La oscura luz del sol de medianoche es el segundo thriller histórico de la escritora sueca Cecilia Ekbäck. Su novela de debut, El invierno más largo fue una de las lecturas favoritas de 2015. Consiguió que un gran número de lectores se interesaran por ella en todo el mundo. Ahora, sus lectores anteriores y muchos otros nuevos acogerán emocionados esta nueva obra de lectura totalmente independiente de la anterior, una historia mucho más sutil que El invierno más largo, pero no por ello de menor impacto emocional.
Estocolmo 1855. El Ministro de justicia pide a su hijo adoptivo y yerno, Magnus, mineralogista —o geólogo, como lo llamamos hoy en día— que investigue un crimen sucedido muy al norte, en el monte Blackåsen. Un lapón, uno de los nativos de la región, aparentemente ha asesinado a sangre fría a un sacerdote, a un guarda y a una tercera persona en la casa parroquial. Magnus será el encargado de entrevistarse con él, que se encuentra bajo custodia, e intentar sacar a flote a la verdad.
Este viaje tiene un segundo propósito. El monte Blackåsen alberga unos depósitos de hierro inmensos que la corona sueca ha decidido vender. Si los asesinatos tienen que ver con una rebelión lapona en la zona la operación puede peligrar. Para colmo, los mapas de ese área registrados en el Colegio de Minas sueco han desaparecido y Magnus sospecha que algo raro ha sucedido con ellos.
A punto de partir a Magnus se le asigna una tercera tarea. Tiene que llevarse con él a su cuñada Lovisa -la hija menor del ministro- en el viaje al norte como castigo por una transgresión no especificada.
Así, Magnus y Lovisa comenzarán su aventura, un viaje que les llevará de la tranquila ciudad de Estocolmo a los paisajes vírgenes del norte de Suecia. Magnus fue un niño huérfano educado por el ministro para ser un hombre de bien. Lovisa es una joven rica, incapaz de vivir según las convenciones de la sociedad. Ninguno de los dos está preparado para el viaje, ni para el calor, el misterio, la violencia ni la extraña y cautivadora luz del sol de medianoche, casi perpetua, cuyo brillo solo se apaga menos de una hora por día en el lejano norte.
Biija, conocida como Ester, es la reciente viuda del noiade (chamán sami) lapón Nila. Ella ha dejado su tribu para acampar en la falda del Blackåsen, su tradicional campamento de invierno, después de la muerte de su esposo con el incierto propósito de reconstruir la esencia de su vida con él. La unión de Biija con Magnus (Oso para ella) y con Lovisa (Cría de cuervo) hará de ellos un equipo capaz de enfrentarse al comportamiento extrañamente amenazador de los colonos reacios a hablar. Entre los tres formarán una alianza algo inesperada que tratará de resolver el misterio alrededor de los asesinatos, mientras avanzarán en el trabajo de cartografiar la montaña rica en hierro.
Es esta obra un cuento maravillosamente contado, ambientado en los bosques de Laponia, con un marcado protagonismo del Blackåsen y su escasa población. El paganismo, el cristianismo, la culpa, el prejuicio y la codicia circunscriben los misterios que ocultan tanto los habitantes permanentes -los colonos- como los nómadas lapones. Los oscuros secretos de ambos grupos conducirán a un incierto y atroz desenlace.
Paisaje y misticismo
El Blackåsen ya fue el protagonista de El invierno más largo, ambientada más de un siglo antes de esta obra ¿Qué pasaría con esta montaña con el paso del tiempo? ¿Qué cambiaría en ella? ¿Cuál sería el hilo conductor que uniera a los habitantes de este lugar místico? Es esta una montaña considerada casi sagrada por los lapones que se yergue como juez y parte de las vidas de quienes alberga, indispuesta a revelar sus secretos a los lugareños que la aman tanto como la temen. La autora aborda a la montaña y su naturaleza de un modo distinto, a un nivel más profundo.
Ahora la estación ha cambiado, en lugar del atenazante invierno, estamos en el verano temprano pero el medio resulta igual de agotador. El constante sol impide conciliar el sueño y juega con el comportamiento de los personajes que se encuentran limitados y sometidos al medio, desorientados tanto por el verano como los acontecimientos. La opresiva atmósfera de la pequeña comunidad y su aparentemente maldita montaña se hace notar en cada capítulo de esta novela.
Junto al medio otro eslabón básico es el misticismo, convertido aquí en un animismo casi mágico que resulta complementario del entorno misterioso, pero sometido al racionalismo de la autora. Ella no justifica que sus personajes se apoyen lo espiritual o lo oculto para negar su propia responsabilidad, las cosas malas que suceden a lo largo de la historia han sido ejecutadas por humanos y no por monstruos, y brotan de las debilidades intrínsecas al hombre, no de alguna fuerza de otro mundo. Los lapones cristianizados navegan entre dos aguas y no saben si serán capaces de dejar ago sus ancestrales ritos y creencias para aceptar a este Dios cuyos representantes dejan mucho que desear. ¿Se pueden dejar definitivamente ago las creencias que habían considerado verdaderas o debían llevarlas siempre consigo esa otra forma de vida?
Ambas ideas confluyen en la forma viva de ver al Blackåsen por los lapones y se expresan en los pensamientos de la anciana Biija sobre la forma de analizar la montaña que tiene Magnus:
“Va mirando todas las piedras desnudas y todas las madrigueras. Cava y parte la roca con la piqueta. Dibuja. Cada afloramiento, cada pared de despeñadero, cada arroyo, lo dibuja. Mide las hondonadas y los repechos. Para cuando termine, conocerá la montaña mejor que nadie. La gente no debería mirar los montes de esa manera. Oso (Magnus) va desnudándola, dejándola en evidencia. La desmenuza con la mayor frialdad. A nadie le gusta que le pongan a prueba de esa manera.”
Su lectura
La historia se cuenta desde tres puntos de vista separados en capítulos independientes que comienzan con la inicial de cada personaje: el perseverante y curioso Magnus, la volátil y sensible Lovisa y la anciana y desorientada lapona, Bija.
El sutil retrato del carácter de ellos, es uno de los puntos destacados de la novela, así como el desarrollo del drama íntimo que les abrasa y que se plasma en sus pensamientos, emociones y reacciones. Todos los capítulos están escritos en primera persona porque, como dice la autora “los personajes están todos perdidos de alguna manera y cuando estás perdido, eres “yo”, “aquí” y “ahora”.
El paisaje y la narrativa, el pasado y el presente están en diálogo constante entre sí. Las diferentes voces nos dan sus diferentes perspectivas. Para Magnus la montaña es un recurso. Para Biija es una presencia frecuentemente peligrosa. Para Lovisa es la oportunidad de comenzar de cero.
Dividida a su vez en tres partes, la primera sección tiene un carácter más histórico, mientras la segunda desarrolla el elemento místico que funciona muy bien en la trama. La última sección es indudablemente la más tensa, la que desarrolla el thriller a fondo y lo lleva hasta el límite.
La prosa es fluida, evocadora y solemne, muchas veces poética y con una corriente espiritual que calma al lector pese a la tensión del argumento. La novela está construida con oraciones que capturan la esencia de los lugares que están tan lejos, al norte, con un sol que apenas tiene tiempo de ponerse antes de levantarse de nuevo:
“Me quedo un rato largo en la ventana, en esta tarde plateada que no quiere acabar. Qué delicia vivir con días que lo único que hacen es suavizarse antes de volver a convertirse en días de pleno derecho.”
Magnus Stille
Hijo adoptivo del Ministro de justicia quien lo acogió a tierna edad. Una cicatriz cruza su cara formando un zigzag profundo que le bordea el ojo izquierdo y desemboca en su mejilla, haciendo que cualquiera que lo conozca se le quede mirando. Ha sido educado para ser un hombre de pro y representa a los hombres de ciencia, personas «sin pedigrí» pero de éxito, perfilado por la autora con la idea de que representara lo que esa sociedad tenía de «nuevo». Casado, con tres hijos, siempre que descubre algo nuevo o reflexiona ve a su hija mayor Harriet en la circunstancia como si fuera la protagonista o preguntándose ¿Qué voy a contarle a mi hija?
Magnus no puede dormir con la casi constante luz del día. A su vez está excitado y se siente atribulado por su entorno, pero sigue adelante, impulsado a investigar más de lo que en última instancia es saludable para él.
Es el personaje más serio y eficaz de la obra. Un seguro a todo riesgo de hombre que por el contrario es el más sensible de los tres narradores. Es la persona que a todos nos gustaría tener al lado cuando pasamos por problemas.
Lovisa Rosenblad
Lovisa es la hija pequeña del Ministro de justicia, cuñada a su vez de Magnus. Es una mujer independiente que parece ser una carga en lugar de una compañera. Poco a poco vamos entendiendo más de su vida en casa, de la cual ha sido expulsada y el por qué es una persona tan arisca y gruñona.
Es el personaje que más evolución sufre durante la trama desde ser un estorbo callado e insidioso hasta ser la clave para la resolución de los misterios cuando decide involucrarse en ellos. Ella, cuya personalidad conflictiva se manifiesta en una leve cleptomanía, comienza a vivir en libertad por primera vez.
Orgullosa, privilegiada, necesitada de mimos y bastante narcisista de origen es el personaje más desagradable. Sin embargo bajo las privaciones del entorno su orgullo se manifiesta como una determinación para tener éxito, y convierte su perseverancia en admirable. Al final el lector consigue encariñarse con ella.
Biija (Ester)
Biija, es una anciana lapona con sus propios secretos que se van desentrañando a medida que avanza el libro. Ella, como Magnus, tiene una voz sosegada, pero debido a sus secretos, sus capítulos resultar premonitorios y amenazadores.
Parte de la tribu sami, su naturaleza nómada se traduce en una despreocupación por las posesiones materiales. Ella es tranquila y observadora, y es capaz de ser perspicaz y discernidora viendo más allá de lo evidente. A través de Biija, el lector puede analizar el punto de encuentro de las dos culturas, lapona y sueca, y las consecuencias inevitables de esa unión, o más bien de ese choque. Resultan encantadores los sobrenombres que otorga a todos los personajes según sus características: Oso, Cría de Cuervo, Santa, Cazador, Centinela. Solitario
Ella está perturbada por la muerte de su marido Nila en extrañas circunstancias. Tras toda una vida de guiar a su tribu se niega obstinadamente a formar a su sucesor y a abandonar las creencias animistas para integrarse en el cristianismo, lo que le provoca el conflicto con su propio pueblo. Biija acampa a la falda del Blackåsen intentando hallar la verdad.
La oscura luz del sol de medianoche
La oscura luz del sol de medianoche es una historia que avanza lentamente dejando huella en el lector con cada capítulo señalando que algo inquietante va tomando forma sin saber de dónde viene ni qué es. Los personajes, el escenario y la trama se combinan para producir un libro que es difícil de olvidar y un final en el que pensar durante mucho tiempo, pues no solo resuelve de forma contundente la trama principal sino otras que el lector no ha ido percibiendo como misterios durante su lectura.
Capa tras capa la codicia, el mal y el misticismo se revelan gradualmente. Los temas se van sucediendo en esas capas: la sociedad cerrada de la aldea remota, la vuelta a la antigua religión de los Samis, los secretos ocultos de los aldeanos que se unen en un final dramático y emocionante, la xenofobia hacia las minorías, la vergüenza de los poderosos al ver las nuevas generaciones, la hipocresía de un viejo sistema que se cae a pedazos. Todo tan inevitablemente humano que los protagonistas se ven incapaces de escapar a su destino.
Un tapiz de vidas hermosamente escrito. Una novela reflexiva, tensa y meticulosamente construida. Un auténtico thriller histórico de alto nivel que eleva a Cecilia Ekbäck como la reina del género de suspense histórico escandinavo.