La gente no existe de Laura Ferrero

La gente no existe es el nuevo libro de relatos de Laura Ferrero. Unos textos intimistas, cercanos y actuales que, a flor de piel, acarician la superficie de las relaciones que trazamos y que, de forma más profunda dibujan los complejos mapas que las rigen. Unos relatos con gran variedad de protagonistas y situaciones pero con un nexo común, la humanidad de todos ellos en busca de un mañana, sea lo que sea lo que signifique eso.

¿De dónde surge la necesidad de escribir los relatos de La gente no existe?

Más que necesidad, de las ganas de hablar de lo que subyace tras su título: de cuándo y cuánto, del tiempo que estamos aquí, estamos verdaderamente vivos y de qué es lo que nos hace estarlo o no.

En casi todos ellos aparecen miembros de familias en apuros, insatisfechas, atascadas, enredadas. ¿Querías reflejarlas in media res de estos conflictos?


Quería hablar de lo que es una familia, con todas sus imperfecciones, de esos vínculos que nos unen a los que más queremos y que a veces nos imposibilitan ver a la persona que se esconde detrás de nuestro padre, nuestra madre…


¿Qué te motiva a cambiar el punto de vista de los personajes, madres, hijos, padres?


Me gusta ponerme en la piel de vidas en las que no estoy. La literatura te ofrece la posibilidad de viajar, de vivir en pieles que te son ajenas. De empatizar con lo que te queda lejos.


Los recuerdos infantiles se abordan en diferentes relatos ¿volvemos a esa etapa de felicidad cuando la tormenta de las relaciones nos cerca?

Dicen que nunca es tarde para tener una infancia feliz, pero lo cierto es que infancia solo hay una y es determinante, para bien y para mal, en nuestras vidas. Me gusta abordar ese tema, la vulnerabilidad de la infancia, y cómo después acarreamos lo que nos haya ocurrido en esos años.

Los abuelos de tus relatos saben su papel en la vida, los padres o los que están en la edad mediana son los que sufren los conflictos, y los niños los que los vislumbran. ¿Es un ejemplo de nuestra generación o crees que siempre ha sido así?


Siempre ha sido así. Creo que subestimamos a los niños, pensamos que no se enteran y no es cierto. Los hemos tratado siempre con cierta condescendencia y en estos relatos me gusta que aparezcan niños lúcidos que se salen de su papel de espectadores.


¿Crees que se podría sacar alguna moraleja que no moralina de todos ellos?Quizás: cuida lo que tienes y valora lo que te da la vida en vez sentirte insatisfecho o más bien busca la felicidad a cualquier precio…

No creo que haya grandes moralejas en mis relatos. Más bien, al tener la mayoría de ellos un final abierto, trato de que sea el lector el que recoja aquello que le apela directamente. Nos leemos en lo que leemos y por eso me gusta pensar que no hay una única reflexión si no que cada uno se hace con la suya.

Tus relatos son ¿un tratado de vida o de lo que no es vida?

Me gustaría pensar que de las dos: de la vida y de lo que no lo es, aunque eso tiene que decidirlo el lector.