“Hoy, al despertarme de una breve siesta, el hombre sin rostro estaba frente a mi. Se había sentado en una silla delante del sofá donde yo dormía y me miraba fijamente con sus ojos imaginarios en un rostro inexistente”.
La publicación de una nueva novela de Haruki Murakami siempre causa cierto revuelo. Es cierto que en España, entre la demora de sus primeras obras y las reediciones ilustradas, no somos tan conscientes de la espera entre título y título, pero, aún así, muchos son los que corren a las librerías. Hoy traigo a mi estantería virtual su último título, se trata de La muerte del comendador.
Conocemos a un narrador sin nombre con talento para ser artista y de profesión retratista que, a sus treinta y tantos años, lleva una vida anodina. En el momento en que le conocemos su mujer le deja, y decide comenzar un viaje a ninguna parte en coche, utilizando este camino para reflexionar. Sin embargo, la espalda y el cerebro hacen que su viaje termine y nuestro protagonista se encuentra de pronto viendo en una vieja cabaña que pertenece al padre, artista también, demenciado de un amigo. En esa casa remota se encontrará con un vecino muy peculiar llamado Menshiki, un cuadro titulado “Killing Commendadore”, la historia de una niña y un mundo al que llega tras una suerte de campana.
Dicen que La muerte del comendador es un homenaje personal del autor a El gran Gatsby, libro que entusiasma a Murakami. No lo pongo en duda, de hecho, me encontré reconociendo el homenaje en la escena en que conocemos al vecino, descubrimos que es millonario y excéntrico (aunque este no de fiestas, en realidad prefiere desaparecer de la parte pública) y también asistí a como ese reconocimiento se escurría de entre mis dedos a medida que la irrealidad irrumpía en la novela de Murakami, casi tomándola durante la segunta mitad del libro.
Murakami es un autor capaz de planchar camisas durante páginas y páginas y también capaz de crear mundos irreales a partir de una simple marca en la piel, casi como Alicia a través del espejo. Bien, pues en este libro mezcla ambas cosas, de tal modo que comenzamos en la realidad y conocemos al protagonista, que es abandonado por una mujer a la que eligió mas por recordarle a su hermana que por amor, viaja, da clases de arte y se acuesta con un par de mujeres en relaciones nada entusiastas, conoce vecinos, pinta, mira o no mira senos… y mientras todo eso sucede somos consciente de que algo acecha en esa cabaña, y es la irrealidad, que parece esperar al protagonista para engullirle y junto a él también al lector.
El lector de Murakami encontrará sus habituales: desde el hombre casado, hastiado cansado al que tampoco parece importarle su propio hastío con tal de no moverse, hasta los deseos, la sexualidad y sexualización, el arte y en esta novela la música, ya que el cuadro que marcará su vida representa una escena de Don Giovanni y una melodía será la que le conduzca al templete. En la cabaña hay además una colección musical. y es que, poco a poco vamos reconociendo sus temas fetiche de aparición asegurada, y también esa tendencia suya a dejarse llevar de repente sin previo aviso por lo irreal.
En este caso, al ser un primer libro, el autor se queda un tanto confuso, esperando que las respuestas lleguen el próximo año en una segunda parte, y eso que confieso me gustan más los libros de Murakami que dejan un pequeño espacio abierto que aquellos que parecen ser cosidos en su final sin fisura alguna proporcionándome más datos de los que me hubiera gustado.
La muerte del comendador es, en definitiva, un libro que encantará a los habituales de este escritor eternamente nombrado en las quinielas del nobel y que este año decidió retirar su nombre de la lista del “Nobel alternativo”, pero que no recomendaría a los no iniciados. No se trata en este caso de si estamos ante un libro entretenido o no, con Murakami, la mayoría de las veces, de lo que hablamos es de la dureza para el lector del ejercicio de comprensión lectora que supone su obra.
Y vosotros, ¿pertenecéis a la legión de seguidores de la obra de Murakami?
El libro es agotadoramente maravilloso. Con eso lo digo todo. Lo de Murakami no tiene nombre. Es simplemente genial… o no. Es y no es. Entra y sale. Y esta y no esta. No se necesita ninguna conclusion. No hay asesinato ni mayordomo final. Es un vaiven literario delicioso
Me desconciertan un par de afirmaciones que me gustaría me aclarara.
1.- ¿Que se entiende por “no iniciado”? Se supone que la frase correcta debería ser: “pero que no recomendaría a los (lectores) no iniciados. ¿Es, por tanto necesario algún rito iniciático en particular para apreciar la escritura de Murakami?
2.- Afirma a continuación que “No se trata en este caso de si estamos ante un libro entretenido o no, con Murakami, la mayoría de las veces, de lo que hablamos es de la dureza para el lector del ejercicio de comprensión lectora que supone su obra”. ¿Seguro que la escritura de Murakami es especialmente difícil de entender? Seguramente si el libro está en japonés y desconocemos el idioma esa afirmación tenga algo de cierto, pero con el libro en castellano ¡hasta los gallegos lo entendemos sin dificultad!
Difícil de entender es la poesía de Calderón pero no la prosa de este, para mi gusto, muy supervalorado escritor.
Recientemente he comenzado un blogg, la información de tu web me proporciona mucha informacion. Gracias por todo tu tiempo y trabajo.
Saludos
Es el primer libro que leo de este autor. Me apetece mucho por el revuelo que ha suscitado y las buenas criticas. A ver que tal
Hola,
Mira, yo soy un fan de Murakami. Me he leído todos sus libros, cuando digo todos, digo todos.
No soy un gran lector de esos que devoran libros. Al revés, me cuesta concentrarme algo y eso hace que lea ocasionalmente, unas temporadas más que otras eso sí. Gracias al e-reader, curiosamente y contrapronóstico puedo leer mucho más rápido
Pero el tema es que Murakami es otra cosa. Te engancha y no te suelta. Comprime en cada uno de sus libros la esencia japonesa, esa que no hace falta repetir si te lees solo un libro de él.
Acabo de leer La muerte del comentador y mira, me gusta pero me ha parecido flojito, sobre todo a medida que se acercaba el final. Se nota que recurre a lo fácil, que si el viaje con peligros del héroe, su travesía en el desierto, que si el correlato de la niña hiperdescriptvio como siempre que me encanta, que si el tiempo pasa y no quiero saber nada más de todos y tengo una hija que igual no es mía pero me da igual…
No sé, es como cuando te quieres despedir de alguien por teléfono o por la calle y dice “ya hablamos que tengo prisa”.
Muy repetitivo con los significados de los cuadros, de si tal o cual personaje etc etc. Mucho.
No creo por otra parte, que sea difícil para “no iniciados” como dices. Al revés, es muy sencillo. Yo empecé con 1Q84 y fue mucho más complejo que este por ej. Para no iniciados están otros como La caza del carnero salvaje o Crónica del mundo, esos sí, pero este?
Un saludo
Libro pretenciosos, largo, pesado, y, aveces, bordeando lo ridículo.