Para nadie es un secreto que detrás de cada frase elaborada por un buen escritor hay decenas de días dedicados a la investigación, a la experimentación y al estudio, para así lograr dar con la frase que permita transmitir, palabra a palabra, lo que el autor quiere exactamente transmitir.
Y es que la profesión de la escritura, en este caso creativa, está condicionada mayormente por la capacidad innata de enarbolar frases, personajes, mundos posibles y tramas inquietantes, del autor, pero no por una preparación específica en un determinado campo. Sin embargo -y que no parezca ser una contradicción-, sí es cierto que estudiar algunas carreras o fomentar el aprendizaje profundo de algunos conceptos repercuten en la calidad del trabajo de todo aquel que se dedica -o pretenda dedicarse- a la escritura.
Tras esa breve introducción es necesario comenzar a realizar los interrogantes, porque seguro existirán varias respuestas correctas para las preguntas más comunes asociadas con la formación que un escritor debe tener.
¿Debe un escritor estar titulado?
La cantidad de escritores que se han hecho famosos, han recorrido el mundo con sus historias, han ganado premios literarios e incluso son ‘honoris causa’, y sin embargo no tienen un título universitario, es muy amplia.
Tanto es así que hasta hoy se mantiene el interrogante sin fin de si es mejor, como escritor, tener un título universitario relacionado con su profesión o no tener absolutamente nada. En el medio, por supuesto, hay toda una maraña de posibilidades.
- Hay escritores que se han hecho a sí mismos: así como sucede en el mundo de los negocios -donde de vez en cuando resuena la historia de un empresario que se hizo a sí mismo, sin estudios-, en la literatura existen muchos escritores cuyo oficio es escribir, pero su profesión es ninguna, porque carecen de titulación oficial. A pesar de ello, muchos de esos escritores han tenido un éxito notable y sirven de precedente para aclarar que no es obligatorio tener un título para ser escritor, así como tampoco lo es para tener éxito en muchos aspectos laborales o profesionales de la vida.
- Hay escritores que estaban destinados académicamente a ser precisamente eso: en los países de habla inglesa existen titulaciones oficiales para escritores, por lo que sí se puede estudiar para ser escritor. En el ámbito hispano, los títulos de periodismo, comunicación social y profesiones creativas, están asociados con los futuros escritores, aunque en ninguno de los casos sea un requisito que haya que cumplir. Pero también está el caso de aquellos escritores que, producto del talento que tienen, necesitan utilizar o comprar titulos universitarios falsos para poder disponer de un documento que no les prive de oportunidades en el futuro, porque a veces el talento sin sustento oficial no sirve de mucho.
La importancia de la formación para ser escritor
La creatividad se puede estudiar, incluso, algunos afirman que se debe estudiar, porque mejora con cada conocimiento nuevo adquirido. Por eso, más allá del talento o las habilidades innatas para el desarrollo de proyectos literarios, cuando la creatividad va de la mano con la formación, los resultados suelen estar siempre relacionados con el éxito y el reconocimiento.
Y es que la formación es muy importante para todos los que escriben por profesión y los que anhelan hacerlo. Porque aunque la escritura libre y pura pueda estar dotada de un gran porcentaje de éxito, existen en la industria literaria conocimientos ya desarrollados para el abordaje de ciertos productos escritos, y las personas que dominan estos conocimientos tendrán muchas más posibilidades de destacar, se dediquen luego a publicar sus obras o a cualquier otra actividad en la que escribir sea algo bastante demandado.
La formación acorta el camino de la creatividad rebelde a la calidad estructurada. Lo hace de una manera segura y progresiva, partiendo desde una metodología adaptada a lo que realmente se necesita, ya sea mediante los estudios universitarios -siempre que se relacionen con el oficio-, o los conocimientos teóricos y prácticos adquiridos.
La mayoría de los conocimientos que obtiene un escritor a lo largo de su vida serán autodidactas. No hay nada de malo en ello e incluso algunos logran un dominio de los temas muy superior al que obtendrían tras cursar varias carreras en una universidad formal. Lo que no se pone en duda, más allá de la imperiosa necesidad de aprender para mejorar, es que la formación atrae más talento y proyección, justo lo que necesita un escritor para triunfar en una industria tan densa.
¿Qué debe estudiar un escritor para dotar de mejor estructura a su talento?
- Las bases conceptuales de la escritura: gramática, ortografía y sintaxis. Tres palabras que se asocian a la mayoría de las carreras relacionadas con las letras, desde la filosofía hasta la comunicación social y el periodismo. Son las bases sobre las que se cimienta el trabajo de cualquier escritor, y su dominio y práctica, estarán siempre asociados al éxito que pueda lograr.
- Especialización en un género a la vez: aunque se tengan deseos de experimentar y ser una ‘hoja libre al viento’, lo mejor siempre será aprender género por género, o dedicarse plenamente a un género donde realmente se sienta la calidad plasmada en las letras. Algunos buenos escritores han sido excelentes novelistas y muy malos poetas, mientras que hay genios que han hecho del ensayo un género literario universal; pero luego están aquellos que sólo escribían cuentos. Cada uno, con su estilo, amoldará su calidad a la hora de escribir, por lo que especializarse será muy importante.
- Todo escritor tiene referentes: el mundo no empieza con un escritor en cuestión. Antes habrán existido miles de autores destacados y algunos se convertirán en referentes. Estudiar los estilos, su forma de crear las obras, los personajes, las tramas y los contextos; así como dominar los términos, frases y extrapolar la experiencia de aquella escritura a la experiencia propia para la preparación de proyectos literarios, será fundamental para que no sólo se tenga éxito -que no depende únicamente de ello-, sino para que se pueda crear una identidad mejorada en relación con cada uno de los ídolos principales.