“Lo mínimo que merecen las personas que están sufriendo es que ese sufrimiento se conozca, sobre todo porque es la única manera de que los que detentan el poder se vean forzados en algún momento a hacer algo para abordar la situación.”

Entre ellos, encontramos al hombre tetrapléjico que vive en un primer piso obligado a gatear por las escaleras porque el consejo no le proporciona una vivienda accesible; o la joven que se ve obligada a dormir en su silla de ruedas y que ingresó en el hospital con desnutrición porque los recortes le quitaron el cuidador que la ayudaba a acostarse o cocinar.

A través de estas historias personales, Ryan expone la magnitud de la crisis, al tiempo que muestra cómo la comunidad discapacitada está luchando por sus derechos. Y traza un guion de cómo en los últimos añosla actitud pública hacia las personas con discapacidad ha pasado de la compasión al desprecio: de ser los ‘más vulnerables ‘ de la sociedad a los tramposos de la ayudas.

Tullidos es una demanda apasionada del reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad y un llamado al fin de las políticas de austeridad que afectan desproporcionadamente a los más necesitados.

“Muchas de las personas que leéis este libro no sois discapacitadas. Tal vez la palabra discapacidad inspire en vosotros una franca preocupación y, sin embargo, no deja de ser algo que en cierto modo les sucede a otras personas. Lo cierto es que la creencia de que la discapacidad está separada de cómo vive el resto de la sociedad constituye el principal escollo en esta batalla; una idea tranquilizadora de que la discapacidad es algo que nunca te pasará a ti o que, al fin y al cabo, las personas discapacitadas —diferentes, «otras»— no tienen nada que ver con cómo viven las personas «normales».