Bevilacqua y Chamorro viajan al Estrecho Una novela que habla de lo que ocurre allí donde nadie mira FECHA DE PUBLICACIÓN 24 de mayo
Bevilacqua y Chamorro viajan al EstrechoUna novela que habla de lo que ocurre allí donde nadie mira
FECHA DE PUBLICACIÓN 24 de mayo
«Proclamo públicamente mi admiración por las novelas de Bevilacqua y Chamorro y expreso mi gratitud a Lorenzo Silva por el placer y las enseñanzas que me han proporcionado sus libros.»
PAUL PRESTON
NOTA DEL AUTOR
Querida/o amiga/o
Fue en la primavera de hace veinte años, la de 1998, cuando apareció en Ediciones Destino la primera novela de la serie de Bevilacqua y Chamorro, El lejano país de los estanques. Escrita en 1995, durante tres años no había encontrado editor, hasta que María Antonia de Miquel, entonces directora literaria de Destino, decidió apostar por ella. Fue el inicio de una larga y hermosa aventura compartida: con la editorial —por la que luego han pasado otros editores—, con miles de lectores y también con muchos libreros en quienes la pareja de investigadores beneméritos y su autor hemos encontrado la mejor y más fecunda de las complicidades.
Han sido veinte años llenos de recompensas, con varios premios literarios de prestigio (desde el Ojo Crítico de ese mismo año para la primera entrega de la serie hasta el Nadal del 2000 y el Planeta del 2012 para El alquimista impaciente y La marca del meridiano, respectivamente), más de dos millones de ejemplares vendidos y traducciones a una decena de lenguas. Diez libros, ocho novelas y ocho historias cortas agrupadas en dos volúmenes, más de 3.000 páginas de una ficción que desde hace años es para mí una especie de obra en marcha, un retrato de mi tiempo y mi lugar a través de la mirada de un guardia civil imprevisto para muchos y hasta para sí mismo que se ha convertido en el mejor de mis testigos.
Para celebrarlo, nada mejor que presentar una nueva novela, que intenta continuar con el espíritu de las anteriores y por tanto se mantiene apegada a la realidad de su tiempo, en un escenario de excepción, el estrecho de Gibraltar, y con una temática que cada día es más insoslayable: la utilización por la delincuencia de ese nuevo territorio de vida y relación que llamamos ciberespacio.
Coincidiendo con ella, Booket lanza una nueva edición en bolsillo de la primera entrega, con un prólogo de Paul Preston que es un privilegio para quien esto escribe y una manera inmejorable, creo, de acercarse a la saga.
En ambos libros hemos puesto los editores y yo toda nuestra ilusión. Ambos los depositamos en tus manos, con la gratitud por el camino recorrido y en la esperanza de seguir compartiendo la aventura con sus verdaderos dueños: los lectores.
Con un abrazo cordial,
DOSSIER DE PRENSA LA NOVELA
Lejos del corazón, la novena novela protagonizada por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro y undécima entrega de la serie, contando los volúmenes de relatos Nadie vale más que otro (2004) y Tantos lobos (2017). Un verdadero tour de force narrativo en el que Lorenzo Silva vuelve a demostrar su maestría, cuando se cumple el 20º Aniversario de la saga, poniendo a los populares agentes de la Benemérita al límite de sus capacidades y llevando las fronteras del género negro siempre un paso más allá.
En este caso, en concreto, completa su habitual y logrado retrato social de la España criminal de las últimas décadas con una osada exploración de vanguardia en las nuevas formas delictivas llamadas a convertirse en el modus operandi por antonomasia del siglo XXI, el cibercrimen. Y, por si fuera poco, desplaza la trama al Campo de Gibraltar, una de las zonas más calientes del panorama criminal de la península, donde paradójicamente los delitos de sangre o violentos están por debajo de la media. Todo ello con su habitual profundidad de miras y el ritmo trepidante que lo caracteriza. Una novela que dará que hablar.
EN UN LUGAR LEJOS DEL CORAZÓN…
«Me gustaba la estampa de vida fugitiva que llevábamos. Temblaba al pensar que sólo me quedaban unos pocos años de saborearla, y eso me empujaba a bebérmela con toda mi alma, a darle cuanto pudiera quedarme, porque no conocía otra manera juiciosa de vivir.»
Con casi 30 años de servicio a cuestas, el subteniente de la Unidad Central de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua, más conocido como Vila entre las filas, comienza a sentir que es prescindible y que el avance de las nuevas generaciones ya lo coloca en un odioso tiempo de descuento, antes de su pase a retiro. En eso comprensiblemente cavila al asistir a la ceremonia de jura de la bandera de su hijo Andrés, que ha seguido sus pasos y se ha unido al cuerpo, contra su criterio, aunque lo enorgullece verlo ahí. Pero una llamada al móvil de su vieja compañera de fatigas, la sargento Virginia Chamorro, lo devuelve a la realidad: aún le queda mucho trecho por recorrer y debe cumplir con su deber.
«Yo había estado ahí, donde ahora estaba él, una fría mañana de casi treinta años ago, formando y dispuesto a jurar una bandera en la que creía como en cualquier otra: más bien poco, o en todo caso menos que la mayoría de mis compañeros. Me pregunté de pronto si mi hijo afrontaba aquello como lo había hecho yo en su día, como una formalidad y con alguna mala conciencia de escéptico infiltrado en la asamblea de los creyentes… »
En la zona del Campo de Gibraltar, un joven informático de veinticinco años ha desaparecido hace casi 48 horas. Hay testigos que afirman haber visto como dos hombres lo abordaban en plena calle y lo introducían a la fuerza en el BMW de alta gama. Cuando su familia denuncia la desaparición del informático ya ha pasado demasiado tiempo y además han cometido el peor error que se puede cometer en un supuesto caso de secuestro: han seguido las instrucciones de los captores a pie juntillas, sin llamar a la policía, pagando sin rechistar la abultada suma exigida. 120.000 euros en efectivo que han dejado en un espigón del Estrecho
Vila y Chamorro se desplazan hasta Algeciras junto a todo su equipo: la cabo primero Salgado, el cabo Arnau y la agente Lucía, y cuando comienzan las investigaciones ya han pasado tres valiosos días y el rehén sigue sin aparecer, lo que hace temer lo peor. Y hay más, no sólo porque el caso se las trae y a primera vista no hay cabos sueltos por donde comenzar a tirar, sino porque además la víctima, Crístofer González, tiene antecedentes por delitos informáticos y dos causas abiertas a la espera de sentencia, junto a su socio y mano derecha, el también informático Sebastián Carranza.
«–El chaval que no había acabado la carrera, movía dinero, conducía un cochazo y tenía ya por entonces dos empresas dedicadas a servicios informáticos en apariencia inocentes y legales. Siguiendo el rastro de una de ellas, vimos que se había metido ya a lo grande en el cibercrimen.»
Una vez más, Bevilacqua y Chamorro caminan sobre un territorio minado, el Estrecho de Gibraltar. Un microcosmos lejos del corazón donde las leyes son relativas y todo es posible, porque el dinero negro corre a raudales –al ritmo del contrabando de tabaco, la cocaína que desembarca en el puerto y los alijos de hachís que llegan a diario desde Marruecos, sin contar con las evasiones impositivas y la ingeniería financiera al otro lado de la frontera del Peñón de Gibraltar– y el lavado de dinero es una necesidad cotidiana.
«—La omertà de La Línea. Ya contaba yo con ella. En ese pueblo sólo hay una cosa peor que ser madero o picoleto: ser un chivato.»
Allí Vila se reencuentra con un viejo compañero de andanzas en Guipúzcoa, de su época de novato, el capitán Leandro Álamo, que lo llama Gardelito como en los viejos tiempos. Pero no le bastará con la confianza, la cooperación y la complicidad del viejo amigo y el apoyo incondicional de los efectivos a sus órdenes para resolver el caso. Ni siquiera con la asistencia de dos agentes del GDT (Grupo de Delitos Telemáticos) que le envía la Unidad Central de la Benemérita, porque la compleja trama a la que se enfrenta presenta varias ramificaciones que tienen que ver con el narcotráfico, el blanqueo de capitales y la circulación de dinero negro, no sólo a la manera tradicional en el Estrecho y a un lado y otro de la frontera del Peñón de Gibraltar, sino que también se canaliza por doquier a través de la escurridiza criptomoneda de la era digital, el bitcoin.
«Piensa que muchas veces, ni saben a quién están jodiendo, y nunca lo conocen en persona. No hay que lastimar a nadie y todo sucede limpiamente, a golpe de clic. Como dice el refrán: ojos que no ven, corazón que no siente. Y no te cuento ya si te limitas a venderle los datos a quien luego los va a utilizar de forma delictiva.»
UN RECORRIDO POR LOS 20 AÑOS DE
BEVILACQUA Y CHAMORRO
1998 – 2018
20 años después, la serie de Lorenzo Silva suma 2.000.000 lectores y más de 3.000 páginas escritas
El lejano país de los estanques
*Edición conmemorativa con prólogo de Paul Preston
«No es necesario que un hombre crea en Dios o en una patria para seguir viviendo, pero sí le es preciso hacer con su vida algo, lo que sea, que le ayude a no dejar de creer que el tipo que le saluda cada mañana en el espejo del baño merece continuar gastando el aire que respira. Eso era lo poco que pasado el medio siglo creía haber aprendido sobre la condición humana.» Dos décadas han pasado desde que Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro irrumpieran en escena con El lejano país de los estanques (1998) y mucha agua ha corrido desde entonces hasta que acabaran forjando entre ambos una eficiente e indestructible pareja profesional que se ha grabado a fuego en la memoria del lector. Pero no siempre fue así, porque lo que hubo en un principio fue un choque de caracteres y personalidades contrapuestas.Por entonces, el subteniente Bevilacqua era un sargento un tanto pasado de vueltas, cáustico y solitario, que cargaba con una experiencia traumática de tres años de servicio en Guipúzcoa en la lucha contra el terrorismo y una desafortunada peripecia en la policía judicial en Cataluña –de la que luego nos enteraríamos en La marca del meridiano (2012)–, donde cometió algunos errores que acabarían, entre otras cosas, con su matrimonio.
Chamorro era una guardia rasa, joven e inexperta, recién salida de la academia. Gaditana de origen, licenciada en matemática y aficionada a la astronomía, Virginia ya era una Guardia Civil seria y responsable, quizá demasiado, que se identificaba por completo con el espíritu del cuerpo y a su jerarquía militar. De mente analítica y rigurosa en sus procedimientos, Chamorro siempre ha respetado los galones y confía más en la razón que en el instinto. Vila, por el contrario, nacido en Montevideo de padre uruguayo ausente y criado en Carabanchel, es muy poco militarista. Los galones siempre le han incomodado tanto como el uniforme que rara vez viste y su sentido de pertenencia al cuerpo ha sido siempre un tanto difusa. Quizá porque su condición de medio uruguayo ha propiciado en él cierto desapego.
Licenciado en psicología, gran lector de literatura contemporánea e incluso filosofía, Bevilacqua es un aficionado a construir soldados de plomo de ejércitos derrotados que tiene especial debilidad por la música italiana. Entre sus defectos tiene cierta tendencia a la melancolía, a discursear quizá en exceso sobre la vida, a distraerse en lo accesorio en el curso de una investigación y presenta una baja capacidad de compromiso con las relaciones personales, más allá de su deber. Dificultad que comparte con Chamorro, que, por su parte, peca de cierta rigidez y un déficit de mano izquierda a la hora de gestionar las relaciones públicas.
El choque de esas dos personalidades contrapuestas se ha ido atemperando con el correr de los años, complementándose entre la mirada analítica de Chamorro que siempre intenta resolver la incógnita de la ecuación y el retrato psicológico que inconscientemente saca su superior a cuanta persona conozca. Ya a su vez, se han influido para bien mutuamente: él poniendo un poco de orden a su intuición y ella añadiendo olfato a sus deducciones.
Es cierto que han tenido sus momentos difíciles. El armónico ensamblaje de la pareja profesional estuvo a punto de desbaratarse en La niebla y la doncella (2002), cuando Bevilacqua, pese a las advertencias de Chamorro, se lía con una compañera del cuerpo que lo engaña e interfiere de mala manera en el caso que tienen entre manos, pero eso paradójicamente acaba por unirlos aún más. En La estrategia del agua (2010) Vila cae en el desaliento y pierde la fe en su trabajo, pero su compañera le ayuda a sobrellevar la crisis. En La marca del meridiano el protagonista se abre un poco más y le confía a Chamorro parte de su pasado, incluso algunos episodios en Cataluña de los que no puede enorgullecerse. Por su parte, es Chamorro la que atraviesa una crisis en Los cuerpos extraños (2014) al enterarse de que jamás podrá tener hijos y romper con su pareja y es Vila que la ayuda a superarlo.
Así han llegado a la actualidad, en la que el ahora subteniente de 53 años y la sargento de 42 parecen haber encontrado la serenidad, la madurez y su lugar en el mundo en la Unidad Central de la Benemérita. Creen en su trabajo y ambos saben que juntos lo hacen mejor. La relación se ha afianzado por completo, se conocen tanto el uno al otro que ya son incapaces de ofenderse por nada y bajo ninguna situación, por más extrema que sea. Es cierto que una tensión erótica jamás resuelta late allí entre ambos desde el primer día, pero a estas alturas se aprecian y se respetan tanto que para qué estropearlo.
«Pude ver que también en Chamorro hacía mella la fatiga, pero ella tenía once años menos y una condición férrea que yo no me hacía la ilusión de poseer. Con el tiempo y los reveses había llegado a desarrollar, si acaso, una naturaleza elástica, que me permitía soportar todas las presiones y adaptarme a casi cualquier circunstancia, y una carne de perro que cicatrizaba sin excesiva dificultad las dentelladas del existir. Pero no era tan duro como ella: no tenía su capacidad de andar siempre derecha y sin fisuras, sin perjuicio de los desfallecimientos que como cualquier ser humano era inevitable y hasta lícito que se consintiera de vez en cuando.»
CRONOLOGÍA DE UN FENÓMENO
En dos décadas desde el nacimiento de la serie policiaca de los guardias civiles, Lorenzo Silva a acumulado más de 3.000 logradas páginas de género, en once entregas entre novela y relato. Y con ellas ha logrado la proeza de conquistar a más de dos millones de entregados lectores incondicionales. La cronología del fenómeno Bevilacqua y Chamorro es la siguiente:
1998 – El lejano país de los estanques (Novela)
2000 – El alquimista impaciente (Novela)
2002 – La niebla y la doncella (Novela)
2004 – Nadie vale más que otro (Relato)
2005 – La reina sin espejo (Novela)
2010 – La estrategia del agua (Novela)
2012 – La marca del meridiano (Novela)
2014 – Los cuerpos extraños (Novela)
2016 – Donde los escorpiones (Novela)
2017 – Tantos lobos (Relato)
2018 – Lejos del corazón (Novela)
EL AUTOR
Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha escrito, entre otras, las novelas La flaqueza del bolchevique (finalista del Premio Nadal 1997), La sustancia interior, El ángel oculto, El nombre de los nuestros, Carta blanca (Premio Primavera 2004), El blog del inquisidor, Niños feroces, Música para feos, Recordarán tu nombre y la «Trilogía de Getafe» (Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia, El cazador del desierto y La lluvia de París). Es autor de los libros de relatos El déspota adolescente, El hombre que destruía las ilusiones de los niños y Todo por amor y otros relatos criminales, del libro de viajes Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos y de Sereno en el peligro. La aventura histórica de la Guardia Civil (Premio Algaba de Ensayo). Suya es también la serie policíaca protagonizada por los investigadores Bevilacqua y Chamorro, de la que Tantos lobos (2017) es la última entrega, tras El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La marca del meridiano (Premio Planeta 2012) y Los cuerpos extraños (2014), entre otras. Desde noviembre de 2010 es guardia civil honorario.