Nuevas aventuras del policía Carlos Lombardi, personaje creado por Galván en su anterior novela “Tiempo de siega”, si bien en esta nueva narración, el ambiente es más rural que urbanita, más de lo que podríamos llamar la España profunda de los años inmediatos al fin de la guerra civil. La acción comienza en el verano del 42, mientras la guerra asola Europa, el general Franco y su corte de falangistas y demás grupos que conforman el llamado Movimiento Nacional son los amos de España. En un pequeño pueblo de la ribera del Duero, Aranda, ocurren hechos luctuosos. Primero desaparece un joven fraile, ahijado de uno de los “mandamases” del pueblo y después van desapareciendo otras personas y ocurriendo otros sucesos de carácter lúgubre.
La Guardia Civil del pueblo está desbordada y la Brigada criminal de Madrid envía a Lombardi para ver de esclarecer el caso del fraile desaparecido. Lombardi ahora está trabajando para una agencia de detectives llamada Hermes, empleo que le facilita el comisario Ulloa a la espera de que se normalice su situación, o mejor dicho, a la espera de que se promulgue un indulto, como se rumorea por los mentideros. Pero para este caso, Ulloa recurre a él, considerándole como el más adecuado para resolver el caso.
Lombardi es recibido como agua de mayo por Don Cornelio Figar, un pez gordo y mandamás del pueblo. El desaparecido es su ahijado, Jacinto Ayuso. Lombardi inicia sus investigaciones con una ausencia total de pistas y busca información sobre los familiares, amigos y personas cercanas al desaparecido, descubriendo hechos muy graves sucedidos en los años finales de la guerra. Al mismo tiempo, aparecen otros factores que aún confunden más sus investigaciones. Poco a poco, va a ir creándose enemigos que no desean que nadie escarbe en el pasado.
Antiguas riñas familiares, enfrentamientos entre distintos vecinos, ocultamiento de hechos criminales y fraudulentos, otros asesinatos que han quedado impunes y sin aparente relación, conforman una trama que Lombardi irá desentrañando poco a poco, pero mientras tanto, va a descubrir mucho de la vida cotidiana de los habitantes de esa y otras poblaciones castellanas, ligadas a la viticultura y al campo. Y encontrará personajes interesantes que le ayudarán e ilustrarán con sus conversaciones y con sus consejos, como el doctor Sócrates Peiró; al mismo tiempo, Lombardi se sentirá atraído por una mujer cuyo pasado guarda heridas muy dolorosas y que parece estar en el centro de la enrevesada trama.
El brigada Manchón, está al mando de la Guardia Civil y le acoge y ayuda en lo que buenamente puede, que no es mucho.
La trama es complicada y el caso podría convertirse en un caso doble. Un segundo caso, muy distintas características y que solo tangencialmente toca el primero, vendrá a complicar el trabajo de Lombardi, si bien su capacidad de reflexión y esfuerzo consigue llevar ambos a buen término.
La novela se lee de un tirón, la intriga atrapa pero además, la narración proporciona mucha información interesantísima sobre la época, la zona donde se desarrollan los hechos, la España real, los problemas de la posguerra, y las vendettas, marrullerías y delitos que muchos realizaban para enriquecerse a costa del caos que genera una guerra civil. Bien escrita, siempre en presente, Galván vuelve a deleitarnos con una obra sobria, con unos personajes sólidos, verosímiles, y con unas descripciones del paisaje y el paisanaje que merecen nuestra atención.
Guillermo Galván (Valencia, 1950) abandonó la ingeniería aeronáutica a favor del periodismo, estando en activo más de 30 años, una buena parte en la agencia EFE. Es autor tiene publicadas varias novelas como La mirada de Saturno (premio Tiflos), Aislinn-Sinfonía de fantasmas (Premio Río Manzanares), De las cenizas (Premio Felipe Trigo), Llámame Judas (Premio Alfonso VIII), Sombras de mariposa (Hislibris de Novela Histórica) y el relato El aliento del lobo (Premio Felipe Trigo de novela corta), Tiempo de siega (2019), que inicia la serie de Lombardi.
Fuensanta Niñirola