanto los que lo rodeaban como él mismo. Esta Sustancia D está claramente inspirada en la tan real heroína, una lacra que ya invadía Estados Unidos en los setenta del pasado siglo, y que nosotros mismos sufrimos en primera persona en nuestro país a lo largo de los idealizados años ochenta.

Aquí encontramos al Philip K. Dick más visceral y malhablado de toda su obra, porque desde el primer momento que empezamos a leer, por muy futurista que fuese el marco donde quiso plasmar la historia, en un no lejano 1994, nos damos cuenta de que estamos en un mundo sucio y depravado, donde sus protagonistas saben que no pueden terminar bien si siguen ese camino que al mismo tiempo están convencidos que no quieren dejar, y cuyo final será inevitable. Aquí el autor llama a las cosas por su nombre, y utiliza el lenguaje de la calle, porque no nos engañemos, la gente real no habla como los personajes de Shakespeare, mucho menos si estos personajes viven y se comunican entre ellos solo entre viaje y viaje alucinógeno mientras trapichean para conseguir su siguiente dosis. Aun así K. Dick adereza la historia rebajando la tensión con sus toques humorísticos, haciendo la historia más amable y digerible, donde disfrutaremos de las conversaciones inverosímiles de sus protagonistas cuando son sus mermadas capacidades cerebrales las que toman el hilo de dichos diálogos.

Otra gran habilidad del autor que hay que señalar es la capacidad de hacernos pensar. Mientras nos está contando la historia, de repente nos hace recapacitar. A modo de ejemplo la conversación del protagonista con dos psicólogos encargados de evaluarlo: ¿Cuál es la realidad correcta?, ¿quién nos puede asegurar que es la que percibimos a través de nuestros sentidos, si no somos dueños de ellos aunque creamos que seguimos siéndolo?

Muchas obras de Philip K. Dick han sido trasladadas al medio visual, y “Una mirada a la oscuridad” no podía ser menos. El encargado de dirigir la película basada en esta obra fue Richard Linklater en 2006, donde los encargados de encarnar a los personajes fueron Keanu Reeves, Winona Ryder, Woody Harrelson, Robert Dowley Jr. y Roy Cochrane. La verdad es que resultó una adaptación bastante digna, donde su director, aplicando la técnica de rotoscopiado, que consiste en dibujar sobre las imágenes reales ya filmadas, consiguió plasmar a la perfección la atmósfera de la novela.

Una novela donde trata de honrar, como se encarga de señalar en el emotivo epílogo del libro donde él mismo aparece como víctima, a todos sus amigos que pagaron demasiado caro su atrevimiento a la hora de experimentar con aquello que escapaba del control y que tan solo anhelaban que sus vidas fuesen un poco mejor, a pesar de que supieran que no era más que una efímera ilusión y cuyo precio era demasiado alto.