Aves del paraíso es una novela muy bella, hermosa y terrible, como un poema largo, fronterizo, lírico como un lirismo seco. Como los buenos haikus es efímero pero su recuerdo perdura durante mucho tiempo.
Siendo un libro breve es un gran libro, de los más extraordinarios que se puedan leer este año. Con una textura entre lo que es la poesía y la narrativa, Luisa Etxenike ha encontrado una manera inteligente de sintetizar ambas en lo que incluso pudiera llamarse una novela negra dado que cuenta con un muerto y un asesino. Una pequeña obra en la que no sobra absolutamente nada, en la que la autora ha conseguido reducir una historia terrible y trascendente a la medula, al meollo de lo que se está contando. Y en que al focalizarse en el hombre que lo protagoniza elige un punto de vista sin efectismo ni trucos, desnudo y con elegancia.
Es esta la historia de un hombre que regresa a su casa cuando en su vida todo se ha venido abajo de una manera aparatosa. Y en esa caída está tan implicado él, como su familia, como la sociedad vasca. Luisa Etxenike realiza un viaje que va desde lo muy abstracto a lo muy concreto, a lo específico. Habitado por muchas metáforas Aves del Paraíso cuenta con frases que se meten en la mente cómo latigazos: “No había blandura en ninguna parte” , “Algunos vivían de vigilar y otros morían de ser vigilados” “Hay una diferencia entre la culpa y la vergüenza, la culpa se negocia, la vergüenza es un acontecimiento individual”
“No había blandura en ninguna parte”
“Algunos vivían de vigilar y otros morían de ser vigilados”
Al narrar sobre el terrorismo vasco existe el riesgo de reducir ese tiempo a su faceta más material, asesinos y asesinados. El terrorismo no fue solo eso, si no una especie de neblina que se expande por todo y contamina todo: la política la amistad, la confianza, la legalidad y la convivencia. Rompe la solidaridad común entre ellos y nosotros. Y en una sociedad rota o una no- sociedad, destruye los vínculos que hace a sus miembros como componentes reconocibles de un mismo proyecto. Por eso quizás la forma mejor de enfrentarse a esas cosas sea la literatura y arte y no desde la política
Para la autora ha sido muy difícil encontrar las palabras para hablar del terrorismo dentro de la literatura pues aparentemente son las mismas que para el discurso político. Hay que hacer las preguntas correctas y acercarse al entorno de los victimarios para ser capaz de contarlo. Con un escueto estilo, marca de la casa, con la palabra justa y esencial, se narra en Aves del paraíso la sociedad del silencio mediante un personaje callado cuyo lenguaje y estilo acompaña su evolución. Es un personaje solo enfrente de la realidad del terrorismo. Es una Metáfora de todas las personas individualmente enfrentadas al terrorismo vasco.
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1 comentario en «Aves del paraíso, una metáfora de la sociedad vasca frente al terrorismo»
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