Caída libre es una novela actual, fresca y dinámica que muestra como la vida puede arrojarnos al vacío pero seguir ofreciéndonos segundas oportunidades.
Esta es la historia de tres mujeres en estado crítico: Ángela, Carolina y Luisa cuyas circunstancias personales las pondrán contra la pared pero que sabrán de forma valiente y colaboradora revertirlas para lograr recuperar la sonrisa. Una novela por y para mujeres ganadora del Premio Marta de Mont Marçal 2018.
“Son las ocho de la mañana del último jueves de marzo en Barcelona. Tres mujeres caminan a paso rápido por el paseo de Gracia. No se conocen. Si alguien —un ángel, una vidente, una inteligencia artificial— dijera a esas tres mujeres que a partir de ese momento sus vidas se cruzarán de forma isiguientericable, que todos los planes que han hecho para esa jornada son parte de otro plan, mayor y más oscuro, donde deberán apostárselo todo a una carta, no le creerían. Pero ese jueves de marzo todavía no lo saben.”
Ángela
Angela trabaja como editora en Ediciones de Abril. Se encarga de un sello de no-ficción y de ensayo y divulgación que ha vivido tiempos mejores; la tranquilidad ee su trabajo tiene los días contados. Su jefe Jorge Bauza la tiene machacada con las previsiones de ventas y sabe que su asiento se tambalea cada vez más.
“Si no llegamos a objetivos, tendremos que plantearnos qué hacemos con tu sello.”
Ángela ha superado la barrera de los cincuenta y se adentra en la menopausia. Ha enviudado dos años ago dado que su amor de toda la vida, Marc, la dejo cuando a él le dio un infarto. La hija de ambos, Cecilia, convive con ella, pero el momento de independizarse está a la vuelta de la esquina.
En medio de este panorama aparece Roberto Iglesias, un compañero de la facultad al que los años han maltratado. Una cita absurda con él destapa la caja de los truenos. Su antiguo compañero ha sido un afamado promotor que ahora, con las vacas flacas, dice estar perseguido por la mafia rusa.
Cuando Ángela vuelve a ser presionada por su jefe para sacar un bombazo editorial se le enciende la bombilla ¿no tendrá algún viso de realidad la historia de Iglesias y podrá plasmarse en un libro? Cuando Roberto le comenta que ya lo tiene escrito Ángela ve allí su tabla de salvación.
Bauzá, su jefe, está de acuerdo con la condición de que el autor sea la figura visible de la promoción. Pero una semana antes de salir a la venta Los prestamistas, que así es como se llama el libro, Roberto Iglesias desaparece. Para encontrarlo, deberá adentrarse en el mundo de las mafias inmobiliarias de la mano del comisario Jotapé Castillejos.
Ángela entra en cada libre.
Carolina
Carolina es una alta ejecutiva de Alimex, una multinacional de productos de alimentación. En el horizonte está la jubilación de director ejecutivo para España de la compañía, y solo hay dos candidatos, un atractivo alemán llamado Geier y la propia Carolina. Ella se sabe preparada para el puesto pero tendrá que competir con uñas y dientes, y sobre todo, no cometer ningún fallo.
“Carolina es una mujer grande en un cuerpo muy pequeño, con unas tetas muy bien puestas. “
En su vida privada es una mujer liberada que busca en el sexo el contrapunto de su trabajo. Sin compromiso, sin control, sin límites las relaciones esporádicas con buenos amantes son su realidad. Cuando conoce al Presidiario, como ella lo llama, encuentra lo que ella busca, un hombre rudo y soez que sin complejos le da toda la caña que ella necesita.
Cada vez más brusco, el Presidiario acaba por agotarla, pero comienza el acoso por seguir manteniendo relaciones con ella. Hasta que un error de Carolina permite que el Presidiario conozca su lugar de trabajo y de residencia. A partir de ese momento el acoso se convierte en chantaje por unas fotos comprometedoras. Si las ven en Alimex toda su carrera se vendrá abajo.
Carolina está en caída libre.
Luisa
Luisa no lleva una buena vida. Cuando se quedó embarazada de Danny, su actual novio, se forjó la leyenda de que había abandonado a su marido Jaime y a su hijo Gabriel. El problema es que su exmarido sigue siendo el jefe de su departamento en el Centro de Cultura en el que trabaja. El Mobbing se masca en el ambiente.
“El rumor en expansión de que era una calentorra que se había fugado con un melenudo la dejó malparada.”
Ahora ella y Danny intentan sobrevivir con Gabriel y su nueva hija Lola en un pisito alquilado en el barrio de Gracia. Si las cosas ya van mal, se ponen peor cuando la Gorda Sebosa, la nueva mujer de su ex, se empecina en litigar por la custodia y la pensión de Gabriel. Sin medios para contender en los tribunales y amargada día a día Luisa está en cada libre.
El barrio de Gracia
Ángela, Carolina y Luisa viven cerca, dentro del barrio de Gracia y comenzarán a relacionarse gracias al centro de estética de Merche. Cuando las tres comiencen a combinar sus sinergias quizás reviertan sus situaciones.
La PA de Irina la rusa
Una linea argumental paralela a estas tres presentará a una nueva mujer de armas tomas: Mía Simó. Ella representa el retrato robot perfecto de una asistente personal, mejor abreviado en inglés «PA» y pronunciado pi ei, siempre en segundo plano, a las órdenes de unos clientes cuya vida simplificaba en todos sus detalles, los prácticos, los banales e incluso los obscenamente absurdos. A cualquier precio. Los Tkachenko habían sido sus primeros clientes high-net-worth privados y hasta la fecha los únicos.
Poco a poco iremos averiguando que relación guarda con nuestras tres mujeres pero también ella se verá contra las cuerdas y tendrá que tomar decisiones muy arriesgadas.
La sinopsis
Tres mujeres que sabían adonde iban pero que por el camino pierden el pie. Cada una se adentra en su crisis con mucho miedo pero con más humor, viendo en cada calamidad que les sucede una oportunidad de levantarse, sabiendo que solo colaborando entre las tres saldrán adelante.
Con un punto de vista positivo Neus Arques demuestra que existe la salida de la crisis personal y socioeconómica. Y que esa salida es cosa de mujeres, de mujeres valientes y arriesgadas, que con sus miedos a cuestas saben seguir luchando por ellas y por sus intereses.
Cómo son las protagonistas en palabras de la autora
Ángela sobresalía por altura allá donde fuera, En la Universidad la llamaban la Jirafa. Maldita barriga. Con la menopausia su cintura se había transformado en un flotador. Nadie, repito, nadie, la había preparado para la menopausia. De eso no se habla, vamos. ¿A quién interesan los sofocos o la caída de los pechos? Jamás se había planteado que «menopáusica» y «viuda» se constituirían en dos condiciones que la definirían como mujer, pero así era.
¡Solo le faltaba la mafia rusa! Como si no tuviese que tragar con su propia mafia: los nuevos jefes, los objetivos de venta, la necesidad perentoria de colocar sus obras en librerías so pena de despido. Y si la echaban, ¿dónde iba una viuda menopáusica con los pechos caídos a encontrar trabajo?: «Caray, la de vueltas que da la vida». Ángela no necesitaba más emociones fuertes en su vida: le bastaba con la amenaza persistente de despido.
Carolina se encerró en el lavabo y escuchó otra vez el mensaje. Ese tipo la ponía a mil. ¿En qué narices estaría pensando cuando le dio su número de teléfono? Bueno, quedaba claro. Estaba pensando en su polla.
«Zorrita, ¡qué callada estás! ¿Qué pasa? ¿Ya no tienes hambre? Pues yo sí, zorra, así que ya me estás llamando, que la tengo muy dura y se me acaba la paciencia.»
A Carolina le gustaba el sexo con desconocidos, cuanto más desconocidos mejor; sentirse anónima, dejarse llevar y, por una vez, no tener que ser quien tomara las decisiones. Era consciente de que tenía que protegerse. Su patrón sexual no era mayoritario. Por eso lo mantenía oculto, y más en vísperas de una promoción profesional como la que se avecinaba.
Luisa todavía no se creía que hubiera sido capaz de dejar a su marido para irse con su primer y único lío extramatrimonial. Luisa, con su pelo corto y el rostro en tensión, era lo opuesto a una groupie. Danny, el melenudo rockero estaba coladito por la chati, eso sí, y le pegaba unos besos que pa´qué y ella le respondía con arrobo, aunque cualquiera diría que se moría de la vergüenza. Luisa nunca había sido muy nocturna, pero ahora se le había metido entre ceja y ceja que los dos tenían que salir juntos una noche a la semana, aunque fuera un falafel a medias, y «dedicarse tiempo».
Los hombres ¡ay, los hombres!
Ángela y el inspector Castillejos
Irresistible. Eso fue lo que el inspector Castillejos le pareció a Ángela cuando entró en la dependencia policial. Los ojos, de un verde desleído, se inclinaban ligeramente hacia abajo dándole un aire de tristeza enfatizado por una nariz aguileña que desembocaba en unos labios carnosos. Esos labios abortaban cualquier idea de sobriedad y negrura. Eran labios diseñados para morder, para besar, para cualquier acto placentero. La sobresaltó además el intenso olor a perfume masculino que impregnaba el despacho. Castillejos tenía un imán sensual y lo sabía.
Carolina y el Presidiario
A Raúl lo conoció en un portal de relaciones esporádicas. Le llamó la atención la foto. El tipo parecía un Presidiario; de ahí el mote. Una calva notable ponía de relieve la forma sinuosa de su cráneo. Entrecerraba sus ojos negros con facilidad; plegaba los labios en un rictus que pasaba de lo soso a lo soez en un instante. Un rostro como aquel delataba una vida intensa o una vida doble. Cuando se encontraron, a Carolina le sorprendió que la foto y la realidad fueran tan similares. En esos foros nadie jamás, ella la primera, publicaba fotos reconocibles. Pero el hombre que decía llamarse Raúl no se andaba con chiquitas. Quedaron en un bar anodino y en cuanto entró, él la miró de arriba abajo y le soltó sin más: «Vaya tetas tienes, tía. Vámonos, que aquí hay hambre». La llevó al coche, que tenía aparcado en un callejón cercano, y cuando Carolina le preguntó dónde iban, se bajó la cremallera.
Luisa y su Danny
Danny llevaba muchos años viviendo de noche y no lograba despertarse a una hora razonable. Él era roquero, pero un respeto, oiga. Danny no podía permitirse comprar. Sus ingresos como periodista autónomo eran erráticos y menguantes. Cuando ella ofreció su nómina como aval para la hipoteca, él replicó que de mantenido no iba. Cuando empezó su relación con Danny, la gente la miraba más. Danny era un hombre con un niño dentro que se manifestaba en una rebeldía cariñosa y desprovista de aristas. Le gustaban las mujeres, pero la que más le gustaba era la propia. Le gustaban las motos, la cerveza y la música, pero sobre todo besar a Luisa en la calle y que todo el mundo les mirara.
Neus Arques, la autora
Neus Arques es autora de las novelas Un hombre de pago, Una mujer como tú y Todo tiene un precio, de diversos manuales de comunicación y del ensayo Vive 50 donde planteaba en clave autobiográfica la crisis de los cincuenta, que retoma en Caída libre de la mano de Ángela, su protagonista. Es profesora especializada en Gestión de la visibilidad. Le interesa especialmente el tema de la invisibilidad de las mujeres y de los escritores.
Caída libre
Caída libre es una novela que se lee con una sonrisa en la boca continuamente, que tiene un sentido del humor delicioso que se mantiene hasta en los momentos trágicos. Una obra que reivindica sin aspavientos el papel de la mujer en nuestra sociedad y el apoyo necesario que unas a otras nos debemos darse para seguir luchando en un mundo de hombres. Una lectura rápida, entretenida y con un punto de intriga que se convierte en una delicia a veces y una gran desazón en otras, cuando lo que les pasa a las protagonistas es lo que hemos sentido en carne propia, esos micro o maxi machismos contra los que tenemos que seguir luchando cada día.
Sexo, mobbing, humor, menopausia, niños, persecuciones, líos, agresiones,intrigas, pero sobre todo amor propio y amistad en una novela superactual.
Caída libre es la novela ganadora del Premio Marta de Mont Marçal 2018. Un Premio creado por y para mujeres cuya premisa cumple a la perfección esta obra.