“Una dulce venganza” es la nueva y divertidísima novela de Jonas Jonasson, el autor de la aclamada “El abuelo que saltó por la ventana y se largó” y de su secuela “El abuelo que volvió para salvar al mundo”.
En su quinta novela el autor sueco vuelve a crear una serie de personajes y situaciones que solo contadas desde el humor que practica se hacen entendibles, dado que Jonasson las trufa con toneladas de crítica social como sus anteriores obras de las cuales ha vendido más de 15 millones de ejemplares.
En Una dulce venganza presenta las divertidas aventuras de Victor, un don nadie sueco, extremista, ultraderechista, racista, machista, y todos los -ista y -fobo que puede tener un hombre medio, que le levanta de un braguetazo la herencia a un galerista de arte sueco, y del hijo (negro) que tuvo con una prostituta de lujo, del abandono en pleno poblado masái del chaval y de cómo su padre adoptivo -un curandero/guerrero masái- acaba buscando a su vástago por las calles de Suecia. Cuando Kevin -que así es como se llama el chico- contacta con la exmujer de Victor ambos deciden vengarse de él y para ello utilizarán la empresa de Hugo, un emprendedor que acaba de fundar Dulce Venganza S.A., donde uno puede eliminar a un vecino con perros, a un entrenador que no saca al hijo al campo o cualquier otra maldad -alegal- que se le ocurra a golpe de talonario.
Jonas Jonasson nos confiesa en la rueda de prensa que está un poco dividido entre entretener al lector y que este capte sus mensajes ocultos. Por ejemplo en “Una dulce venganza” es patente su preocupación por la autoría y los derechos sobre las obras de arte, pero también por las carencias que tiene la libertad de expresión en algunas “llamadas” democracias como Polonia, Hungría, Brasil o incluso EEUU. Las presiones contra la creación y la expresión de los partidos de extrema derecha marcan parte del territorio no humorístico de esta novela.
Jonasson sigue escribiendo con su estilo habitual, sin pelos en la lengua, sin describir a sus personajes para que el lector se los imagine como quiera, con el tono de picaresca española que tanto le gusta combinado con la concisión de la literatura islandesa. Una forma de escribir en la que sus personajes son juzgados por lo que son y no por la posición que ocupan en la vida, y son tratados como se merecen y no como su estatus exige.
Su escritura es siempre un viaje, tanto físico como intelectual, una ruta de diversión con mensaje que hace que su nueva obra “Una dulce venganza” sea digerida de un tirón por todos los lectores que aman la vida.