Para muchos Charles Willeford es conocido como creador del sargento de homicidios Hoke Moseley de la tetralogía de serie negra “Miami Blues”, pero Willeford fue mucho más que eso. Este prolífico autor, con más de quince novelas publicadas y varios libros de poesía hasta su muerte en 1989, tuvo una vida digna de su propia novela o película. Huérfano muy joven, vivió en la calle hasta los dieciséis años en los que se alistó al ejercito, donde fue condecorado durante la IIGM. Después de dejar la vida militar fue boxeador profesional, actor, crítico literario y profesor universitario tras sus estudios de pintura y literatura inglesa. Aun así tuvo que esperar hasta los sesenta y cinco años para que se le reconociera su labor como escritor con su obra más conocida y que menciono más arriba: “Miami blues”.
Puede que “Una obra maestra” no sea tan conocida como la anterior, o como“Gallo de pelea”, que fue llevada al cine en 1974 por el director Monte Hellman, como la que nos ocupa hoy, de cuya adaptación a la gran pantalla se ha encargado Giuseppe Capotondi.
La breve novela de apenas doscientas páginas, podríamos decir que consta de dos partes: En la primera el autor aprovecha los inteligentes diálogos para que nuestro protagonista James Figueras interactúe con su atractiva partener y nos haga un recorrido por el arte haciendo alarde de los conocimientos adquiridos, presumiblemente, a través de sus estudios de pintura en Francia, se podría decir que tiene pinceladas de ensayo.
A lo que a priori podría sonar aburrido para quien no comparta su gusto por la pintura nada más lejos de la realidad, ya que disfrutamos de su monólogo haciéndolo apasionado, posibilitando la comprensión de las motivaciones del protagonista y de cómo aceptará unos hechos que en un principio cualquiera de nosotros rechazaríamos sin más.
Hecha la presentación de los personajes y sus acicates pasamos a la trama en sí, que igual no podemos denominar como novela negra al uso, más bien roza el género sin renunciar al thriller y misterio de lo que ocurrirá a continuación y que no prescinde de su vuelta de tuerca sorprendiéndonos el desenlace final.
Con un lenguaje técnico cuando sus protagonistas hablan de pintura sin ser complicado, Charles Willeford nos narra una historia apasionante que podría representarse perfectamente en un entarimado teatral por la austeridad de personajes y escenarios donde se desarrolla la trama.
Cuando quieres darte cuenta ya has acabado el libro dejándote un buen sabor de boca que sirve de aperitivo para descubrir más sobre el autor y su extensa obra.
Con el auge del ebook es una pena que el lector se pierda ejemplares tan cuidados por la editorial como esta edición que ha lanzado RBA en tapa dura.
Como indiqué anteriormente, la novela ha sido adaptada al cine y se estrenará a finales de agosto. Por lo que he leído es mejor que os olvidéis de ella y leáis el libro, porque seguro que diréis como en aquel chiste de los dos ratones que están zampándose una cinta de celuloide y uno le pregunta al otro, “¿te gusta?, y éste responde: “sí, pero me gustó más el libro.”