Creo que hay un libro para cada momento y puedo asegurar que La maldición del verdugo ha caído en mis manos en el instante justo en el que debía hacerlo. Necesitaba evadirme, divertirme y soñar un rato, engancharme a una historia de esas de las que no quieres salir. Después de tantas novelas negras, históricas y de ciencia-ficción, mi cabeza me pedía un respiro. Y la joven autora española Nesa Costas me lo ha brindado sin pretenderlo gracias a su nueva novela.
La maldición del verdugo (Red Apple Ediciones) es una primera novela (no sé si es bilogía, trilogía o saga) juvenil de ambientación fantástica y de narración coral en la que seres sobrenaturales conviven diariamente con humanos, siendo los segundos ajenos a la existencia de los primeros.
La trama principal consiste en que algunas familias, aquellas cuyos antepasados se remontan a los habitantes de un determinado pueblo gallego, están sujetas a una maldición (a causa de unos sucesos acontecidos siglos ago), la cual ha ido convirtiendo generación tras generación a algunos descendientes de dichas familias malditas al cumplir la mayoría de edad en brujos, licántropos, vampiros, presencias… Además, cada cierto tiempo uno de los jóvenes predestinados a sucumbir a la maldición se convierte en verdugo, un ser condenado a sembrar el caos y la destrucción. Junto con estas criaturas, otras como demonios o sirenas campan a sus anchas por este pintoresco mundo al que Nesa Costas ha dado vida.
La novela nos sitúa en la actualidad en el mismo pueblo en el que todo
comenzó tiempo ago. Hasta aquí, nada rompedor ni mínimamente
original: adolescentes, un pueblo y seres sobrenaturales. ¿Os suena de
algo la trama? Sin embargo, son las múltiples subtramas familiares, sociales,
afectivas, sentimentales (sobre todo estas últimas) …las que me han
enganchado.
Los acontecimientos son narrados en tercera persona a
través de multiperspectiva, siendo tres o cuatro las voces
predominantes pero otras tantas las secundarias. El uso de esta técnica se me
antoja muy acertada para esta historia pues no solo consigue que el lector
acabe empatizando con casi todos los personajes, sino que hace que conozca los
sucesos desde un punto de vista más amplio.
Los personajes son numerosos y al principio sus apariciones resultan un tanto clichés o tópicas, dando la ilusión de la que la autora ha encajado a cada uno de ellos en un rol rígido y estereotipado (como, quizás, Tasmi o Toni), sensación que según se va avanzando en la novela se va diluyendo. Los protagonistas son Reyes, Adrián, Saúl y Silvia y gran parte de la historia se lee a través de las voces de ellos cuatro. Además, estos personajes no solo protagonizan historias individuales sino que entre ellos se relacionan a través de entornos familiares y sociales continuamente, por lo que es siempre la misma trama general la que se está planteando, pero desde distintos puntos de vista. Al final, son la construcción y la evolución de estos personajes lo que más sobresale de la novela.
De tales evoluciones, la de Saúl me ha resultado la más notable. Me ha cautivado este personaje por cómo actúa ante sus conflictos familiares y ante sus traumas del pasado, por cómo se levanta ante unas responsabilidades impuestas, por su enigmática relación con Inés y, en definitiva, por cómo se enfrenta al mundo.
Hay un matiz que, en mi opinión, distingue a un escritor decente de uno no tan bueno; una habilidad que, desafortunadamente, considero un escollo insalvable si no se tiene y se quiere ser escritor. Me refiero al saber escribir teniendo en cuenta la correspondencia de los perfiles lingüísticos de los personajes con sus voces narrativas: la forma de hablar y pensar de cada persona difiere de las demás en función de su bagaje cultural, pasado familiar, entorno profesional, posición social, condición económica, etc. Creo (y como correctora profesional cada vez estoy más segura) que hacer esto bien depende sobremanera de la empatía empleada por cada autor en cada obra.
El caso es que Nesa lo hace muy bien: se desprende de la lectura un toque canalla y fresco si leemos a Saúl, un cariz juvenil y desenfadado si leemos a Reyes, un matiz inseguro si leemos a Carlos, un tono valiente si leemos a Toni, un carácter maduro y experimentado si leemos a Silvia (madre de Reyes) …etc. Chapéu. La autora crea tal halo de realidad al transmitir los pensamientos o palabras de cada una de las voces que los elementos sobrenaturales y la ambientación (un entorno rural gallego) pasan a un segundo plano por completo.
La prosa de la autora es ligera y sencilla, sin presencia de dejes poéticos (nada más allá de la propia profecía) o fragmentos dominados por la reflexión. Por su parte, el ritmo de lectura es ágil, algo causado por la presencia de muchos diálogos y por la fragmentación de la obra en capítulos cortos. Pero, también, me gustaría destacar el timing o velocidad del relato, la tensión del conflicto, el elemento que hace que no puedas soltar el libro: la maldición actúa como una olla a punto de explotar hacia la que, mientras el lector lee, los personajes caminan inexorablemente. No puedes dejar de leer porque el reloj avanza, porque sabes que algo va a pasar aun si tener muy claro el qué, porque todo te dirige a un escenario inexplorado y no quieres perdértelo ni dejarlo para mañana.
En conclusión, La maldición del verdugo es una obra imprescindible dentro del ámbito juvenil fantástico del panorama literario nacional que van a adorar todos los lectores que disfrutaron de sagas como The Raven Boys o Cazadores de Sombras.
¡Hola!
¡Qué reseña más fántastica! Minuciosa y muy cuidada. No sabes la alegría que acabas de darme. Me alegra mucho también que te haya gustado la novela.
Sobre todo, muchísimas gracias por haberle dado una oportunidad a esta historia.
¡Un abrazo!
Me has convencido, voy a dar la oportunidad a la novela, sobre todo por este punto: “escribir teniendo en cuenta la correspondencia de los perfiles lingüísticos de los personajes con sus voces narrativas”. Es algo que ayuda mucho a la inmersión y que por desgracia escasea, sobre todo si tenemos en cuenta algunas traducciones que rondan en el mercado.