A lo largo del milenio que separa el final de la Antigüedad del Renacimiento, la autoridad de Boecio fue tal que sólo podía compararse con la de Aristóteles y Agustín de Hipona. Esta celebridad se debió, sobre todo, a su última obra, el «Consuelo de la filosofía», escrita mientras aguardaba su ejecución en la cárcel de Pavía, que lo elevó a la categoría de sabio ejemplar.
El texto muestra lo que la filosofía puede ofrecer en términos morales. Una obra cuyo influjo perduró, más allá de la filosofía, en las obras de grandes literatos como Chaucer, Boccaccio y Dante.
«El único texto filosófico que se mantuvo de manera continua entre las lecturas de la mayor parte de estratos de la sociedad medieval, desde el escolar y el universitario hasta el monástico y laico».Antonio Doñas, Cahiers d’études hispaniques médiévales