La lectura estimula el cerebro al igual que el deporte

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La lectura es una de las actividades más beneficiosas para el cerebro. Aunque comúnmente se considera solo como un procedimiento para adquirir determinados conocimientos, lo cierto es que su práctica otorga más provecho del que se cree. 

Cuando un individuo lee, ejercita su cerebro en varios sentidos. Por ejemplo, incrementa la habilidad de concentrarse, ayuda a las conexiones interneuronales, contribuye a evitar la pérdida de memoria propia de la vejez, etc. 

Aquello lo ha manifestado claramente la Sociedad Española de Neurología, con el propósito de motivar la práctica de la lectura. “Un cerebro activo no solamente realiza mejor sus funciones, sino que potencia la rapidez de sus respuestas. Mientras leemos, ‘forzamos’ a nuestro cerebro a pensar, a hilvanar ideas, a vincular conceptos, a cuestionar y a imaginar”, han puntualizado los portavoces de la SEN.

Según la SEN, estas actividades mentales permiten mejorar las capacidades intelectuales y creativas de la gente. Asimismo, la lectura también beneficia a la vida social de las personas, ya que amplía el vocabulario particular, genera temas de conversación y debate, y facilita la interacción. Y, por supuesto, se convierte en una herramienta para triunfar en el aspecto profesional.

Uno de los más grandes descubrimientos que se ha hecho sobre los efectos de la lectura es que puede estimular el cerebro al igual que la práctica de deportes

¿Qué sucede con el cerebro humano cuando hacemos deporte? Cuando hacemos ejercicios deportivos, nuestro cuerpo comienza a liberar catecolaminas como la adrenalina, norepinefrina y dopamina, y ácido láctico, explica Joaquín Almanza, asesor de FitnessPiratas. Dichas sustancias contribuyen a fortalecer la respuesta cognitiva del cerebro en situaciones de estrés muscular.

Con la lectura ocurre algo semejante. Según el Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, leer libros produce sensaciones de bienestar psicofísico debido a que se libera dopamina en el cerebro.

La Sociedad Española de Neurología también ha proporcionado una información similar. En sus múltiples estudios realizados han observado que leer, especialmente obras de ficción como las novelas o los cuentos, reduce los niveles de estrés. 

Al disminuir el estrés, también decaen varias dolencias como las cefaleas. “Incluso las personas que padecen de epilepsia y trastornos del sueño encuentran efectos positivos cuando desarrollan el hábito lector”, señalan los portavoces de la SEN. 

Finalmente, se ha destacado que la práctica de la lectura nocturna permite que la persona realice una óptima higiene del sueño. Como se sabe, la higiene del sueño es el conjunto de acciones que realiza un individuo para garantizarse un sueño más descansado y efectivo.

En este sentido, leer el capítulo de una novela o un cuento antes de dormir provoca que el cerebro relacione esta actividad con el acto de descansar. Dicha rutina genera que la persona produzca un buen condicionamiento para llegar a conciliar el sueño, informan desde la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.