Tal vez, un día de Jaume Segura Socías

LA NOVELA

Tal vez, un día transcurre en Cuba, en dos tiempos muy diferentes: el año previo y los primeros meses de la Revolución Cubana, y otro momento indefinido entre el presente y un futuro a corto plazo. Miguel, el narrador, es un joven diplomático que llega a la isla como primer destino, la tierra en la que nació su madre y en la que él mismo pasó su primera infancia. Su padre, también diplomático y con un cierto prestigio dentro de la Carrera, había sido embajador allí. Todo ello, unido a la personalidad de Miguel y al momento insustancial que atraviesa, harán presagiar al lector, desde las primeras páginas, que su estancia en este lugar removerá los cómodos pilares por los que hasta entonces había transcurrido su vida.

Cuba no es solo es el escenario el que transcurre la novela, es un personaje más. Las descripciones que el autor hace de ella, su atmósfera, su gente o el paisaje que la envuelve, dan la sensación de que la isla tuviera el poder de decidir todo lo que pasará en esta historia. A medida en que Miguel se establece y se acomoda en su nuevo trabajo como diplomático principiante, irán apareciendo una serie de personajes claves. Como Rosa, mujer independiente, culta y con cierto halo de misterio, quien cambiará la visión de Miguel sobre el país y sobre otras muchas cosas. Sin proponérselo, incluso queriendo evitarlo, se va enamorando de ella. Lo que en principio solo debieron ser esporádicos encuentros de sexo y pasión desenfrenada, pasarán a ser momentos que él quisiera no terminar nunca. Y es que, como la isla, o el recuerdo de sus raíces, Rosa empezará a estar casi de una manera perenne en su pensamiento.

La búsqueda de los orígenes de su madre y sus abuelos lo llevarán a descubrir unas cartas que dan pie a «otra novela» dentro de ésta: otra isla, otra época. Una historia que describe, desde un punto de vista inédito, los años previos y los inicios de la Revolución. Es ahí donde aparece Adriana, bella, poderosa, una mujer adelantada a su tiempo; y Octavio, el abuelo de Miguel, hombre de firmes convicciones y lealtades. Dos personas que pertenecen a mundos completamente distintos, pero a los que la vida lleva a protagonizar una historia extraordinaria, improbable. Sus intentos por vencer los arraigados convencionalismos sociales de la época, por mantener su amor, a la vez que quisieran darle freno, terminarán por convertirse en una dura encrucijada que transformará para siempre su existencia:

Pero, ¿y nosotros? ¿Qué hay del daño que nos hacemos al convertir nuestro amor definitivamente en imposible?… Sé que intentas protegerme, a mi familia, a la tuya, pero no sé si soy capaz de convivir el resto de mis días con esta cobardía de dejar que te pierda, de cargar con la losa de no haberte sabido retener…

Eres lo mejor que me ha pasado nunca y olvidarte sería morirme poco a poco. Si fuiste un error, Adriana, te volvería a cometer.

Uno de los grandes valores de esta novela es como Jaume Segura ha sabido hacer que se reencuentren las dos historias, los dos mundos, las dos islas, o esas tantas otras formas diferentes de intentar afrontar una vida. Cuando Miguel descubre a Octavio y Adriana, es como si se encontrara a sí mismo. Como si la amistad, el matrimonio, la lealtad y otros muchos valores, que creía seguros e inamovibles, ya nunca fueran a ser los mismos después de su estancia en Cuba.

Tal vez, un día es una historia que podría haberle ocurrido a cualquiera de nosotros, en la que sus personajes se convierten en nuestros cómplices, como si los conociéramos de siempre. Porque, seguramente, en algún rincón de nuestras vidas, hemos podido sentir alguna vez lo mismo que ellos.

EL AUTOR

Jaume Segura Socías nació en Sa Pobla, Mallorca, en 1973. Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona, posee estudios de postgrado de universidades españolas y extranjeras, como el Máster en Política Internacional por la Universidad Libre de Bruselas; el Programa de Liderazgo para la Gestión Pública en el IESE, Universidad de Navarra; o el Programa Ejecutivo Global Change Agents por la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard.

Diplomático de carrera especializado en América Latina, fue embajador de la Unión Europea en El Salvador y de España en República Dominicana, con destinos en Jamaica y Guinea (Conakry). Ha sido director de gabinete de la ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, y de la ministra de Sanidad y Asuntos Sociales. Actualmente, es Consejero de Asuntos Políticos en la embajada de España en México.

Casado y con dos hijos, es un apasionado de la lectura y la escritura. Ha publicado artículos en el diario Última Hora de Mallorca —en catalán y castellano—, así como en otros medios de diversos países. Tal vez, un día es su primera novela, en la que se aprecia su gran conocimiento del lugar y el contexto en el que se desarrolla la historia.

ENTREVISTA A JAUME SEGURA SOBRE SU NOVELA

«Al enamorarme de mi esposa me enamoré también de Cuba».

«Adriana representa en realidad a todas las mujeres del mundo».

«El libro reivindica y desmitifica la carrera diplomática al mismo tiempo».

Pregunta: El lector que se adentra en Tal vez, un día se ve sorprendido por un alud de sensibilidad y color, algo que solo se concibe en el Caribe y que no puede ser entendido tras el típico viaje «avión más hotel». Cuba está en la novela con una fuerza sobrecogedora.

Respuesta: Al enamorarme de mi esposa me enamoré al mismo tiempo de Cuba. Fue un flechazo con ella, su familia, y con aquella tierra. El personaje de Octavio —como explico en las notas finales de la novela— está inspirado en cierta manera en mi suegro. Desde que pisé Cuba por primera vez y la conocí de la mano de mi mujer, supe que yo tenía una historia con la isla y que tendría que escribirla algún día. Mi carrera como diplomático, además, me llevó a tierras del Caribe y América, y ello cambió definitivamente mi vida. Jamaica, Dominicana, El Salvador o México, pero también otros países que he visitado mucho por mi trabajo, marcaron mi manera de ver la vida y por tanto mi literatura.

P: El lector de una novela debe tener cierta perspectiva, una situación en cierto modo lejana al autor. Pero Jaume Segura, dada su condición de diplomático, es un hombre conocido. Hay huellas de muchas vidas reales en toda la obra. Sin embargo, persiste un misterio. ¿Quién es Adriana?

R: Adriana es un personaje totalmente de ficción. Me costó encajarla en la historia, al menos en un principio. Yo quería contar una gran historia de amor entre un hombre y una mujer fascinante en la que ella fuese la parte dominante, la poderosa. La figura de Adriana era ideal para ello, tanto por su belleza como por su estatus de esposa de un embajador. Ella es un personaje que pertenece a un mundo completamente ajeno al del resto. Pero en cierto modo Adriana representa a todas las mujeres del mundo que un día soñaron con vivir una historia de amor extraordinaria. Creyó vivirla con su marido pero no lo consiguió, le faltó la chispa que provocara el incendio definitivo en su vida, la felicidad. Adriana es también una persona muy condicionada por el mundo en el que nació y creció, con un padre mexicano, machista y anticuado, y una madre norteamericana, abierta y liberal. En un momento dado ella supo lo que no quería que le pasase: ser enterrada en una vida meramente convencional, sin transgresiones, sin amor verdadero ni pasión.

P: En la novela juegas con el marco temporal. Algunos podrían pensar incluso que en diversos pasajes te adelantas al tiempo de la historia. ¿Contiene el libro claves desconocidas acerca de la Cuba castrista?

R: No, no las hay. La novela refleja dos momentos de la historia de Cuba: la inmediatamente anterior a la Revolución y otra época expresamente indefinida que podríamos situar entre el presente y algún momento del futuro cercano. El momento preciso queda en el aire expresamente, entre otras cosas porque la indefinición forma parte del ser del narrador, un diplomático joven que llega a su primer destino, la tierra de su madre y en la que él creció pero que, al menos en un primer momento, no reconoce y en la que se siente perdido.

P: Tal vez, un día solo podía escribirla un diplomático. La novela combina la fascinación por un mundo tan privativo junto con una cierta crítica a sus interioridades. ¿Podríamos hablar de desmitificación? ¿Incluso de un cierto rechazo al oropel que rodea a la diplomacia?

R: No, rechazo no, en absoluto. Yo diría que mi novela desmitifica y reivindica la Carrera Diplomática al mismo tiempo. La mayoría de los diplomáticos no somos como nos ve la sociedad, de cóctel en cóctel inmersos en una vida de glamour y privilegios. La Carrera tiene cosas buenas pero otras que son muy duras, como el desarraigo y la distancia: eso lo refleja la figura del narrador y también la de su padre. Lo que sí podríamos decir es que aprovecho mi conocimiento del mundo diplomático para contar anécdotas reales o apócrifas, de un entorno tan mitificado como desconocido. También, sin duda, mi condición de diplomático me permite «dominar» el contexto en el que se desarrolla la historia. Pero rechazo no, para nada. La diplomacia me ha dado mucho y estoy muy orgulloso de mi profesión.

P: Gabriel Janer Manila, el gran escritor mallorquín, habla a menudo de lo que se conoce como «la literatura del yo». En tu caso la novela rezuma nostalgia de algo que todavía no se ha perdido. ¿Qué hay del Jaume Segura íntimo en Tal vez, un día?

R: Quisiera creer que hay poco de mí en la novela. Cierto es que los escritores vamos dejando jirones de nuestra intimidad en cada historia que contamos, pero mi vida personal tiene poco que ver tanto con Miguel como con Octavio. No he vivido nunca en primera persona una historia como la que cuento, aunque conozco algunas personas que sí lo han hecho.

P: Estamos hablando de una novela «con banda sonora», puesto que la música está en cada página, y no desde la mirada de un profano. Pero está también la literatura, la buena literatura. Y está Camus, de un modo muy especial. ¿Por qué?

R: Creo que Una de las originalidades de Tal vez, un día radica en la omnipresencia de la música en toda la historia. Los lectores pueden disfrutarla a través de una playlist de Spotify accesible a través de un código que aparece en la solapa del libro. Creo que nuestra propia vida no puede entenderse sin una música que la envuelva, que la narre y la describa. También debo decir que lo que llamas «banda sonora» me ha servido para ayudar al lector a situarse en cada momento de la narración. Por lo que respecta a la literatura, es la gran pasión de mi vida, y la mayoría de personajes de la novela son gente culta, que intercambian opiniones sobre literatura o se regalan libros ¿Por qué Camus? Porque es uno de mis escritores preferidos y porque en el momento en que estalla la pasión entre Adriana y Octavio, el autor francés hace poco que ha recibido el Premio Nóbel. Un libro de Camus se convierte en instrumento y en cómplice de los encuentros clandestinos de los amantes.