Hombres que caminan solos de José Ignacio Carnero

Hombres que caminan solos es una obrita maestra, cercana y bien escrita que demuestra el talento de la literatura que practica José Ignacio Carnero. El autor consiguió cautivar a la crítica y a los lectores con su anterior novela Ama, un homenaje a su madre, un retrato de ella narrado con material real y con un estilo fluido y eficaz. 

En Hombres que caminan solos cambia el planteamiento. Su literatura del yo está construida de esos materiales cercanos que todos tenemos a mano pero con el interés de comprender el mundo a través de ellos. Su protagonista habita en tierra de nadie, la novela es la narración de una persona perdida que busca salidas y soluciones aunque también encontrarse a sí mismo. Un ser que está fuera del tiempo y del espacio que anda dando palos de ciego, sobre todo en Buenos Aires.

El contraste con el narrador lo marca su padre, un hombre que pertenece a un mundo que ya no es, solido y con respuestas, que no era un buen mundo pero que ofrecía certezas. El mundo del hijo no las tiene, está  basado en el presente, desprovisto de referentes que le permitan replicar modelos.

Preguntado el autor sobre la literatura del yo que practica, Carnero explica: “Lo real o no que sea un personaje es debido al material del que está construido no a si existe o es de ficción. Hay libros buenos y libros de malos al margen de la ficción, de no ficción  o de la realidad. Hay una confusión entre escribir sobre uno mismo a utilizar el yo para comprender el mundo. La literatura narcisista es criticable pero la literatura del yo permite comprender a los demás. Una literatura que no se proyecta hacia el ombligo, que no es ególatra si no que trata de comprender.

Con un estilo literario impecable y atrayente José Ignacio Carnero demuestra que “hay que mirar hacia atrás para seguir mirando hacia delante, dado que seria un disparate dejar de lado el pasado.” .

Hombres que caminan solos es un lujo de texto, con personas sencillas como protagonistas y un autor capaz que engancharnos usando los materiales más cercanos que nos rodean.