Humo es un libro oscuro, muy oscuro para el tiempo actual y para el tiempo que refleja. Una obra en la que, sin embargo, se rescatan momentos de contemplación de la belleza, la naturaleza y de la resistencia que demostramos como seres humanos.
En Humo, José Ovejero presenta a una mujer viviendo en una cabaña del bosque con un niño que no es suyo. Ambos sobreviven con lo poco que da su huerto y recolectando frutos silvestres. Es evidente que algo muy grave ha sucedido y la sociedad como tal ha desaparecido. Algo que el autor no desvela en ningún momento para no contaminar su foco narrativo basado en las relaciones y dependencias a las que somete una situación así.
Humo no está pensado para el momento actual pero es inevitable trazar paralelismos. Los protagonistas están casi confinados, el trato social en inexistente, incluso la naturaleza está fuera de control. En cualquier otro momento sería una novela muy interesante pero en el actual los ecos de esta obra resuenan con mayor amplitud.
Cuando otros personajes aparecen en escena queda claro que, sin que la sociedad intervenga, el hombre se convierte en lobo o en cuidador, tanto de uno mismo como de los demás; no existe más que esa bipolaridad. Y a esa se enfrentan la mujer y el niño cuando aparece el Hombre, cuando otros desarrapados llaman a su puerta o cuando los intrusos invaden su territorio.
Cuando nada funciona como funcionaba antes la narración baja desde lo psicológico y lo sociológico a lo antropológico, siendo en ese hábitat en el que el autor desarrolla su narración.
Sobre ella el autor nos contó: “tengo la impresión de que es una novela de una intensidad ininterrumpida, en la que me metí con mucha facilidad en su atmósfera, usando un lenguaje poético y pausado y que escribí de un tirón, con mucha rapidez”.
Más que una novela es un arrebato existencialista que no dejará impávido a ningún lector que se le acerque.
Una de las mejores recomendaciones que podemos hacer este mes de febrero.