Cuarteto de la guerra supone más de dos años de trabajo del músico y autor Xavier Güell para crear estas cuatro obras en las cuales reflexiona sobre un tiempo en concreto, la primera mitad del siglo veinte. Una época en la que los cuatro músicos protagonistas “verán su creación enfrentada al poder político, y cómo este poder condiciona su música y sus vidas”. nos cuenta el autor. Así mismo desarrolla a través de la mirada de Bela Bartok, Richard Strauss, Shostakovich y Schönberg “la forma que tuvieron de gestionar el miedo a los demás y a sí mismos, el fanatismo, las dictaduras, la influencia política, y cómo las voces incendiadas de su entorno les impedían escuchar su propia voz; sobre cómo lo importante no fue lo que eran sino lo que podían llegar a ser, y cómo debían sacar lo mejor de si mismos.”
La primera de estas obras es Si no puedes, yo respiraré por ti, narración en la que Güell presenta al compositor húngaro Bela Bartok quien en 1940 sin ninguna necesidad de emigrar decide no continuar en Europa y marchar a Estados Unidos. Un país en el que ya había estado y donde no le había ido demasiado bien. “Es allí donde se lleva a su segunda esposa Ditta y donde incluso yéndole mal, sin éxito y sin capacidad de componer en los primeros años, se juega toda su estabilidad personal y profesional en una aventura que finalmente le costará la vida.” Después de cuatro años de penurias e incomprensión el éxito por fin le llegará con Concierto para orquesta, aunque sus expectativas se verán abortadas tras su diagnóstico de leucemia y su posterior muerte.
Son esos los años que cuenta Xavier Güell en esta obra. Un libro que atrapa desde la primera hoja y que profundiza en el por qué no gustaba Bartok a los americanos. Su creación será tomada como extremadamente personal, no se entenderá y será rechazada, hasta suponerle gravísimos problemas económicos. Él seguirá luchando porque cree que su música se impondrá, como finalmente sucede. Tuvo razón al pensar que tras su muerte su música sería reconocida y amada puesto que hoy en día es recordado como uno de los cinco compositores más tocados del siglo xx.
Es una obra tremendamente humana, puesto que presenta a Bartok tras su diagnóstico pensando en cómo aprovechar el tiempo, y cómo darle intensidad a esos minutos y segundos que no van a volver, viviendo el presente sin el recuerdo del pasado y el miedo al futuro. Es en esos últimos meses cuando compone cuatro obras sustanciales. Pero los lectores se conmoverán al saber cómo compuso su Concierto para piano. Una obra para relanzar la carrera de su esposa Ditta, para que ella no pasara necesidades tras su muerte. Como se ve incapaz de concluirla, pedirá que no le anestesien al final de su enfermedad para seguir dictándola desde su lecho de muerte.
Este es el primer episodio de este cuarteto al que le seguirán, en segundo lugar, Richard Strauss, considerado el mayor compositor de su tiempo, quien decide permanecer en la Alemania nazi y aceptar la presidencia de la Cámara de Música del Reich con el propósito de proteger a su familia. En tercera posición Shostakovich quien bajo Stalin, al verse obligado a renunciar a su libertad creativa, decide tomar un camino sorprendente. Y para concluir el cuarteto, Schönberg el gran reformador de la música occidental.
Estas obras reflejan que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, pero mayormente elige representar lo peor. Sin embargo, la música brilla por encima de las circunstancias personales de estos compositores a los que comprenderemos mejor después de estas biografías noveladas que conmueven tanto como su música.